Latinoamericanos hacen cola para recuperar fondos invertidos en Stanford

John Lyons y Evan Pérez
The Wall Street Journal / IAR Noticias
20/02/09

Decenas de inversionistas del Stanford Financial Group se vieron afectadas en México por el fraude realizado por el director del banco, Allen Stanford (Foto El Universal)

Los clientes latinoamericanos del imperio bancario forjado por R. Allen Stanford en América Latina y el Caribe enfrentaban incertidumbre sobre el destino de sus cuentas el miércoles 18 mientras algunos reguladores trataban de contener el flujo de retiros.

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La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) presentó cargos civiles contra Stanford el martes 17 y lo acusó de llevar a cabo un fraude de US$8.000 millones centrado en los certificados de depósito (CD) que vendía desde Stanford International Bank, entidad con sede en Antigua. La SEC indicó que Stanford captó inversionistas con promesas de altos retornos pero colocó el dinero en activos difíciles de rastrear.

En Caracas, cientos de clientes ansiosos hicieron fila afuera de las oficinas de Stanford Financial Group en un intento por recuperar sus ahorros. Los venezolanos compraron hasta US$3.000 millones de los supuestos US$8.000 millones en certificados de depósito fraudulentos, afirmaron el miércoles reguladores bancarios venezolanos. Los latinoamericanos compraron hasta un 75% de los CD a través de oficinas en países como Venezuela, México, Colombia y Ecuador, así como Miami, según una fuente al tanto de las operaciones de Stanford Financial Group.

En una región que desde hace tiempo ha sido sinónimo de crisis cambiarias y colapsos bancarios, muchos latinoamericanos consideraron que invertir con Stanford en cuentas en dólares en Antigua y Panamá era una manera de resguardar sus ahorros.

"Todo el mundo decía que venía una devaluación, así que uno no confía en su país y no confía en sus bancos", afirma Mary Guevara, de 56 años, quien hizo fila para retirar US$56.000 —los ahorros de toda su vida— en Caracas. "La idea era protegerse. Pero supongo que no se puede confiar en nada".

Rocío Fernández, portavoz de Stanford Group en Venezuela, aseguró que "Stanford está operando normalmente en Venezuela. Nuestro banco comercial no está afiliado con Stanford en Antigua y sigue siendo completamente sólido".

A lo largo de la región, los reguladores latinoamericanos están comenzando a investigar. Colombia prohibió a los corredores de una filial de Stanford transar en la bolsa de valores. Reguladores panameños informaron que habían asumido el control de una unidad de Stanford. En un aparente esfuerzo por prevenir una corrida bancaria, los reguladores venezolanos afirmaron que un banco comercial que es propiedad de Stanford, con varias sucursales en el país, sigue siendo sólido.

Stanford empezó a operar en Venezuela hace 15 años, vendiendo cuentas off shore a élites adineradas. Para impulsar su expansión, Stanford abrió el Stanford Bank, el cual actuó como un alimentador para sus negocios en el exterior.

Los negocios de Stanford en Venezuela pasaron por momentos difíciles. Hace cuatro años, el empresario se vio envuelto en una disputa legal por fraude tributario con el ex titular de su filial venezolana y lo despidió. La disputa sobre los impuestos fue resuelta mediante un acuerdo extrajudicial a finales del año pasado.

Ahora, inversionistas como Guevara se aferran a la esperanza de recuperar parte de sus ahorros. Un corredor de Stanford la hizo albergar esperanzas, cuenta Guevara, diciéndole que los fondos del banco estaban garantizados por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de Estados Unidos, lo que no es cierto. "Esto era todo lo que tenía", lamentó con lágrimas en sus ojos mientras esperaba en fila para hablar con su asesor en Stanford. "Sin este dinero, estoy cerca de acabar en la calle".

A su vez, cerca de 150 personas esperaban a las puertas del Bank of Antigua, propiedad de Stanford, cuando éstas abrieron ayer por la mañana. Los depositantes que querían retirar sus fondos sólo podían llevarse un máximo de 50.000 dólares caribeños, equivalente a unos US$19.000.

El Banco Central del Caribe Oriental, el regulador bancario de Antigua y otras islas cercanas de habla inglesa, intentó tranquilizar a sus clientes y convencerlos de que Bank of Antigua está a salvo.

Algunos depositantes que intentaron retirar fondos de Stanford International Bank fueron informados por el propio banco de que había dejado de procesar todas las transacciones, incluyendo los retiros, debido a las medidas emprendidas por los reguladores, según el testimonio de abogados y clientes. El banco siguió operando y los fondos de los clientes no fueron congelados, dijeron ejecutivos del banco.

Un vocero del banco refirió todas las preguntas acerca de sus filiales a la SEC, que no comentó al respecto. Un depositante cuya familia tenía activos de más de US$1 millón en el banco señaló que había temor de que el monto ya retirado perjudicara a los depositantes que aún tenían dinero en el banco.

El banco local dispone de "suficiente liquidez en sus sucursales y reservas en el banco central para satisfacer las solicitudes del público y sus clientes bajo circunstancias normales. Aun así, si las personas insisten en acudir en tropel al banco en una ola de pánico, acelerarán el problema que todos estamos intentando evitar", señaló la entidad en un comunicado.

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