Parte de guerra I: De cacería en el guetto
IAR Noticias
05/01/09
Israel ingresó a Gaza, la dividió en tres, no puede terminar con Hamás, sigue matando, y ahora tiene un problema: Salir.
En Gaza, una franja territorial de 45Km de largo por 8 de ancho, hay un millón y medio de palestinos en estado de catástrofe humanitaria, no hay comida, no hay electricidad, no hay combustible y el sistema de salud está colapsado.
Israel ya está adentro, y ahora el reloj y los muertos de Gaza van a ser los protagonistas fundamentales de su destino en las próximas horas.
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Gaza está asediada por dos tipos de muerte: Los misiles israelíes y la catástrofe humanitaria. Para el millón y medio de palestinos del campo de concentración la muerte llega del cielo, de la tierra y de las fronteras criminalmente cerradas por el bloqueo judío.
La Franja es un cementerio ignorado por el resto del mundo (incluido los países árabes) y las tropas judías corren el riesgo de quedar sepultadas en él. Y morir en estos momentos para el Estado judío y los líderes sionistas que lanzaron la operación de exterminio no significa necesariamente la derrota militar o la baja de sus soldados, sino quedarse entrampados en la ratonera sin cumplir con sus objetivos de máxima: Destruir las lanzaderas de cohetes y misiles, apresar o matar a la cúpula de Hamás, y luego operar (unilateralmente o con EEUU un "cese el fuego" que le permita un retiro "honroso y victorioso del cementerio).
Desde el domingo a la noche Gaza, se divide en tres escenarios de combate, por el sur, por el centro y por el norte, y en ninguno, salvo tomar posiciones, las fuerzas judías han logrado el objetivo de máxima de su misión: Destruir la capacidad y la infraestructura operativa de Hamás y el resto de las organizaciones de la resistencia palestina.
Según describen los corresponsales y observadores internacionales, las fuerzas judías han tomado posición en la ciudad de Gaza, y salvo ataques de "toco y salgo" esporádicos o de combates relámpagos feroces que nacen y se apagan con la misma intensidad, Hamás y sus combatientes se "esfumaron de la escena".
Amparados en el conocimiento de cada porción de terreno de su territorio los comandos de la resistencia no presentan blancos fijos sino que desde el sábado aparecen , atacan con morteros y granadas a las tropas y blindados judíos y luego desaparecen sin dejar rastros.
También son frecuentes, según los observadores, las "encerronas" con coches bomba y fuego de francotiradores que complican el avance de los tanques y equipos blindados.
Según medios árabes, los vericuetos y escondrijos de la superpoblada ciudad de Gaza favorece este tipo de táctica combativa y ahorra bajas a los comandos palestinos.
En consecuencia, y como señala un corresponsal de la BBC, los tanques y soldados judíos permanecen la mayor parte del tiempo en en sus posiciones, limitados a bombardear supuestos búnkeres o nidos de la resistencia, y a la espera de la aparición de un enemigo que se ha convertido gradualmente en fantasma.
Si bien ni Israel ni la resistencia proporcionan cifras oficiales de las bajas, el mando militar judío hablaba este lunes de "docenas" de combatientes palestinos muertos mientras que las cadenas árabes también hablaban de decenas de soldados israelíes muertos sin que se precise o confirme la información.
En cambio, según la sanidad palestina, tras el ingreso de las tropas y blindados a Gaza los civiles se convirtieron en las víctimas principales del fuego cruzado de los tanques, aviones y baterías misilísticas judías contra la infraestructura de Hamás.
Con un agravante: Las tropas en su avance disparan constantemente sobre objetivos ubicados en un área superpoblada y las víctimas (entre ellas, niños y mujeres) ya superan a las de los combatientes de la resistencia.
En uno de esos operativos, durante la jornada un tanque israelí demolió una casa y mató a trece civiles, según informaron varias agencias internacionales.
Este lunes la prensa israelí coincidía en un título: "El objetivo de Tzáhal (el ejército judío) es la estructura del terror de Hamás". Según Haaretz, luego de ingresar el sábado a la ciudad de Gaza las fuerzas del Ejército comenzaron a buscar en el área a los escondites de armas, a la infraestructura terrorista y a los terroristas.
Al mediodía del lunes, según el diario, los operativos no habían arrojado ningún resultado. Como prueba del fracaso, los grupos de la resistencia palestina de Gaza continuaban el con el lanzamiento de cohetes contra el sur del Estado judío.
Siguiendo la tendencia de los combatientes, las armas y la logística de Hamás se convirtieron en fantasmas que, de tanto en tanto, le auguran a Israel desde sus escondites una "tumba en Gaza".
En este cuadro de situación, Ehud Barak, uno de los integrantes, junto a Olmert y a Livni, del triunvirato criminal de Tel Aviv, dijo que "la ciudad de Gaza está parcialmente cercada" .
Obviamente se le olvidó decir que está cercada con las tropas judías adentro, sometidas no solamente al fuego sorpresivo de la guerrilla palestina sino también a una presión psicológica que va a ir en aumento con el correr de las horas y de los días. ¿Qué va a hacer Israel en medio del cementerio (donde el hambre y la desesperación hacen más ruido que los misiles) y con el enemigo convertido en fantasma?.
Ya se manejan opciones: A) Un acuerdo de "unidad" Hamás-Abbas (mediado por Egipto).
B) Un llamado urgente de cese el fuego operado por Francia y EEUU en la ONU.
C) Un cese "unilateral" del fuego por parte de Israel aduciendo la "emergencia humanitaria".
El punto A ya fracasó en reiteradas oportunidades, el punto B es el más viable pero requiere de tiempo que a Israel se le acaba, y el punto C no cumple con la requisitoria del "retiro honroso" de las tropas israelíes.
En resumen, Israel ya está ante el escenario más temido: Virtualmente se encuentra en control de Gaza, y no solamente es el responsable de los muertos por la masacre militar y por la catástrofe humanitaria sino que además ahora es el responsable "administrativo" de Gaza con su gobierno "desaparecido" y la infraestructura del Estado destruida.
El invasor, por fin, sin intermediarios, se encuentra sólo frente a su propia obra: La muerte masiva de palestinos, el caos y la ingobernabilidad.
Estratégicamente, y desde el plano de la acción psicológica, a Hamás ya ni siquiera le hace falta combatir: Sólo le basta con seguir invisible y extender lo más posible su desaparición de todos los lugares que solía frecuentar.
Israel ya está en la ratonera: Ahora pelea más que nada contra la agujas del reloj. Una ironía que sigue marcando su destino invasor en Gaza.
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