Sharon, Barak, Gaza
Juan Gelman
Página 12
09/01/08
Es cada día más evidente que la invasión israelí a Gaza no es una mera represalia: las tropas de Tel Aviv bombardean sin piedad blancos civiles y los “daños colaterales” de niños palestinos se estimaban, hasta el domingo pasado, en un 20 por ciento de los muertos y un 10 por ciento de los heridos (edition.cnn.com, 4-1-09). Por lo demás, Hamas no es el único movimiento que arroja misiles al territorio del vecino: lo hacen también las brigadas de Los Mártires de Al Aqsa, grupo armado afín a la Autoridad Palestina (AP) asentada en Cisjordania y bendecida hoy por EE.UU. e Israel (Michel Warschawski, Programmer le désastre, ediciones La Fabrique, París 2008, págs. 11-12). Es un hecho confirmado por Amnesty International (www.amnesty.org, 31-12-08). Al Fatah, base política de la AP, sufrió una derrota aplastante ante Hamas en las elecciones del 2006 en Gaza y es su ríspido adversario declarado.
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La operación Plomo Fundido, que Israel inició el 27 de diciembre, no es una improvisación: “Fuentes militares revelaron que el ministro de Defensa, Ehud Barak, ordenó hace más de seis meses a las fuerzas de Defensa de Israel que prepararan esa operación, aun cuando Israel había comenzado a negociar un cese del fuego con Hamas”. Esto no lo denuncia un diario árabe, sino el periódico israelí Ha’aretz (27-12-08) y subraya el doble discurso de Olmert y Cía. En realidad, el plomo de la operación se viene fundiendo hace años y su objetivo es echar a los palestinos de su tierra. Los cuatro millones de desalojados desde 1948 ya no le bastan a Tel Aviv.
Ariel Sharon, a poco de asumir el cargo de primer ministro de Israel, en febrero del 2001, ordenó un operativo en el que los cazas F-16 de fabricación estadounidense se utilizaron por primera vez para bombardear ciudades palestinas: “Un plan de contingencia –su nombre codificado es Operación Venganza Justificada– fue diseñado en junio pasado (del 2001) para reocupar toda Cisjordania y tal vez la Faja de Gaza” (The Washington Times, 19-3-2002). El propósito del plan era lanzar un ataque en gran escala para aplastar a la autoridad palestina, “sacar del juego” a su líder Yasser Arafat “y matar o detener a los efectivos de su ejército” (The New York Times, 12-7-01). El presidente egipcio completó el cerco israelí de Gaza, de consuno con Tel Aviv: ordenó el cierre de los pasos fronterizos que permitirían huir de la matanza a miles de civiles palestinos. Al parecer, la voluntad de exterminio no sólo está dedicada a Hamas.
Esa operación se conoció también como el Plan Dagan, por el general (R) Meir Dagan, entonces asesor de Sharon y actual jefe del Mossad. El ataque se desencadenaría “después de un atentado suicida palestino que causara muchos muertos y heridos civiles en Israel, esgrimiendo la justificación del derramamiento de sangre” (www.MiddleEast.org, diciembre 2001). El Plan Dagan incluía una suerte de cantonización de los territorios palestinos, aislando completamente a Gaza de Cisjordania y negociando por separado con cada “gobierno” de ambos territorios y con los respectivos responsables de la seguridad y de los servicios de inteligencia (Le Monde, 17-12-01). Hay más.
El asesinato de Yasser Arafat estaba sobre la mesa de las autoridades israelíes desde 1996 y era otro componente del Plan Dagan. En un documento preparado por los servicios de seguridad en octubre del 2000 a pedido del entonces primer ministro Ehud Barak –del que publicó detalles el diario israelí Ma’ariv (6-7-01)– se indicaba que “Arafat, la persona, es una grave amenaza a la seguridad del estado (de Israel) y los perjuicios que causaría su desaparición son inferiores a los que su existencia origina”. El gabinete israelí decretó su “remoción” a mediados de septiembre del 2003 por considerarlo “un obstáculo para la paz”. El sentido de la palabra “remoción” quedó claro: el entonces ministro de Defensa Shaul Mofaz declaró: “Elegiremos el medio correcto y el tiempo correcto para matar a Arafat” (www.mehrnews.com, 9-11-05). Un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU condenando la decisión israelí fue vetado por EE.UU. (news.bbc.co.uk, 16-9-03). Cuándo no.
El mundo asiste hoy a la aplicación del Plan Dagan tal como se diseñó en el 2001: establece “una invasión del territorio palestino por unos 30.000 soldados israelíes con la misión claramente definida de destruir la infraestructura del liderazgo palestino... y de expulsar o matar a su comando militar” (www.globalresearch.ca, diciembre 2001). La idea tiene un rancio abolengo ya señalado en esta columna (ver Página/12, 4-1-09). Como dijera el legislador árabe-israelí Jamal Zahalka: “El dilema del sionismo en 1948 era, en realidad, elegir un sistema de apartheid o la guerra y la expulsión de los palestinos”. Y una cosa antes de la otra o las dos juntas, ¿por qué no?
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