Retrospectiva: Es hora de hacer todo lo que sea necesario

Naomi Wolf
Independent Soundbound
Traducción de SDLT
13/10/07

Desearía que la gente dejara de explotar en llantos cuando me hablan en estos días.
En este momento estoy viajando por todo el país –desde Colorado hasta California– dando charlas para estadounidenses de todas clases sociales acerca del asalto a la libertad y los 10 pasos que nos esperan en los EE.UU. para llegar a una sociedad violentamente cerrada.

La buena noticia es que los estadounidenses ya están despiertos: Yo creí que me encontraría con una cierta resistencia o incredulidad ante este mensaje de oscuridad en ascenso, pero me topo con multitudes que no necesitan que les diga que no se preocupen; ya están asustadas, ya están alertas al peligro y completamente preparadas para oír lo dramática que se puede tornar la realidad. Para mi gran alivio, los estadounidenses son inteligentes y valientes, y están resueltos y listos para escuchar lo peor y emprender acciones. Y aman a su país.

Pero no puedo soportar lo que oigo. No puedo soportar leer mis correos electrónicos todos los días. Y adonde quiera que vaya, al menos una vez al día alguien muy fuerte comienza a llorar mientras habla.

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En Boulder, hace dos días, una mujer de unos treinta años con mejillas rosadas y madre de dos hijos pequeños, vestida con un atuendo de terciopelo suave, comenzó a lagrimear cuando me dijo: “Quiero actuar pero estoy muy asustada. Miro a mis hijos y tengo miedo. ¿Qué hacer con el miedo? ¿Es más seguro para ellos que yo no haga nada? No quiero figurar en una lista.”

En Washington D.C., antes de esto, civil un apuesto y robusto, jefe de un departamento de gobierno –probablemente republicano– me confió en voz baja que tenía miedo de firmar el nuevo requerimiento de documentos de identidad para todos los empleados de gobierno, el cual expone toda su información más personal al Estado. Pero tiene miedo de no firmarlo: “Si no lo hago, pierdo mi trabajo, mi casa. Es como el documento de identidad alemán,”, dice suavemente.

Esta mañana en Denver hablé durante una hora con un individuo valiente, con muchas condecoraciones y de alto rango en el ejército, quien no sólo está en la lista de los más observados debido a sus críticas hacia el gobierno, sino también su familia. Su madre anciana está en la lista. Ha volado en muchas misiones peligrosas de combate en el transcurso de su carrera militar, pero le tiembla la voz al hablar de la posibilidad de estar exponiendo a sus hijos al acoso.

Jim Spencer, un ex columnista para el Denver Post que ha sido crítico del gobierno de Bush, me dijo hoy que podía usar su nombre: él figura en la lista. Una abogada me contactó para decirme que le dijo a sus colegas en el Departamento de Justicia que no torturaran a un detenido; y que después tuvo que hacer frente a una investigación criminal, una referencia profesional. Alguien borró sus correos electrónicos, y ahora está en la lista. Me dijeron anoche que la líder de Code Pink (Código Rosa), el grupo de acción femenina contra la guerra, se vio negada la entrada a Canadá. Un técnico que trabaja para las aerolíneas –nuevamente, probablemente un republicano– me dijo que una vez que uno figura en la lista, nunca será borrado. Alguien más me dijo que su amigo abrió su equipaje y halló una carta del TSA diciéndole que no apreciaban el material que leía. Antes de pasar por las franjas de seguridad, yo me encuentro seleccionando mis pertenencias. En la guardia de Nueva York, me hallé arrojando a la basura, pese a mi voluntad, una copia de tapa dura del excelente libro de Tara McKelvey, Monstering, un informe investigativo de las prácticas de interrogación de la CIA antes de pasar por la seguridad; porque está basado en información clasificada. Esta mañana en mi hotel, antes de ir al aeropuerto, me deshice de mi bonita camiseta que decía “no seremos silenciados” –con una traducción en árabe– que alguien me había regalado, junto con un poema escrito por gente detenida en Guantánamo.

En mis Estados Unidos no tenemos miedo de hacer cola en el aeropuerto. En mis Estados Unidos, no seremos silenciados.

En más oportunidades que las que puedo contar, me topo con personas valientes y con confianza en sí mismas que me hablan de saltar con la verdad, pero dicen que se están arriesgando a lo que ven como una posible pérdida de su empleo, casa o capacidad de pagar la educación de sus hijos mayores, y comienzan a atragantarse. Ayer una mujer en una reunión comenzó a llorar simplemente mientras me hablaba acerca de la degradación de su amado país.

Y siempre la pregunta: ¿Qué hacemos?

Está claro en esta inundación de relatos personales de abuso y retribución en contra de los estadounidenses comunes y corrientes, que una red de comportamiento e intenciones criminales está atrapando a más y más ciudadanos entre sus garras. Está claro que esto no es la democracia que solíamos tener, y ni siquiera la corrupción de la democracia que solíamos tener. Está claro que necesitaremos una acción más drástica que la de enviar correos electrónicos al Congreso.

La gente a quien oigo hablar es tanto conservadora e independiente como progresista. La regla principal de una sociedad cerrada o en proceso de cerrarse es que el alineamiento de un individuo con el régimen no ofrece ninguna protección; en un verdadero estado policial nadie está a salvo.

Leo las noticias en una especie de estado de shock andante: siete soldados escribieron artículos en el The New york Times criticando la guerra; tres han fallecido, uno de ellos con un disparo en la cabeza. Una mujer soldado que estaba a punto de convertirse en una denunciante, posiblemente con respecto a abusos que concernían al dinero de los contribuyentes: un disparo en la cabeza. Pat Tillman, quien estaba contemplando hacer una crítica pública de la guerra: un disparo en la cabeza. Donald Vance, un contratista que denunció irregularidades sobre la venta de armas en Irak: fue tomado como rehén de la Embajada DE los EE.UU. POR soldados estadounidenses y se le negó todo recurso a un abogado en una prisión estadounidense. Fue abusado y aterrorizado durante semanas, y tuvo mucho miedo de hablar una vez que regresó a su casa. Otro delatador en Irak, según lo informó Vanity Fair: mercenarios armados lo encerraron toda la noche en un tráiler antes de expulsarlo del país.

La semana pasada, mercenarios inmunes a la ley mataron a sangre fría a 17 civiles iraquíes. El Congreso presentó una ligera objeción, y hoy mismo otros mercenarios masacraron a sangre fría a dos damas civiles iraquíes más.

¿Ya nos queda claro que la retribución violenta, la tortura y tal vez medidas peores aún, parecen remontar muy alto en la cadena de comando? ¿Ya nos queda claro que esta gente es capaz de cualquier cosa? ¿Ya es obvio que hay criminales en la cima de la nación, y que necesitan no sólo ser expulsados sino también hechos responsables de sus crímenes?.

¿Ya se lo puede considerar una traición?.

Esta es una invitación abierta a los patriotas honorables de la derecha y el centro para que se unan a este movimiento con el fin de restaurar la ley y confrontarnos a este horror: no es conservadurismo, es una serie de crímenes en contra de la nación y de la esencia misma de los Estados Unidos. Únanse a nosotros, los necesitamos.

Este movimiento debe trascender las líneas partidarias. El poder de la consciencia individual es muy grande cuando la gente comienza a despertar.

El ex diputado y procurador general James Comey dijo NO: Dijo a sus colegas que se sentirían avergonzados cuando el mundo se enterara de las escuchas telefónicas ilegales. Comey dijo NO: la historia verá esta tortura y deshonrará a los torturadores. Hoy una jueza declaró que Estados Unidos no puede simplemente enviar prisioneros a Guantánamo para que se los torture a voluntad. Ella dijo NO. El Centro de Derechos Constitucionales está a punto de publicar un proceso civil en contra de Blackwater: Ha dicho NO.

En Alemania, según el historiador Richard Evans, en 1931-1932, si una cantidad suficiente de alemanes con consciencia hubieran comenzado a decir NO, la historia habría tenido consecuencias completamente distintas.

Si seguimos tomando el mismo camino que hasta ahora, las lágrimas serán tanto de conservadores como de progresistas. Serán lágrimas estadounidenses.

Debe acabarse la hora de los lagrimeos; la hora de la confrontación debe comenzar.

Los libros de Naomi Wolf incluyen The Beauty Myth (El mito de la belleza) y Fire With Fire: The New Female Power and How It Will Change The 21st Century.(Fuego contra fuego: El nuevo poder femenino y cómo cambiará el sigo XXI).

Publicado el viernes 12 de octubre de 2007 para el periódico The Huffington Post

Lágrimas estadounidenses
por Naomi Wolf

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[Según el título 17 U.S.C. de la sección 107, este material es distribuido en forma gratuita a todos aquellos que han expresado un interés previo en recibir la información incluida con propósitos de investigación y educación. La I.U. no está afiliada de ningún modo con la autora de este artículo, ni patrocinada por ésta.]

Los Nazis, los fascistas, los comunistas fueron partidos políticos antes de convertirse en los enemigos de la libertad y asesinos de las masas.

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