Israel: ¿principio y fin de una civilización?

Ciudad CSS
04/06/10

Muchos de los que hoy se conduelen por las consecuencias trágicas de las acciones perpetradas con saña por las fuerzas especiales de Israel contra la Flotilla de La Libertad, quizás no estarían dispuestos a realizar los profundos cambios al estilo de vida y de mentalidad que requerirá poner fin no sólo al apartheid al cual se encuentra sometido el pueblo palestino por la imposición de una casta hebrea, sino al mismo sistema económico, político y social que lo engendró y a su sistema de creencias.

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Sí, porque las barbaries cometidas a nombre del resguardo de una supuesta seguridad por parte de este enclave colonial de las potencias occidentales, responde a un modelo de desarrollo y a un sistema de pensamiento que estas potencias han defendido a sangre y fuego desde la época colonial, para justificar una sociedad de clases y la explotación del hombre por el hombre. Deberíamos utilizar esta atrocidad cometida por el Estado israelí contra quienes iban a bordo de esas embarcaciones para socorrer a la población de Gaza, como ejemplo en nuestras aulas de clases, talleres, seminarios, círculos de estudio, programas, artículos, reportajes, etc. para develar la naturaleza misma de una sociedad que está dispuesta a todo, incluso a inmolar al planeta tierra para mantener su status quo, no ceder en su arrogancia y defender sus intereses de clase.

No es que los nazis reencarnaron en los judíos, lo cual si fuera cierto, posiblemente tratarían de hacerlo diferente. O que su crueldad nos confirma aquella tesis que la víctima arrastra la energía del perpetrador cuando internamente no ha elaborado su drama. No es sólo eso. Es que hace 62 años, por enésima vez en la historia de la humanidad, las potencias se valieron de una religión para adelantar sus planes de dominación. Lo hizo Roma, por qué no Israel.