Operativo antinarco en varios sitios de Brasil: 60 arrestados
Eleonora Gosman
Clarín
30/10/09
Entre las operaciones "Perla" y "Triángulo", la Policía Federal brasileña puso el miércoles en acción, en forma simultánea, a 210 de sus mejores agentes en 9 estados brasileños. Semejante movilización tuvo puntos bien distantes de las favelas cariocas: esta vez apuntó a las cabezas importantes del narcotráfico y del contrabando de armas, aquellas que viven en barrios elegantes y no en suburbios marginales. Fueron detenidos 60 "peces gordos", aunque sus nombres permanecían hasta anoche en secreto.
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El vasto despliegue de las fuerzas federales de seguridad coincidió con la visita del presidente Lula da Silva a Río de Janeiro, donde compartió con el gobernador fluminense Sergio Cabral, un aliado suyo de primera línea, la inauguración de obras justamente de la Villa Olímpica. El jefe de Estado brasileño reiteró lo que ya había mencionado Cabral: no es posible terminar rápidamente con la violencia en Río. Es una llaga que abierta desde hace más de 30 años, recordó. Para Lula, los delincuentes son "anormales" y cuando se "batalla contra gente anormal es una ilusión pensar que es fácil enfrentar una banda delictiva organizada. Se requiere invertir en inteligencia". Si las favelas cariocas tuvieron el romanticismo de ser las sedes de las principales "escolas do samba" ahora ese halo se pierde por la violencia. "El narcotráfico hoy es una realidad y con él no hay poema".
El gran rastrillo de la Federal entre las dos grandes operaciones del miércoles apuntó a descabezar los grupos que actuaban en las fronteras de Brasil con Paraguay, Colombia y Bolivia. De allí se distribuian drogas y armas a cinco estados brasileños: Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso, Mato Grosso del Sur y Bahía. El segundo objetivo fue desmontar una mafia comandada desde la prisión por un hombre que desde hace 7 años habita una celda del Complejo Penitenciario de Goiás. Según las autoridades policiales, durante tres años el personaje cambió 50 veces de aparato celular para hacer llamados "seguros" desde su lugar de reclusión.
Como la Federal cuenta con toda parafernalia tecnológica de esta época pudieron interceptar las comunicaciones e identificar otros miembros de la banda. En esta fase del operativo fueron detenidas 22 personas y secuestrados numerosas automóviles de lujo. Los presos vivían en varios estados provinciales e inclusive en la capital federal de Brasil.
De acuerdo con fuentes policiales, las investigaciones comenzaron en diciembre de 2008. El seguimiento de los capos y de sus secuaces permitió trazar la ruta del tráfico de cocaína dentro del territorio brasileño. El material se compra en Colombia y continúa su camino hacia dos destinos: Pará, provincia del noreste brasileño, y Surinam. El producto refinado de la coca se vende en Brasil pero también se exporta a Estados Unidos y Europa.
En la represión del tráfico internacional, la Policía Federal arrestó a 24 personas que manejaban el negocio desde Goiás, Tocantins, San Pablo, Minas Gerias, Pará, Ceará y el Distrito Federal. Uno de los sospechosos detenidos ya tenía una condena previa por narcotráfico, precisamente por sus vínculos con un mafioso de Surinam. Otros miembros de ese grupo actuaban en el lavado de dinero y en el apoyo logístico al contrabando de drogas y armas.
El presidente Lula da Silva sabe, como es obvio, que la violencia en Río puede tener un impacto indeseado en la ciudad que será sede del mundial de fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016. Para él algo se movió por detrás de las cortinas del escenario que dio lugar al rebrote de una guerra que parecía amenguar desde fines del año pasado. Lula considera que la violencia desatada hace algunos días no es exclusiva de la capital carioca. "Sin embargo, en Río la repercusión de los hechos es enorme".
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