La dificultad de ser musulmán en EEUU
Omid Memarian, IPS (19-10-2007)
OAKLAND, Estados Unidos. Alí Hanif, un musulmán negro, asiste todos los viernes al servicio religioso en el Centro Cultural Islámico de California Septentrional. Pero nunca revela su fe a extraños.
"Hablar libremente sobre el Islam y ser identificado como musulmán por la vestimenta, la actitud y el nombre se ha vuelto más difícil en los últimos años", aseguró a IPS en su casa en Oakland.
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Padre de dos hijos, Hanif cree que desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 --que dejaron más de 3.000 muertos en Nueva York y Washington-- es cada vez más complicado rezar o leer el Corán en público.
"Nunca fue fácil. Pero en estos días la preocupación es de seguridad. Hay demasiados locos en la calle. A muchos les cuesta comprender el Islam", señaló.
"Vivimos en un país dominado por cristianos europeos, creado para los cristianos. Los musulmanes tenemos que hacernos nuestro propio espacio dentro de Estados Unidos", opinó Hanif.
Una encuesta del Centro Pew de Investigaciones divulgado el mes pasado confirma que las actitudes del público estadounidense hacia los musulmanes y el Islam se volvieron más negativas en los últimos años.
Según el estudio, 43 por ciento de los encuestados dicen tener una opinión favorable sobre los musulmanes, mientras 35 por ciento expresan una opinión negativa. En 2004, eran 48 por ciento los que se manifestaban favorablemente, y 32, negativamente.
"Como en estudios previos, los musulmanes estadounidenses son vistos de modo más positivo que los musulmanes en general (53 por ciento contra 43 por ciento). Sin embargo, las opiniones desfavorables sobre los musulmanes estadounidenses también aumentaron de 25 por ciento en 2005 a 29 por ciento hoy", agrega.
En Estados Unidos hay casi tres millones de musulmanes. El Consejo Musulmán Estadounidense calcula que 42 por ciento son negros nacidos en este país, 24 por ciento son de origen sudasiático y 12 por ciento, de origen árabe.
Cuando el periodista sacó una cámara fotográfica en el Centro Cultural Islámico de California Septentrional, los feligreses que se preparaban para orar al mediodía miraron para otro lado.
Un hombre de 65 años se acercó. "No me tome fotografías... ¿Para qué las quiere?", dijo.
La conversación llevó a los otros a mostrarse aun más cautos. Nadie parecía dispuesto a ser fotografiado. Entre ellos, Alí Sheikholeslami, director ejecutivo del Centro Cultural Islámico.
"Preferiría mantener un rol discreto", dijo, luego de una extensa entrevista sobre la institución que dirige.
Ingeniero y padre de dos hijos, Sheikholeslami abandonó Irán antes de la Revolución Islámica de 1979, en busca de una educación universitaria. También se desempeña los viernes como khatib (conductor del servicio religioso).
Sheikholeslami atribuyó a la creciente "islamofobia" la reducción de los feligreses del Centro Cultural Islámico. "A algunos les preocupa que se las asocie con un centro musulmán, porque pueden sufrir las consecuencias", explicó.
La semana en que IPS visitó el Centro en Oakland, la khutba (sermón a cargo del khatib) abordaba, en su primer tramo, cuestiones morales, y en el segundo asuntos sociales y políticos, desde los últimos acontecimientos en Iraq hasta el recalentamiento del planeta y la preservación del agua.
Sheikholeslami alienta a los asistentes a participar en actividades políticas y sociales.
"Algunos sectores de la comunidad musulmana han ido en la otra dirección, volviéndose más exclusivas y alejándose de la sociedad en general. Pero la tendencia dominante es, en realidad, ser más activos en diversos planos de la sociedad estadounidense", señaló.
Hanif sigue el ejemplo de los primeros imanes chiitas, que hace 1.000 años practicaban el "takiyeh", es decir ocultar su religión cuando exista la amenaza de ser herido o asesinado.
"No sé quién es quién. Tomo el ejemplo del imán Alí. Por razones de seguridad tengo que practicar el takiyeh", dijo.
George Bisharat, profesor de procedimientos penales y antropología social en las sociedades de Medio Oriente en la Facultad de Derecho Hastings, dijo tener pocas dudas sobre los tiempos extremadamente incómodos que sobrevinieron a los musulmanes estadounidenses desde septiembre de 2001, e incluso a muchos árabes y sudasiáticos no musulmanes.
"Las actitudes del público estadounidense en general fueron bastante encendidas, y los ataques, difamaciones y discriminación en los lugares de trabajo contra los musulmanes fueron comunes", dijo.
"Mi impresión es que desde entonces hubo mejoras marginales y una mayor disposición pública a desarrollar un entendimiento con los musulmanes y el Islam", agregó.
Otros no son tan optimistas. "Ser musulmán en Estados Unidos hoy lo vuelve a uno sospechoso, a menos que pueda demostrar lo contrario", dijo Jarrar Raed, destacado blogger iraquí y asesor del Comité de Servicios de los Amigos Estadounidenses.
"Problemas como la elaboración del perfil racial de musulmanes en las investigaciones policiales son discutidos de un modo muy casual, como si no fuera ilegal hacer eso con cualquiera en Estados Unidos", continuó.
"Hay muchos incidentes de detenidos en barcos y aviones porque lucen como árabes o musulmanes. A mí me hicieron un perfil racial en el aeropuerto neoyorquino John Fitzgerald Kennedy en agosto de 2006", declaró a IPS.
"Me impidieron abordar mi avión porque usaba una camiseta con letras árabes impresas. La Administración de Seguridad en el Transporte y la aerolínea Jet Blue me obligaron a cubrir mi camiseta, y luego cambiaron mi asiento de la parte delantera del avión a la trasera. Ser un árabe musulmán de piel oscura lo vuelve a uno sospechoso", relató.
Raed no es religioso. "Pero mis amigos y mi familia evitan orar en público. Estoy seguro de que usted conoce la historia de los seis imanes que rezaban en el avión cuando la Administración de Seguridad en el Transporte les ordenó salir del aparato antes del despegue", señaló.
Sheila Musaji, editora de la revista The American Muslim, coincidió. "Con tristeza, veo un aumento en la islamofobia en los medios de prensa, en la percepción del público y también en la cantidad de incidentes que toman por blanco a musulmanes", expresó.
"The American Muslim rastreó declaraciones negativas e incidentes reales durante algún tiempo. Incluso una mirada superficial sobre la información muestra un aumento constante de la islamofobia", añadió.
En 2005, el Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas procesó 1.972 demandas por violaciones de los derechos civiles en perjuicio de los musulmanes, en comparación con 1.522 casos reportados ante esa entidad el año anterior.
Pero los esfuerzos por promover el diálogo interreligioso parecen florecer.
Este mes, más de 250 personas de diferentes religiones, entre ellas líderes comunitarios musulmanes, activistas, funcionarios policiales y judiciales y funcionarios electos compartieron la cena para romper el ayuno del mes sagrado de Ramadán. La reunión se celebró en el Centro Islámico del Gran Cincinnati.
* Omid Memarian es periodista y activista de la sociedad civil iraní. Ganó varios premios, incluido el de Defensor de los Derechos Humanos, otorgado por Human Rights Watch en 2005.
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