Una guerra civil - El regalo de Obama a Pakistán

Liaquat Ali Khan
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
18/06/09

Una guerra civil se prepara en Pakistán. Gracias al presidente Barack Obama, quien está trasfiriendo la guerra estadounidense de Iraq a los “verdaderos enemigos” que operan desde Afganistán y Pakistán. Pakistán, carente de dinero, no pudo negarse ante la persuasión de Obama y decidió lanzar una guerra contra su propio pueblo, los pastunes que habitan la Provincia del Norte, y las áreas tribales de Waziristán. Hace décadas, Pakistán libró una guerra similar contra su propia gente, los bengalíes en Pakistán Oriental. En 1971, los militares paquistaníes atacaron para eliminar Mukti Bahini, una fuerza de resistencia bengalí, y allanaron el camino para el desmembramiento de la nación. En 2009, están encargados de eliminar a los talibanes, una fuerza de resistencia pastún. La historia se repite en Pakistán – como sucede frecuentemente en naciones que no aprenden de sus errores del pasado.

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Con una arbitraria caricatura de los pastunes, que resisten exitosamente a la ocupación de Afganistán, los asesores de Obama están obligando a Pakistán, un aliado servil, para que ayude a ganar la guerra en Afganistán. Esta ayuda representa un suicidio para Pakistán. La guerra civil desencadenará fuerzas sectarias, étnicas y secesionistas recalcitrantes. A medida que la guerra se intensifique en los próximos meses, Pakistán enfrentará a la catástrofe económica. Si la guerra civil se sale de control, los recursos nucleares de Pakistán plantearán una amenaza para la seguridad del mundo, en cuyo caso Pakistán podría ser desnuclearizado por la fuerza.

Caricatura pastún

La guerra que fracasa en Afganistán ha persuadido a los responsables políticos estadounidenses a generar una caricatura imaginaria de los pastunes, el grupo étnico dominante en Afganistán. Para todos los efectos prácticos, los pastunes son ahora incluidos en una misma categoría bajo el título de talibanes. La caricatura es simple y convincente: Destaca a los talibanes como el enemigo supremo sin mencionar jamás la resistencia pastún a los ocho años de ocupación de Afganistán. Los combatientes talibanes son presentados como brutos religiosos adictos a la opresión y a la violencia, que quieren imponer una versión bárbara del Islam bajo la cual no existe ningún concepto de libertad individual, en particular para las mujeres musulmanas.

Para desvirtuar aún más la resistencia pastún en Afganistán, los talibanes son equiparados con al-Qaeda, un grupo terrorista indefinido que supuestamente complota para detonar armas de destrucción masiva, particularmente contra EE.UU. Burqas, flagelación, y decapitaciones son acentuadas para pintar una caricatura repulsiva de los talibanes. En esta caricatura, no se menciona para nada que los bombardeos de aldeas, los asesinatos extrajudiciales, la tortura y las prisiones secretas estadounidenses no han logrado someter a los pastunes en uno de los países más pobres del mundo.

Código Pastún

Hay que atribuir mérito al presidente Obama por diagnosticar correctamente el hecho de que los pastunes de Afganistán no pueden ser separados de los pastunes de Pakistán al otro lado de la línea Durand – una frontera de más de 2.500 kilómetros que separa inefectivamente Afganistán de Pakistán. Casi 41 millones de pastunes viven a ambos lados de la frontera; unos 13 millones en Afganistán, y casi el doble (28 millones) en Pakistán. Concentrados en regiones geográficamente contiguas de Afganistán y Pakistán, los pastunes viven en grandes ciudades, pequeños pueblos, y aldeas remotas. Kabul, Kandahar, Peshawar, Swat, y Quetta son sus grandes ciudades. Desde hace miles de años, los pastunes son unidos por la cultura, dialectos y tradiciones. La mayoría ha abrazado la secta suní del Islam. Como otros grupos culturales, sin embargo, los pastunes han fusionado las leyes islámicas con su código de honor pre-islámico, conocido como Pashtunwali.

El Pashtunwali es el Código Pastún no escrito que regula la conducta social y las interacciones con extranjeros. Este Código pertenece a los pastunes, no sólo a los talibanes. Hospitalarios y amables, los pastunes se esfuerzan por respetar a invitados y extranjeros. Los invasores, sin embargo, son matados sin piedad. Nang (el honor) es el principio fundador del Código Pastún. Khushal Khan Khattak (1613-1689), un guerrero y poeta pastún, resumió el principio nang en palabras decisivas: “La muerte es mejor que la vida cuando la vida no puede ser vivida con honor.” Badal (revancha) es parte integral del honor. Badal requiere que el insulto sea vengado con insulto, la muerte con muerte, y ningún precio es demasiado elevado para buscar revancha. Hasta que se toma revancha, los pastunes permanecen inquietos, ansiosos, y descontentos consigo mismos. El perdón existe si la ofensa no fue intencional. No hay perdón para invasores y ocupantes. Ningún enemigo es demasiado fuerte para merecer una excepción al Código Pastún. Británicos, Sijs, Mongoles, rusos, y estadounidenses, quienesquiera violen el Código Pastún enfrentan una resistencia implacable hasta que se consume Badal. Poderosos ejércitos han perecido en el país de los pastunes.

Revancha y guerra civil

Desde 2001, Pakistán ha estado resistiendo a la presión para que se una a la guerra estadounidense contra los pastunes. Una guerra contra los pastunes de Afganistán es también una guerra contra los pastunes de Pakistán, y viceversa. Ningún concepto de la nación-Estado o de integridad territorial podría separar a los pastunes a través de la frontera – ciertamente no cuando tierras pastunes han sido invadidas y ocupadas. Ninguna denigración de los talibanes podría separarlos del mismo modo de sus tribus pastunes, incluso si los talibanes subscriben a una fuerte ideología religiosa. Para los pastunes, la conducta de los talibanes está profundamente arraigada en nang y Badal del Código Pastún. La política de divide para gobernar practicada en Iraq, que pone a suníes contra chiíes y a kurdos contra árabes, no puede dar resultados contra los pastunes. Al restar importancia al Código Pastún, los estadounidenses siguen ignorando esta advertencia.

Al apostar al cambio de las lecciones de la historia, la Casa Blanca de Obama ha coaccionado a Pakistán para que cierre la puerta a la negociación y comience a matar a los así llamados talibanes. La dirigencia paquistaní sabe que las tribus pastunes no pueden abandonar a sus hijos y hermanos aunque los ejércitos invasores los etiqueten como talibanes, malhechores o terroristas. Los ataques suicidas en Lahore, Islamabad, y Karachi reflejan nang y Badal del Código Pastún. Las principales lealtades pastunes van hacia su propio pueblo y hacia su propio Código. El Código Pastún, mucho antes del advenimiento del Islam, ha sido su forma de vida. A fin de recibir miles de millones de dólares de EE.UU., la dirigencia paquistaní ha sucumbido a la caricatura de los talibanes y ha lanzado a la nación a una guerra civil contra los pastunes, el segundo grupo étnico por su tamaño de la nación.

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Liaquat Ali Khan es profesor de derecho en la Universidad Washburn en Topeka, Kansas, y autor del libro “

A Theory of International Terrorism” (2006).

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