Irlanda rechaza el Tratado de Lisboa y abre una nueva crisis en la UE
Público
14/06/08
Irlanda echó este viernes el freno al proceso de reforma europea rechazando el Tratado de Lisboa por una mayoría de 109.964 votos. El No acumuló el 53,75% de los votos frente al 46,25% del Sí en un referéndum en el que participó el 51,26% de los tres millones de electores.
La confirmación del resultado fue recibido con aplausos y gritos de júbilo por quienes abogaron por tumbar el Tratado en el único país que lo sometió al veredicto popular.
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La calma tardó en llegar al salón del Castillo de Dublín, adonde se acercaron los impulsores del No, entre ellos, el director del grupo de presión Libertas, el millonario Declan Ganley, y el presidente del partido nacionalista Sinn Fein, Gerry Adams. "Europa no ha muerto, pero el Tratado sí está muerto. La gente quiere una Europa social y democrática", advirtió Adams.
Tercer rechazo en las urnas
"Es la tercera vez que los europeos rechazan la misma fórmula antidemocrática constitucional y emiten un claro mensaje de que no quieren transferir más poder a Bruselas", dijo Ganley en referencia al voto negativo de Holanda y Francia al Tratado Constitucional, en 2005, y a la respuesta de los irlandeses a su versión modificada. El empresario irlandés defendió que el mensaje del electorado da autoridad al primer ministro irlandés, Brian Cowen, a negociar mejores términos con el resto de los miembros de la UE.
Cowen aceptó su responsabilidad en el rechazo electoral a una propuesta de reforma europea que, según él, protege "los intereses nacionales" de Irlanda. "El pueblo ha hablado y respetamos su decisión", dijo. "Es un resultado decepcionante para mí y supone un retroceso a muchos años de esfuerzos por parte de nuestros socios", admitió Cowen. El primer ministro prometió intentar resolver los recelos de los irlandeses en los contactos con los socios europeos a partir de la semana próxima.
Sin admitir que Irlanda ha puesto el fin definitivo al Tratado de Lisboa, Cowen buscó un halo positivo en el pasado: "Europa ha estado antes en la misma situación y ha encontrado una vía de progreso", dijo.
La victoria del No fue dibujándose a lo largo de la campaña y ha sido particularmente fuerte en zonas agrícolas, enclaves pesqueros y barrios urbanos pobres. Refleja la desconfianza del campo en el deseo de la UE de proteger sus intereses, el malestar de los pescadores y el miedo de las clases obreras a perder sus puestos y condiciones de trabajo en una Europa que, según temen, es crecientemente favorable a las multinacionales.
La sorpresa ha residido en el índice de participación, relativamente elevado para un referendo y más alto que el registrado en 2001, cuando Irlanda rechazó el Tratado de Niza. El Sí luchó para limitar la abstención, confiado en que una fuerte participación aseguraría el apoyo a Lisboa. La realidad ha sido muy diferente. En un distrito de Cork, con un porcentaje de votos por encima del 60%, el Tratado se hundió categóricamente. Cowen tuvo, al menos, la satisfacción de lograr el apoyo a Europa en su circunscripción.
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