La CIA ensayó con drogas para el control mental

Público
22/05/10

El Pentágono desclasifica un informe con experimentos realizados desde 1947

En septiembre de 1952, la CIA administró, en una instalación secreta en Europa, una nueva droga a ocho desertores soviéticos. Buscaba dos cosas: saber si habían desertado de verdad y comprobar la eficacia de la sustancia en los interrogatorios. Este es uno de los experimentos que, según un memorando que el Pentágono acaba de desclasificar, llevó a cabo la agencia de inteligencia con LSD, codeína, benzedrina y otros 800 químicos para alterar la conducta o controlar la mente.

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Fotogramas de un vídeo sobre una prueba del efecto del LSD en tropas británicas en 1964.CDEE

El informe es de 1977 pero no ha sido desclasificado hasta ahora. En él, el Departamento de Defensa menciona ocho amplios programas que, inspirados por la CIA, contaron con la participación directa o al menos financiación del Ejército de EEUU. Aunque se conocía la existencia de misteriosos proyectos, como el MK-Ultra o el MK-Delta, no se sabían muchos detalles sobre las sustancias probadas, las propiedades que se buscaban o si fueron aplicadas a seres humanos.
Pruebas con presos

Al calor de la Guerra Fría, el Ejército, y en especial la Marina, usaron sus fondos para probar las ocurrencias de la CIA. Así, en 1971 la agencia supo que el laboratorio de investigación Edgewood, de la Marina, había estado probando variaciones químicas del ácido glicólico. Una de ellas, denominada EA#3167, se había demostrado como un eficaz incapacitante en las pruebas con ratas. Después la probaron con varios presos de la prisión estatal de Holmesburg, en Filadelfia. El informe dice que eran voluntarios. La CIA les dio 37.000 dólares para que siguieran investigando.

El modelo era siempre el mismo: la CIA ideaba un objetivo, los militares la financiaban y contratistas privados hacían las pruebas, pero con supervisión militar.

Es el caso de la síntesis de estimulantes del sistema nervioso central. En 1970, una empresa privada sugirió a la CIA investigar análogos de la picrotoxina (un alcaloide venenoso), del alucinógeno ibogaína (un afrodisíaco hipnótico que se extrae de un árbol africano) y de la dopamina. El documento dice que "el objetivo de estos estudios es sintetizar nuevos tipos de drogas farmacológicas que afecten al sistema nervioso central y evaluar su impacto en la conducta humana". No hay constancia escrita de que se probaran en humanos.

El informe asegura que en esos días (1977) "no hay programas mantenidos por el Departamento de Defensa donde se prueben drogas en humanos en los que la CIA esté involucrada de alguna manera".

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