El Imperio mediático y una semana movida para Obama
IAR Noticias
21/09/09
Con su imagen por el suelo, jaqueado en diversos frentes internos y externos, Obama decidió utilizar el marketing televisivo como si estuviera en campaña electoral. En solo horas, batió el record de entrevistas televisivas que concedió un presidente norteamericano.
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Antes de iniciar una semana decisiva para su política exterior, con su participación en la cumbre del G-20 y en la Asamblea General de la ONU, el presidente imperial USA, Barack Obama, como si estuviera en campaña electoral, encaró una ofensiva mediática sin precedentes, con un récord de cinco entrevistas televisivas en una misma mañana, como respuesta a lo que considera una embestida conservadora contra su gobierno.
Obama dio entrevistas a los programas dominicales de las cadenas ABC, NBC, CBS, CNN y a la de habla hispana Univisión, con el principal objetivo de recuperar terreno (al menos mediático) en el debate por la reforma del sistema de salud boicoteada por sectores demócratas y republicanos.
Hace siete meses, con el acceso de Barack Obama a la presidencia de EEUU, se desarrolló una campaña mediática destinada a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista imperial, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se podía recrear a sí misma generando nuevas expectativas y cambios "democráticos" de política a nivel mundial.
En la realidad, la popularidad de Obama (igual que la economía imperial) ya ingresó en recesión: En sólo siete meses de gestión su imagen presidencial bajó casi 22 puntos porcentuales desde que asumiera en la Casa Blanca.
En tanto, sus políticas ya movilizaron la semana pasada una manifestación masiva en su contra en Washington, los republicanos (y algunos demócratas) boicotean en el Congreso por "socialista" su proyecto clave de reforma de la salud, organizaciones civiles y de derechos humanos que lo apoyaron ahora lo critican por su continuismo con las políticas belicistas y "antiterroristas", y los sectores ultra conservadores lo acusan de "inútil e irresponsable" y de poner en riesgo la seguridad de EEUU, mientras que los halcones israelíes lo acusan de "peligrosa blandura" con Irán y el islamismo fundamentalista.
En la semana que ingresa, el gerente negro del imperio estadounidense afronta una agenda muy movida, en la que hará su primera visita a la ONU, tratará de dar un nuevo impulso al proceso de paz en Oriente Medio y presidirá la cumbre del G20.
Además, tras unas semanas centrado en la reforma sanitaria de EEUU, Obama tendrá que pelear asuntos como el cambio climático, la proliferación nuclear o la regulación financiera.
La Casa Blanca destinará una atención especial a las reuniones que mantendrá el martes con el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abás, para tratar de relanzar el proceso de paz en Oriente Medio.
Obama se reunirá por separado con cada uno de ellos y después mantendrá una trilateral el martes, en una serie de encuentros de la que no se esperan anuncios pero que en sí misma representa un progreso, apenas cinco meses después del regreso al poder de Netanyahu.
El programa nuclear iraní también acaparará la atención. EEUU presiona a Irán para que acepte la oferta de "diálogo" del Grupo de los Seis, compuesto por EEUU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, tiene previsto participar en una reunión ministerial del G6 esta semana.
Obama, que viaja este lunes a Nueva York, mantendrá una serie de bilaterales con el presidente chino, Hu Jintao, y el miércoles se verá por primera vez con el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, y se reunirá con el presidente ruso, Dimitri Medvédev.
Además de Irán, Obama abordará con ellos el programa nuclear norcoreano y la lucha contra la proliferación. Con Hu también discutirá la imposición de aranceles estadounidenses contra los neumáticos chinos, entre otros asuntos.
Centralmente la nueva estrategia exterior de Obama se asienta en una idea fuerza: Trazar una alianza geopolítica y militar con Rusia y la UE (su socio en la OTAN) para aislar a Irán, y romper con el "eje islámico" en Asia, África, el Medio Oriente y América Latina (Cuba, Venezuela y los gobiernos de izquierda). Esto es, diseñar acuerdos globales con Moscú que le quiten sustento militar y geopolítico al "terrorismo islámico" (también llamado "eje del mal") que tiene a Rusia como un aliado estratégico vertebral.
Disfrazada de nueva doctrina "de aproximación", la nueva estrategia imperial busca quebrar los frentes de resistencia en Asia y Medio Oriente (principalmente Irak, Afganistán, Pakistán y Gaza), mediante "procesos de paz" y acuerdos de "gobiernos de unidad", que aíslen y neutralicen a las organizaciones combativas que operan contra las ocupaciones de EEUU, la OTAN e Israel.
En las últimas semanas, Obama está sufriendo una dura ofensiva conservadora, que lo acusa de "gastar demasiado dinero" en su propuesta de salud "socialista" y también le pide explicaciones por la guerra en Afganistán.
En el programa "Al Punto", de Univisión, el jefe de la Casa Blanca se definió como una persona "realista" y dijo que tanto la reforma sanitaria y la de inmigración son dos tareas muy difíciles, pero que aun así "se pueden lograr".
En su desfile por la TV -la primera vez que un presidente se presenta en programas de las cinco cadenas el mismo día- Obama no dio sorpresas.
Volvió a dejar en claro que los inmigrantes indocumentados quedarán excluidos de la reforma de salud y que habrá mecanismos para verificar que sólo los residentes legales tendrán acceso a un programa de "intercambio" en el que, mediante subsidios federales, puedan comprar un seguro.
Además, reiteró su promesa de que no subirá los impuestos a la clase media y aseguró que el futuro sistema de salud se podrá financiar con dinero que ya hay en las arcas pero se malgasta.
Mientras enfrenta fuertes resistencias a su proyecto de reforma sanitaria, Obama tiene ahora otro frente de conflicto: Las críticas abiertas a sus planes militares para Afganistán en el Congreso.
En el Congreso de EEUU, tanto republicanos como demócratas cuestionan fuertemente a Obama y piden cambios de estrategia en su política militar en Afganistán.
Según la prensa estadounidense, Obama y sus asesores estudian un replanteo ofensivo de su estrategia militar en Afganistán donde los talibanes, además de producirles bajas diarias a las fuerzas ocupantes, ya ocupan áreas cercanas a Kabul.
De acuerdo con The Washington Post, el formidable avance talibán y el "fraude electoral" en Afganistán, complicó extraordinariamente la estrategia de la Casa Blanca, a punto tal que ahora el anuncio de aumento de tropas genera fuertes resistencias en el Congreso y entre la opinión pública.
Mientras aumenta el rechazo y el cuestionamiento interno a las ocupaciones de Irak y Afganistán, y la prensa mundial ya no lo trata como la reencarnación democrática del "nuevo sueño americano" el presidente negro, se muestra (al menos en el discurso) "demócrata y progresista", hacia adentro, mientras su política exterior se tiñe cada vez más con la "guerra contraterrorista" heredada de Bush.
Tres claves signan el derrumbe de Obama en las encuestas: La crisis económica, los pantanos (con masacre) de Irak y Afganistán, y la incapacidad de su administración para manejar en forma expeditiva los diferentes frentes de conflicto geopolítico y militar estratégico que el Imperio mantiene a lo largo y a lo ancho del planeta, principalmente en Medio Oriente.
En el frente interno, acompañando el declive de Obama, la crisis económica (endeudamiento y baja de recaudación) de los estados agrava el desempleo (desocupación y recortes salariales) y extiende los "ajustes" salvajes (reducción de planes sociales) a todo el territorio de EEUU.
En su entrevista con la cadena de televisión CNN el presidente norteamericano dijo que el desempleo en EEUU podría va a empeorar durante los próximos meses.
Obama advirtió que no habrá suficiente creación de trabajos hasta el año que viene. "Quiero dejar claro que probablemente la situación laboral no mejorará considerablemente y que podría incluso empeorar un poco durante los próximos meses", declaró ante las cámaras de la CNN.
"No vamos a empezar a ver suficiente creación de trabajos hasta el año que viene", concluyó. En agosto de este año, la cifra del desempleo en EE.UU. se ubicó en el 9.7%, el nivel más alto desde 1983.
Así como la propaganda mediática lo convirtió en gerente imperial USA, Obama, abarrotado por los conflictos internos y externos, y como si estuviera en campaña electoral, sigue apostando al discurso para evitar los desenlaces.
Esa estrategia, de querer enfrentar a los hechos con las cámaras televisivas, también es inédita en la historia presidencial del Imperio.
Por ahora, los hechos le van ganado por goleada a las palabras.
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