Consumismo medicamentoso

Miguel Jara
04/11/10

Hace unos días uno de los médicos colaboradores habituales de este blog, Josep M. escribía un comentario que no tiene desperdicio.

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El galeno animaba a otro comentarista a buscar los diez fármacos que han facturado más en nuestro país (top ten) o en Europa o en el mundo durante el año 2009 y que por supuesto, han dado más beneficios a sus fabricantes, y después de revisarlos, decía “dígame usted cuántas vidas han salvado, e incluso cuantas vidas se perderían si se dejasen de administrar. Estudie también si habían alternativas previas con la misma efectividad y mucho más baratas (fármacos me too -los denominados Yo también, es decir medicamentos que se patentan como si fueran nuevos cuando en realidad no aportan novedad terapéutica alguna, casi todos los patentados durante los últimos años). Si aún le quedan dudas, puede hacer el mismo experimento con los años anteriores. Cuando lo sepa, contésteme”.

Bueno pues los fármacos más vendidos durante los dos años tanto en Cataluña como en España son:

Plavix, Spiriva, Lyrica, Iscover, Cardyl, Actonel, Xalatan, Seretide, Cardyl y Exetrol.

Seguramente a muchos de ustedes apenas les sonará alguno de estos productos. No es trascendente. Lo que importa son las reflexiones que el propio Josep me envió el sábado por la mañana desde su retiro en Solsona. Con datos directamente del Ministerio de Sanidad español, el gasto de los 35 principios activos más recetados supone más del 30% del total del gasto farmacéutico.

El gasto en antiepilépticos ha crecido desmesuradamente en los últimos años y es obvio que se receta para indicaciones no legales ya que el número de pacientes diagnosticados de epilepsia no ha subido ni mucho menos en la misma proporción. En el caso de la pregabalina se ha comprobado un 80% del uso en España fuera de la ficha técnica. ¿En qué se usa?, básicamente en el tratamiento (incorrecto) del dolor no neuropático y muchos psiquiatras como “modulador del estado de ánimo”:

“Una tontería que suena muy bien pero técnicamente sin ningún contenido. También se usa en la fibromialgia, y es un poco la ‘panacea’ cuando no saben qué dar, todo ello favorecido por el visitador de turno que lo recomienda porque ‘dicen que va muy bien para…’”, según me cuenta este facultativo.

El uso de los antipsicóticos atípicos, también es preocupante pues se están utilizando de manera generalizada en las demencias seniles (Alzheimer y no Alzheimer), problemas en niños, problemas en adicciones a drogas, etc. a pesar del riesgo cardiovascular añadido que suponen.

Los antidepresivos se están utilizando para “los problemas de la vida” que la cultura popular califica en muchas ocasiones como depresión. Obviamente se recetan los más nuevos y caros y se dejan de recetar los que se van convirtiendo en genéricos. Hay publicaciones que demuestran que no son útiles en estos casos, pero pacientes y profesionales caen en la trampa de pensar que el proceso de mejora de los problemas de la vida se deben al medicamento y no a la normal capacidad de adaptación del individuo.

La protección gástrica se ha convertido en un “bien de uso general”. Ya es cultura popular, a pesar de que tiene unas indicaciones muy concretas. Se da (y se pide) universalmente, para acompañar cualquier otra medicación. Afortunadamente el más utilizado es el original omeprazol.

Lo mismo ocurre con la prevención cardiovascular:

“Se están dando medicamentos para el colesterol de manera indiscriminada, especialmente en prevención primaria (personas sanas que no han padecido ningún evento cardiovascular), que es precisamente donde se ha demostrado que es bastante inútil, especialmente en mujeres. El clopidogrel (Iscover) se ha venido utilizando fuera de la ficha técnica y “de por vida”, circunstancia pocas veces aceptable, de manera también generalizada, cuando la vieja aspirina, es la indicada en primera línea frente a clopidogrel.

¿Entiende ahora lo de que los más vendidos no salvan vidas? Consumismo farmacológico con consecuencias, sobremedicación, fármacos para no enfermedades. Es el rumbo que ha tomado parte de la medicina hoy.

Más info: En los libros Traficantes de salud y La salud que viene.

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