El espejismo económico alemán
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El gato yanqui en su patio trasero
Vicenç Navarro
Público/Rebelión
21/08/10
El pasado viernes los medios de información anunciaron con gran alboroto el crecimiento de la economía alemana (el mayor motor de la economía europea), que según la Oficina Federal de Estadística del gobierno alemán, representaba el mayor incremento que aquella economía había experimentado durante el periodo de existencia de la Alemania unificada. Inmediatamente, tal aumento del crecimiento se ha presentado como ejemplo de lo bien que han ido, para Alemania y para todos los países de la Eurozona, las políticas de austeridad propuestas por el gobierno de Angela Merkel. Puesto que unos días antes, el Banco Central Estadounidense -el Federal Reserve Board- había anunciado un retroceso del crecimiento económico de Estados Unidos, resultando en una tasa de crecimiento económico menor que la nueva tasa experimentada por la economía alemana, los medios (la mayoría de sensibilidad conservadora y neoliberal) inmediatamente lanzaron las campanas al vuelo, concluyendo que la elevada tasa de crecimiento alemana mostraba la superioridad de las políticas de austeridad fiscal identificadas con el gobierno Merkel, sobre las políticas de estímulo económico, propuestas y llevadas a cabo por el gobierno Obama en EE.UU. Uno de los economistas neoliberales más promocionados por la televisión pública catalana, TV3, inmediatamente definió las políticas de estímulo del Presidente Obama como un “enorme desastre”, mostrando, una vez más, la hipérbole y exageración que caracteriza su discurso.
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Para poder llegar a esta conclusión se olvidan e ignoran, sin embargo, varios hechos. Uno de ellos es que el incremento del crecimiento económico alemán tiene poco que ver con las políticas de austeridad alemanas, pues la causa de este crecimiento se debe a otras razones, incluyendo el rápido descenso del valor del euro, que ha facilitado el aumento de las exportaciones alemanas, sobre todo a China y a EE.UU., que durante estos años de crisis han tenido mayor crecimiento económico que Alemania, consecuencia, por cierto, del estímulo económico que estos países han aplicado a sus economías. Alemania es el mayor exportador del mundo y las exportaciones (y no la demanda doméstica) son el motor de aquella economía. En realidad, los salarios (la mayor fuerza motriz de la demanda doméstica) han permanecido estancados desde hace ya muchos años en Alemania, situación que ha sido denunciada no sólo por los sindicatos y la izquierda alemana, sino también por la Ministra de Economía del gobierno Sarkozy, Christine Lagarde, pues tal estancamiento de la demanda doméstica está detrás de la falta de recuperación de la economía de la Eurozona, dado que la falta de un incremento de la demanda doméstica en Alemania explica una paralización de las importaciones alemanas de los productos producidos en los otros países de la Eurozona. En realidad, la enorme concentración de euros en Alemania (que la banca alemana ha prestado a los bancos del sur de Europa y ha utilizado también para comprar la deuda pública de aquellos países) se basa en esta situación: Alemania exporta mucho e importa poco y paga a sus trabajadores mucho menos de lo que éstos producen. De ahí que como bien decía el corresponsal de The New York Times, en Alemania, el “milagro exportador” en Alemania se ha basado en los sacrificios de la clase trabajadora alemana (14.08.10).
Acentuando este estancamiento de los salarios, Alemania ha sufrido políticas de austeridad de gasto público (incluyendo social) desde la época del gobierno Schroeder (1998-2005), resultado del descenso de los ingresos del Estado, consecuencia de una reducción de los impuestos de sociedades y de las rentas superiores, políticas seguida más tarde, también, por Angela Merkel. Los impuestos sobre el capital disminuyeron ni más ni menos que 21 puntos y el nivel de gravamen de las rentas superiores se redujo 9,5 puntos. Si Alemania hubiera mantenido los niveles de imposición fiscal de 1998, su Estado habría recaudado 75.000 millones de euros más por año que los recaudados en 2009, una cantidad casi idéntica al déficit que Merkel quiere reducir a base de políticas de austeridad.
Estas políticas determinaron que el crecimiento de la productividad beneficiase enormemente a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. Lo cual quiere decir que había, y continúa habiendo, un problema grave de falta de crecimiento de la demanda interna. Como dijo Peter Bofinger del Consejo Económico Alemán, “el problema de Alemania es que vive muy por debajo de sus posibilidades”. Por cierto, una situación muy semejante ha estado ocurriendo en España.
Por otra parte, las enormes políticas de austeridad que se están imponiendo en los países de la Eurozona (particularmente acentuadas en los países del Sur, como España, Grecia y Portugal) son políticas impuestas, no tanto por los mercados financieros (como constantemente y erróneamente se acentúa, incluso por las izquierdas), como por el Banco Central Europeo (próximo al Banco Central Alemán), por el Consejo Europeo (liderado por el gobierno conservador-neoliberal de la canciller alemana Merkel) y por el Fondo Monetario Internacional (portavoz del capital financiero internacional) y que tienen como objetivo primordial que aquellos países paguen a los bancos alemanes y a otros países centrales el dinero que se les debe.
En realidad, el descenso de la economía estadounidense, que ha tenido durante este año tasas de crecimiento económico muy superiores a las alemanas, ha comenzado a disminuir, consecuencia precisamente del descenso del estímulo económico y que explica la petición por parte de algunos sectores de la Administración Obama de que se incremente este estímulo, pues, aún cuando tuvo un impacto positivo, responsable del mayor crecimiento económico que Alemania, al ir terminándose se observa un descenso del crecimiento económico. En realidad, una de las causa de que el crecimiento sea tan débil en España es la falta de tal estímulo económico, resultado de las medidas de austeridad de gasto público equivocadas que el gobierno está desarrollando.
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Para poder llegar a esta conclusión se olvidan e ignoran, sin embargo, varios hechos. Uno de ellos es que el incremento del crecimiento económico alemán tiene poco que ver con las políticas de austeridad alemanas, pues la causa de este crecimiento se debe a otras razones, incluyendo el rápido descenso del valor del euro, que ha facilitado el aumento de las exportaciones alemanas, sobre todo a China y a EE.UU., que durante estos años de crisis han tenido mayor crecimiento económico que Alemania, consecuencia, por cierto, del estímulo económico que estos países han aplicado a sus economías. Alemania es el mayor exportador del mundo y las exportaciones (y no la demanda doméstica) son el motor de aquella economía. En realidad, los salarios (la mayor fuerza motriz de la demanda doméstica) han permanecido estancados desde hace ya muchos años en Alemania, situación que ha sido denunciada no sólo por los sindicatos y la izquierda alemana, sino también por la Ministra de Economía del gobierno Sarkozy, Christine Lagarde, pues tal estancamiento de la demanda doméstica está detrás de la falta de recuperación de la economía de la Eurozona, dado que la falta de un incremento de la demanda doméstica en Alemania explica una paralización de las importaciones alemanas de los productos producidos en los otros países de la Eurozona. En realidad, la enorme concentración de euros en Alemania (que la banca alemana ha prestado a los bancos del sur de Europa y ha utilizado también para comprar la deuda pública de aquellos países) se basa en esta situación: Alemania exporta mucho e importa poco y paga a sus trabajadores mucho menos de lo que éstos producen. De ahí que como bien decía el corresponsal de The New York Times, en Alemania, el “milagro exportador” en Alemania se ha basado en los sacrificios de la clase trabajadora alemana (14.08.10).
Acentuando este estancamiento de los salarios, Alemania ha sufrido políticas de austeridad de gasto público (incluyendo social) desde la época del gobierno Schroeder (1998-2005), resultado del descenso de los ingresos del Estado, consecuencia de una reducción de los impuestos de sociedades y de las rentas superiores, políticas seguida más tarde, también, por Angela Merkel. Los impuestos sobre el capital disminuyeron ni más ni menos que 21 puntos y el nivel de gravamen de las rentas superiores se redujo 9,5 puntos. Si Alemania hubiera mantenido los niveles de imposición fiscal de 1998, su Estado habría recaudado 75.000 millones de euros más por año que los recaudados en 2009, una cantidad casi idéntica al déficit que Merkel quiere reducir a base de políticas de austeridad.
Estas políticas determinaron que el crecimiento de la productividad beneficiase enormemente a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. Lo cual quiere decir que había, y continúa habiendo, un problema grave de falta de crecimiento de la demanda interna. Como dijo Peter Bofinger del Consejo Económico Alemán, “el problema de Alemania es que vive muy por debajo de sus posibilidades”. Por cierto, una situación muy semejante ha estado ocurriendo en España.
Por otra parte, las enormes políticas de austeridad que se están imponiendo en los países de la Eurozona (particularmente acentuadas en los países del Sur, como España, Grecia y Portugal) son políticas impuestas, no tanto por los mercados financieros (como constantemente y erróneamente se acentúa, incluso por las izquierdas), como por el Banco Central Europeo (próximo al Banco Central Alemán), por el Consejo Europeo (liderado por el gobierno conservador-neoliberal de la canciller alemana Merkel) y por el Fondo Monetario Internacional (portavoz del capital financiero internacional) y que tienen como objetivo primordial que aquellos países paguen a los bancos alemanes y a otros países centrales el dinero que se les debe.
En realidad, el descenso de la economía estadounidense, que ha tenido durante este año tasas de crecimiento económico muy superiores a las alemanas, ha comenzado a disminuir, consecuencia precisamente del descenso del estímulo económico y que explica la petición por parte de algunos sectores de la Administración Obama de que se incremente este estímulo, pues, aún cuando tuvo un impacto positivo, responsable del mayor crecimiento económico que Alemania, al ir terminándose se observa un descenso del crecimiento económico. En realidad, una de las causa de que el crecimiento sea tan débil en España es la falta de tal estímulo económico, resultado de las medidas de austeridad de gasto público equivocadas que el gobierno está desarrollando.
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