Las economías exportadoras de Asia en caída libre

John Chan
WSWS
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
20/02/09

Las asombrosas caídas registradas en las exportaciones de todos los países asiáticos han conmocionado a los analistas económicos y han servido para acallar todas las afirmaciones que aseguraban que la depresión global iba a tocar próximamente fondo. La previsión de crecimiento en Asia para este año del FMI es de sólo un 2,7%, menos de la tercera parte del índice de crecimiento del 9% de 2007. La predicción es de un punto menos en el porcentaje total que durante la crisis financiera asiática de 1997-98.

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Richard Martin, analista del Mercado Internacional de Valores de Asia (IMA, por sus siglas en inglés) comentó en The Australian: “Es algo así como observar un choque de trenes a cámara lenta. El Norte de Asia está sufriendo el mayor colapso en la demanda desde la II Guerra Mundial”. Richard Franulovic, del banco Westpac, declaró que “la velocidad del descenso enquistado en los últimos datos sobre Asia va a la par con la del colapso estadounidense durante la Depresión de la década de 1930”.

Japón, la segunda mayor economía mundial, está ya en recesión y sigue descendiendo. Las exportaciones japonesas, comparadas con las cifras del año anterior, caían un 35% el pasado diciembre, a la vez que se volatilizaba la demanda global de sus coches, electrónica y bienes de capital. En diciembre, la producción industrial cayó, mes a mes, hasta la cifra record de 9,6%.

El principal economista del Banco de Japón, Kazuo Momma, advirtió esta semana que la economía se enfrenta a una contracción “inimaginable”, mientras que los analistas estimaron que durante el último trimestre de 2008 se había registrado una tasa anual de contracción del 10%, peor aún que en EEUU. El gobierno advirtió que 125.000 trabajadores irregulares, principalmente de las manufacturas, perderían sus empleos a lo largo de los seis meses que faltaban hasta marzo, pero una estimación de la industria señaló una cifra mucho más alta: 400.000.

China, el denominado “taller del mundo”, está siendo muy duramente golpeada. Las exportaciones bajaron por tercer mes consecutivo en enero, cayendo un 17,5% desde el año anterior, tras un descenso de un 2,8% en diciembre. Según declaró el miércoles la Administración General de Aduanas, las importaciones se habían hundido todavía más: el 43,1% en diciembre, dos veces el 21,3% de caída interanual.

Debido a que muchas de las importaciones de China son entradas para las exportaciones manufactureras del país, la fuerte bajada en las importaciones está apuntando a descensos aún mayores en la actividad industrial. Las importaciones de maquinaria y productos de tecnología avanzada cayeron bruscamente un 40%, lo que supone un desastre también para los países que venden esos componentes para que los monten las industrias chinas. Los envíos desde Japón cayeron un 43,5% comparados con los del año anterior; los de Corea del Sur un 46,4% y los de Taiwán, un 58%.

Aunque muchos economistas predicen que China continuará creciendo este año un 5-6%, esas cifras no son más fiables que las anteriores proclamas de que China continuaría desarrollándose a un ritmo casi de record. Hasta ahora, más de 20 millones de trabajadores han perdido sus empleos, y algunos analistas advierten que 50 millones más los perderán si la economía sigue deteriorándose.

La India, otra de las economías anteriormente vendidas como posible baluarte contra la depresión mundial, está también padeciendo lo suyo. Las exportaciones cayeron en enero un 24%. Según datos oficiales, un millón de trabajadores indios del sector exportador han perdido sus empleos desde el mes de septiembre, cuando apareció la crisis financiera global en EEUU. Los trabajadores del textil, del sector de las piedras preciosas y de la joyería han sido los más duramente afectados. Se espera que medio millón de trabajadores más pierdan su empleo en marzo.

Aunque se conoce más a la India por los servicios que presta a la externalización en el sector tecnológico, en estos últimos años se ha convertido en un importante exportador asiático. Sus exportaciones hicieron que aumentara el PIB de la India de un 16,9% en 2002-03 a un 24,8% en 2007-08. Las industrias exportadoras emplean 150 millones de trabajadores, el segundo sector más importante después del agrícola. Oficialmente, se espera que el crecimiento económico de la India para año fiscal que termina en marzo sea del 7,1%, lo que supone un descenso desde el 9,1 del pasado año.

Para el próximo año fiscal, los economistas creen que los índices de crecimiento indios se aproximarán como mucho al 6%. Citigroup estimó un índice de crecimiento de sólo un 5,5%. Aunque la India depende menos de las exportaciones que la mayoría de los países de Asia Oriental, su posición financiera es mucho más débil. La deuda pública de Nueva Delhi supone el 75% de su PIB, comparada con sólo el 18,5% de China, lo que le deja mucho menos espacio para paquetes grandes de estímulos.

La situación de Corea del Sur es igualmente descarnada. Las exportaciones, la principal fuerza motriz de la economía, cayeron un 32,8% en enero. El ministro de hacienda Yoon Jeung-hyun advirtió el martes que la cuarta mayor economía de Asia se contraería un 2% este año, una dura revisión de la anterior previsión oficial de un 3% de crecimiento. Según Yoon, esto significaría la pérdida de 200.000 empleos en 2009. Incluso esta cifra es demasiado optimista si se la compara con la previsión del FMI de un crecimiento negativo de un 4%. El Credit Suisse ha previsto hasta un 7% de recesión.

Taiwán, la sexta mayor economía asiática, vio cómo caían sus exportaciones en un 44,1% en enero, comparadas con el año anterior: la mayor caída en los registros desde 1972. Las importaciones descendieron un 56,5% en el mismo mes. Para una economía en la que las exportaciones suponen el 70% del PIB, el impacto es devastador. Morgan Stanley ha revisado bruscamente su tasa de crecimiento de este año para Taiwán, fijándola en -6%, descendiendo desde el anterior y positivo 0,5%. CLS, una agencia de corredores de bolsa con sede en Hong Kong, predijo la semana pasada una contracción aún mayor, de un 11%.

Las economías que dependen de la exportación del Sureste Asiático también están sufriendo. La previsión del FMI para Filipinas es de sólo un 2,25% este año, bajando desde el 4,6% del pasado año y del 7,1% en 2007. La predicción oficial para Singapur en 2009, el centro financiero y comercial de la región, es de una contracción de un 5%, la más profunda recesión desde que se fundó en 1965 la ciudad-estado. Las exportaciones de Malasia cayeron en diciembre un 14,9% respecto al año anterior, con las exportaciones hacia EEUU descendiendo hasta un 30%. Los analistas esperan que la economía de Malasia crezca entre un 1 y un 1,5% en 2009, muy por debajo del objetivo del gobierno de un 3,5%. El banco central de Indonesia prevé que la economía del país descienda a un 4-5% en 1009, comparada con el 6,2% de 2008.

Las altas tasas de ahorro y las relativamente seguras instituciones financieras no han impedido que las economías asiáticas padezcan pérdidas masivas. Después de la crisis financiera de 1997-98, los países asiáticos se esforzaron en aumentar sus exportaciones para poder acumular grandes reservas de moneda que les sirvieran como escudo contra otra sacudida financiera de tal calibre. Sin embargo, la consecuencia es que han cambiado su dependencia de las fianzas globales por la dependencia de la demanda global.

El analista del Credit Suisse, Cem Karacadag, ha estimado una contabilidad para las exportaciones netas en el PIB de dos terceras partes en Hong Kong y Singapur, casi la mitad en Malasia y una tercera parte en Taiwán y Corea del Sur. Calculó que, incluso sin tener en cuenta los impactos secundarios, cada caída del 10% en las exportaciones iba a recortar dos puntos el porcentaje de crecimiento en Corea del Sur y Taiwán, y hasta siete puntos los porcentajes de Hong Kong y Singapur.

Durante la pasada década, la parte correspondiente a las exportaciones del PIB chino se duplicó hasta alcanzar el 40%. Con una inmensa mano de obra barata fuertemente vigilada, combinada con una infraestructura desarrollada por el estado, China se ha convertido en un punto final de montaje para las corporaciones transnacionales. Estas suministraban diversos componentes, materias primas y productos de capital fabricados en cualquier lugar de Asia a las fábricas chinas, transformando la región en una gigantesca máquina de exportación. Parecía que China había sustituido a Estados Unidos, como motor de crecimiento, en muchos países asiáticos.

De hecho, como Jong Wha-Lee, del Banco de Desarrollo Asiático señaló, el comercio interregional ocultó el hecho de que el 60% de la demanda final para los productos asiáticos viene aún de países capitalistas avanzados de América del Norte, Europa y Japón. Las exportaciones de China a los EEUU y a la Unión Europea cayeron en enero un porcentaje de un 9,8% y un 17,4%, respectivamente. Como la demanda se ha desplomado en Occidente, el boom comercial interno, que principalmente abarcaba a los componentes, inversiones y productos de capital, se ha evaporado a toda velocidad.

El Korea Times se lamentaba la pasada semana: “China ha surgido como la mayor amenaza para la economía coreana” porque la “alta dependencia respecto a China ha hecho que el país sea especialmente vulnerable ante el riesgo de una China emergente”. Las exportaciones de Corea a China, muchas de ellas para una nueva exportación, cayeron un 33% en diciembre y un 46,4% en enero, comparadas con las cifras del año anterior, debido a la caída acelerada en la demanda global de productos “chinos”.

Las autoridades chinas han estado inflando en voz alta la perspectiva de provocar un “rebote” estimulando los gastos en infraestructura y ordenando a los bancos estatales que incrementaran los créditos. Pero los analistas se muestran escépticos de que el gasto estatal consiga estimular la inversión privada. El economista Wang Qing, de Morgan Stanley China, dijo al Wall Street Journal: “Los beneficios y la rentabilidad serán muy escasos en 2009, y esta es la razón principal por la que no espero que haya demasiada inversión privada, especialmente en el sector manufacturero, donde China sufre un problema de sobrecapacidad”. Estimaba que este año la inversión en manufacturas sería cero, con un 12% de descenso en la inversión inmobiliaria.

El 10 de febrero, el Financial Times explicó: “Más que nada, China no puede escapar del entorno económico global más amplio. El estimulo fiscal del gobierno se ha diseñado para que la economía pueda mantenerse en funcionamiento hasta que se recuperen los consumidores occidentales. Pero los últimos indicadores señalan que la economía global podría continuar en depresión durante un período más prolongado del pensado al principio”.

La misma conclusión puede aplicarse a todos los paquetes de estímulos por toda Asia. La mayoría de los países asiáticos son meras plataformas de inmensa mano de obra barata en las que las exportaciones suponen un sobrepeso en sus relativamente pequeñas economías interiores. Enfrentadas a la depresión global, cada una trata de exportar más, lo que requiere coger nuevas porciones del mercado a expensas de sus vecinos. Esto está haciendo que aumenten las tensiones comerciales. Desde el mes de octubre, India ha emprendido diecisiete investigaciones sobre las importaciones chinas y ha impuesto restricciones al acero, a los textiles y a los petroquímicos chinos. En enero, la India prohibió la importación de juguetes chinos durante seis meses para proteger su propia industria juguetera.

Además de lanzar a sus “propios” trabajadores contra otros trabajadores de los países vecinos, las elites asiáticas no comprenden bien la crisis económica y tienen aún menos soluciones para la misma. Algunos se han vuelto a los dioses en búsqueda de respuesta. Durante el Año Nuevo Chino, un alto funcionario de Hong Kong escogió un palito de la fortuna en nombre de la ciudad. Fue el menos afortunado, el 27. Según informó el Financial Times, “un adivino del templo de Che Kung lo envolvió en incienso y consultó con los cielos en busca de inspiración, declarando finalmente que el entrevisto resultado es que Hong Kong no podría aislarse a sí mismo del caos financiero global”.

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