Nobel causa polémica por afirmaciones sobre inteligencia de la raza negra

El Mundo - Walter Oppenheimer, El País - Nora Bär, La Nación - Miguel Camblor, El País

En una entrevista en el diario 'The Sunday Times' en la que el eminente científico estadounidense, codescubridor de la doble hélice de ADN, asegura que la inteligencia de las personas negras no es igual a la de los blancos, ya ha hecho saltar las primeras críticas entre sus colegas de profesión.

El polémico genetista de 79 años asegura que es pesimista respecto al futuro de África, "porque todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, cuando todas las pruebas demuestran que no es así". Y remata su intervención añadiendo que existe un deseo natural de que todos los seres humanos deben ser iguales, "pero la gente que tiene que tratar con empleados negros sabe que eso no es así".
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En la entrevista, Watson defiende que no se debe discriminar a la gente por su color de piel; aunque matiza: "Hay mucha gente negra con mucho talento, pero no les promocionemos si no han tenido éxito en los niveles más bajos". "No hay una razón firme para anticipar que las capacidades intelectuales de personas geográficamente separadas en su evolución se hayan desarrollado de manera idéntica", asegura en el texto.

Las palabras de Watson, galardonado con el premio Nobel de medicina en 1962 por sus trabajos sobre el ADN, ya han provocado la reacción de sus colegas al otro lado del Atlántico. "Es triste ver a un científico que ha conseguido tanto hacer estos comentarios infundados, sin base científica y extremadamente ofensivos", ha señalado por ejemplo Keith Vaz, presidente del comité laborista de asuntos sociales. "Es un completo dinosaurio", le respondió ayer Koku Adomza, director del grupo de presión a favor de los negros The 1990 Trust. "El señor Watson es una reliquia que merece que se le pidan cuentas por unos comentarios tan ofensivos e ignorantes", añadió, y le exigió "una disculpa para África y para la gente de origen africano". Keith Vaz, diputado laborista, comentó: "Es muy triste ver a un científico tan reputado haciendo esos comentarios tan extremadamente ofensivos, acientíficos y sin ninguna base".

Steven Rose, neurobiólogo de la Open University y miembro fundador de la Sociedad para la Responsabilidad Social en Ciencia, calificó los comentarios "racistas" de Watson de "un sinsentido genético" y le acusó de estar buscando publicidad para promocionar su libro. "No le hace falta. Es un destacado biólogo molecular y no debería entrar en áreas en las que no está lo bastante cualificado", añadió.

Por otro lado, Martin Wingfield, director del diario del fascista Partido Nacional Británico BNP Freedom, afirmó que los "descubrimientos" de Watson "no son nuevos" y que análisis del cociente intelectual llevados a cabo en los años sesenta ya habían permitido llegar a esa conclusión. Wingfield aseguró que las críticas sólo se deben a una "caza de brujas" contra el científico.


El propio Watson también es conocido por sus exabruptos sobre política, sexualidad y raza. En 1997 llegó a asegurar a un periódico británico que una mujer debería tener derecho a abortar si un test le demostrase que su futuro hijo sería homosexual. Más tarde aclaró que se trataba únicamente de un razonamiento "hipotético" y lo justificó explicando que la mayoría de las mujeres desea tener nietos. También es conocida su afirmación sobre la relación entre la raza negra y un mayor deseo sexual.

El cerebro no tiene color


Las provocadoras declaraciones de James Watson suscitan el rechazo de los expertos en España.

"No hay la más mínima conexión entre genes relacionados con el color de la piel con genes relacionados con funciones necesarias para la actividad intelectual", explica Alberto Ferrús, director del Instituto Cajal de Neurociencias. "La conexión entre el color de la piel y las propiedades cognitivas no está justificada, ni fundamentada, ni tenemos razones para sospechar que exista", resume este neurocientífico.

Las mismas palabras utilizadas por Watson hacen saltar chispas. "Para empezar, los negros es un concepto que desde el punto de vista científico carece de sentido, no existe. De hecho, África es la región del planeta con mayor diversidad genética", afirma Juan Luis Arsuaga, director del Centro de Evolución y Comportamiento humanos. "Los humanos somos una de las especies de mamíferos más homogéneos porque somos una especie joven. Diferencias muy aparentes como el color de la piel, por ejemplo, son genéticamente minúsculas"

Ignacio Morgado, catedrático de psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, recuerda que el debate no es nuevo. "Watson no es el único que hace estas afirmaciones. Es una vieja polémica que hay que tratar con prudencia porque no podemos afirmar nada con rotundidad: la inteligencia depende de factores muy diversos, biológicos, sociales y conductuales, y su medición es muy subjetiva", dice.

Por su parte Jaume Bertranpetit, catedrático de biología de la Universidad Pompeu Fabra, es tajante respecto a las palabras de Watson: "Esto no tiene ninguna justificación, la inteligencia es algo complejo y no conocemos sus bases genéticas, no se ha asociado a ninguna variable genética concreta ni a grupos de población concretos", opìna, según informa Mónica López Ferrado.

Hace unos años hubo una polémica similar al publicarse La curva Bell, donde se pretendía demostrar que los negros son genéticamente inferiores, en cuanto a su capacidad intelectual. Recuerdo que un genetista desmontó el tinglado haciendo notar a los autores que algo que pasa de generación en generación no es necesariamente hereditario, y mucho menos necesariamente genético. Propuso un ejemplo: si a los pelirrojos se les diera un capón en la cabeza cada cuarto de hora durante las clases, probablemente la mayoría obtendría peores resultados académicos que los que tienen el pelo de otro color, y a sus hijos (también bajo el azote de los capones, pero además educados en una familia de pelirrojos absolutamente enojados, descontentos consigo mismos y desesperanzados) aún les iría peor. Lo que se hereda, en ese caso, no es una baja capacidad intelectual, sino un entorno hostil nada apropiado para el desarrollo.

Un concepto cambiante

A lo largo de la historia se postularon diferentes teorías sobre la inteligencia. En 1904, Spearman propuso la existencia del Factor G, que aludía a algo similar a nuestro actual cociente intelectual. "El sostenía que la inteligencia permite tener éxito en un amplio rango de tareas cognitivas", explica Manes. En 1916, Thomson propuso que lo que parecía ser una aptitud única era en realidad una colección de múltiples y diversas habilidades necesarias para completar la mayoría de las tareas intelectuales. Hace alrededor de dos décadas, Howard Gardner postuló la teoría de las "inteligencias múltiples" y consideró todos los talentos de una persona como "inteligencias".

"El concepto de inteligencia que maneja Watson es totalmente biologicista -dice Penchaszadeh-. Una infinidad de experiencias demuestran que chicos criados con una adecuada alimentación se desarrollan mucho mejor en cualquier grupo humano. Y Africa fue el lugar de saqueo y pillaje de Occidente durante siglos. Toda la historia de las pruebas de inteligencia que se hicieron en los Estados Unidos, y en las que siempre los negros aparecen con menor inteligencia que los blancos, son instrumentos diseñados por los blancos en situaciones de poder y supremacía."

Según el especialista, para que las aseveraciones de Watson fueran ciertas primero habría que demostrar experimentalmente que hay genes determinados que se vinculan con la inteligencia y luego analizar si difieren entre grupos humanos.

Sin embargo, el proyecto genoma humano demostró que no hay diferencias consistentes entre grupos humanos. "Las diferencias en las secuencias de ADN entre un habitante del norte y uno del sur de Africa son mayores que las que existen entre un japonés y un español -asegura Barañao-. Esto es debido a que la especie humana se originó en el continente africano y es allí donde reside la mayor biodiversidad. Por otra parte, se ha comprobado que el ambiente materno durante la gestación tiene mayor influencia que la genética en el coeficiente intelectual. La nutrición de la madre, la estimulación temprana y la educación son los determinantes del desarrollo intelectual. Todos estos factores, por otra parte, están negativamente correlacionados con la pobreza. Por lo tanto, las bases de estas pretendidas diferencias en el desarrollo intelectual de las poblaciones deberían buscarse no en la genética, sino en la economía."

"La ciencia no cuenta con herramientas para medir la inteligencia en toda su extensión y complejidad -concluye Facundo Manes-. ¿Cómo asignar un coeficiente al humor, a la ironía y, aún más, a la diversificada y plástica capacidad del ser humano para responder de manera creativa a los desafíos que la sociedad y la naturaleza le plantean? Existen numerosos ejemplos históricos del uso de estudios del coeficiente intelectual en poblaciones para sustentar políticas discriminatorias. En favor de la ciencia, espero que esta polémica no reproduzca aquellas tácticas, por cierto poco inteligentes."

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