Cercan favelas brasileñas como medida contra el narcotráfico

El País/TeleSUR
20/04/09

En Río de Janeiro, capital de Brasil, al menos once favelas fueron cercadas con 11 kilómetros de muro para contener su expansión, en un intento del Gobierno del Estado por luchar contra el narcotráfico, aunque la medida ha generado gran controversia.

Dona Marta es la primera de las 11 favelas ubicabas en las áreas nobles de Río que será cercada, a pesar de la polémica generada en la opinión pública brasileña, que se ha manifestado en contra de recurrir al hormigón para resolver el problema del crecimiento de las favelas.

El pasado mes de marzo, el gobierno brasileño comenzó a construir el muro en la favela Dona Marta, Río de Janeiro. (Foto: Efe/Archivo)

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En otras ocasiones, los políticos esgrimieron el argumento de la seguridad pública para justificar la drástica medida, pero nunca consiguieron el apoyo popular. Esta vez han optado por rebautizar el muro como "ecolímite" para poner el énfasis en los aspectos más medioambientales y campestres del proyecto.

No obstante, desde el pasado diciembre, las calles están totalmente limpias de narcotraficantes en activo, ya que en noviembre de 2008, la Policía Militar ocupó esta favela enfrentando a los criminales que se refugiaron en los bosques que rodean esta localidad.

En la zona alta de la favela se construye, desde hace dos meses, un muro que inicialmente pasó inadvertido para la prensa. El paredón, que se abre paso en medio de la vegetación a unos cincuenta metros de las últimas casas humildes de la comunidad, llega en algunos tramos hasta cinco metros de altura.

Entre 30 y 40 hombres cargaron, cubo a cubo, el hormigón armado con el que se está irguiendo el cerco, que avanza lento y que ya alcanzó una longitud de 60 metros. "Esto no hay quien lo eche abajo", comenta, el maestro de obra, al referirse a los materiales que se están usando: hierro, ladrillos de gran porte y hormigón armado.

Según se afirma desde EMOP, la empresa pública encargada de las obras, la única finalidad del muro es frenar la deforestación de los bosques atlánticos que antaño cubrían como un manto los cerros cariocas y que con el crecimiento de las favelas están en peligro de desaparición.

Según el Instituto Municipal de Urbanismo Pereira Passos, el área ocupada por las favelas en Río de Janeiro aumentó un 6,88 por ciento entre 1999 y 2008. Sin embargo, las 11 favelas seleccionadas para el proyecto experimentaron una media de crecimiento muy inferior durante el mismo periodo (1,18 por ciento).

En el caso de la comunidad de Dona Marta no se ha registrado ninguna expansión, sino una disminución de casi el 1 por ciento del terreno ocupado en la última década.

De las 11 comunidades, Rocinha y Vidigal se encuentran enclavadas en unas espectaculares laderas con vistas al mar en medio de los barrios más ricos de la ciudad: Sáo Conrado y Leblon. Estas dos favelas acogerán los muros de mayor longitud.

Pero los habitantes de Dona Marta no critican el muro abiertamente, ya que algunos sólo han expresado que les molesta no continuar teniendo acceso directo al bosque para recolectar frutas silvestres de temporada.

Otros necesitan algunos minutos de conversación para acabar admitiendo, siempre preservando su identidad, que se sienten más segregados con la construcción de estos cercos de hormigón.