El Banco Central Europeo se declara en "alerta máxima" por la inflación
IAR Noticias
13/06/08
En marzo pasado, los jefes de Estado y Gobierno europeos expresaron su "preocupación" por el deterioro de la situación económica mundial expresada en la subida del petróleo, el agravamiento de crisis financiera y los datos de la inflación que denotan un proceso recesivo en ciernes a escala mundial. Este miércoles, el Banco Central Europeo se declaró en estado de "alerta máxima" respecto a los riesgos de inflación y afirmó estar dispuesto a actuar de forma firme y oportuna para evitar un espiral salarial en la eurozona.
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La indivisible relación del aumento del petróleo con la escalada mundial del precio de los alimentos, y los consecuentes procesos inflacionarios que se generan como consecuencia, no solamente prendió las luces de un alerta mundial sino que además ya está desatando protestas y rebeliones que se multiplican tanto por los países pobres como en las naciones centrales, principalmente en Europa, donde se expanden los bloqueos y cortes de ruta.
Múltiples informes oficiales como privados señalan a Europa como "zona de riesgo" para un proceso inflacionario que ya se empieza a verificar en las principales economías de la región, como es el caso de España y Alemania.
La Unión Europea presiona a la OPEP, quien admite que no "puede hacer nada" ante la especulación financiera que eleva los precios del oro negro e impacta negativamente sobre el precio de los alimentos generando inflación.
El boletín del mes de junio del BCE fue prácticamente idéntico al último comunicado sobre política monetaria que hizo público el presidente Jean-Claude Trichet el jueves pasado, cuando la entidad dejó los tipos de interés estables al cuatro por ciento.
En el boletín de junio, que la entidad publicó el jueves, el BCE dijo que "las tasas de inflación han subido significativamente desde otoño del pasado año, principalmente debido al fuerte incremento de los precios de la energía y de los alimentos".
En el boletín, el BCE dijo que los riesgos para la estabilidad de precios habían aumentado y que estaba decidido a anclar las expectativas de inflación firmemente a medio y largo plazo.
El Indice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) subió en mayo hasta el 3,6 por ciento, el nivel más alto desde hace 16 años, recordó el BCE, que también destacó que la inflación ha superado el 3 por ciento los últimos siete meses.
"El consejo de gobierno observa muy de cerca todos los acontecimientos. Está en un estado de alerta máxima", expresó el documento de BCE.
La entidad monetaria europea también considera en el informe mensual que existen riesgos al alza para la estabilidad de precios a medio plazo "por el continuo crecimiento monetario y del crédito muy vigoroso" y la ausencia de restricciones importantes de la oferta de créditos bancarios hasta ahora.
Al mismo tiempo, el banco europeo señala que los "fundamentos económicos de la zona del euro son sanos", si bien permanecen los riesgos a la baja para el crecimiento por las turbulencias financieras, que podrían tener un impacto negativo en la economía real mayor de lo anticipado hasta ahora.
La entidad monetaria teme que el encarecimiento de la energía y de los alimentos vaya a generar efectos de segunda vuelta mediante reivindicaciones de aumentos salariales.
El banco europeo advierte que podrían surgir presiones inflacionarias en algunas partes del sector de servicios con baja competencia donde las empresas podrían subir los precios.
"La zona del euro se encuentra actualmente en un periodo prolongado de elevadas tasas de inflación anual, que va a ser posiblemente más persistente de los anticipado previamente", auguró el banco europeo.
El BCE revisó notablemente al alza sus previsiones de inflación para 2008 y 2009, y a la baja las de crecimiento para el año que viene por el fuerte encarecimiento del petróleo y de los alimentos.
La entidad pronostica ahora una tasa de inflación para 2008 entre el 3,2 y el 3,6 por ciento, frente al 2,6 y el 3,2 por ciento previsto en marzo.
Francia llamó el martes pasado a los siete países más industrializados (G7) a presionar a los países productores de petróleo para que aumenten su oferta a fin de enfriar los precios y sugirió a la UE adoptar nuevas medidas para compensar la escalada récord del barril de oro negro.
La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, dijo que plantearía el asunto a sus colegas del Grupo de los Siete para hacer un frente común con Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos.
En marzo pasado, los jefes de Estado y Gobierno europeos expresaron su "preocupación" por el deterioro de la situación económica mundial verificada en la subida del petróleo, el agravamiento de la crisis financiera y los datos de la inflación que denotan un proceso recesivo en ciernes a escala mundial.
El borrador de las conclusiones de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, reunida a mitad de marzo pasado, afirmaba que "las bases de la economía europea están sólidas" pero frente a perspectivas económicas mundiales "que se están degradando", la Unión Europea "debe cuidarse de todo triunfalismo y seguir sus esfuerzos en materia de reformas".
El documento subrayó la preocupación por "la desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos, el aumento de precios del petróleo y los productos básicos, y las turbulencias que afectan a los mercados financieros".
"La volatilidad financiera ha golpeado la confianza inversora y los costos del crédito, dañando el crecimiento de las economías europeas", añadió.
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