El objetivo encubierto de la masacre - EEUU va por Pakistán: Lo acusa de promover los ataques "terroristas" en la India

IAR Noticias
03/12/08

Tras la sangrienta masacre "terrorista" de tres días en Bombay los hechos se precipitaron: EEUU, en una clara muestra de que es el directo "beneficiario" de los ataques, señaló a un grupo islamista pakistaní como el responsable de los hechos y exigió a Pakistán un mayor compromiso activo en la "guerra contra el terrorismo". De esta manera, es el propio Washington quién confirma -tácitamente- que el gigante islámico en frrontera con Afganistán estuvo situado como uno de los objetivos encubiertos de la operación de los comandos exterminadores.

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Tras los ataques "terroristas" en Bombay, Washington utilizó los patrones de costumbre: La CIA señaló como autor del atentado a un grupo islámico pakistaní, la India (aliada de la maniobra) lanzó el involucramiento del gobierno de Pakistán en la operación, y la Casa Blanca cerró el círculo intimando a Islamabab a una mayor cooperación en la persecución y el exterminio de los grupos talibanes que operan en su frontera con Afganistán.

De esta manera, aparece uno de los objetivos encubiertos centrales del exterminio "terrorista" en la India: Romper la reticencia del gobierno pakistaní a colaborar y preparar con EEUU el terreno para una ocupación militar de la frontera con Afganistán donde se encuentran las bases centrales de la resistencia talibán.

Siguiendo el manual, el director de Inteligencia Nacional de EEUU (que tiene a la CIA como su columna vertebral) Mike McConnell, acusó al grupo islamista Lashkar-e-Taiba de perpetrar los atentados de la semana pasada en Bombay. El Gobierno de India, que también centra sus "sospechas" en ese grupo, informó que los autores procedían de Pakistán y tenían vinculaciones con el gobierno de ese país.

"El mismo grupo que creemos es responsable de los atentados en Bombay realizó un ataque similar a un tren en 2006 y mató a un número similar de personas", dijo McConnell el martes durante un acto en la estadounidense Universidad de Harvard.

Desde otro flanco del "aprovechamiento" del acto "terrorista", la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, exigió este miércoles a Pakistán una "acción decidida y urgente" contra el terrorismo y cooperación con India en la investigación de los atentados de Bombay.

Rice llegó el miércoles a Nueva Delhi enviada formalmente por Bush con la misión de suavizar las tensiones entre India y Pakistán por los ataques de la semana pasada.

"Tenemos que actuar urgentemente y con decisión. Es necesario que Pakistán actúe con decisión y rapidez y que coopere de forma transparente y total. Este mensaje ha sido y será el transmitido a Pakistán", dijo la secretaria de Estado en conferencia de prensa.

"Es la hora de que todo el mundo coopere y lo haga de forma transparente, y especialmente es la hora de que lo haga Pakistán", señaló Rice dejando en claro el objetivo encubierto de los ataques en la India .

En una acción coordinada, la presión de EEUU al gobierno de Pakistán se une a la de India, que, además de señalar a Pakistán por la matanza de Bombay, pidió a su vecino la extradición de 20 supuestos "terroristas" a los que responsabiliza de otros ataques y de idear los de la semana pasada.

De esta manera, además de quedar en evidencia uno de los objetivos centrales la "misteriosa" operación masacre en Bombay, se pone en marcha una maquinaria de aislamiento del gobierno pakistaní que en los últimos días se resistió a colaborar con las operaciones militares contra los talibanes y denunció bombardeos secretos contra poblaciones civiles en su territorio por parte de EEUU y la OTAN.

Además de la preparación de un clima de "terrorismo financiero", y de servir para un reciclamiento global de la "guerra contraterrorista", los ataques en la India se orientaron a generar un conflicto India-Pakistán para justificar la ocupación militar en el enclave estratégico de la frontera Afganistán-Pakistán donde se encuentran los búnkeres de la guerrilla talibán que tiene acorraladas a las fuerzas de EEUU y la OTAN.

Además, la futura administración que gobernará la Casa Blanca, a partir del 20 de enero, es coincidente con el objetivo trazado por el gobierno de Bush con respecto a Pakistán.

En los últimos días, la prensa norteamericana reveló que el equipo que rodea a Barack Obama ya tiene planificada la ocupación militar de Pakistán para neutralizar y/o destruir las bases y los campos de entrenamiento militar de los talibanes, cuyo núcleo principal y mayoritario está en una guerra de liberación de su territorio contra EEUU y la OTAN.

Luego del exterminio en Bombay, India volvió a apuntar con el dedo a "elementos" con vínculos paquistaníes responsabilizándolos por los sangrientos atentados coordinados perpetrados en su capital financiera, en los que, según cifras oficiales, murieron casi 200 personas y 350 fueron heridas.

"Las evidencias preliminares indican que hay implicados elementos con vínculos con Pakistán", dijo el ministro de Exteriores, Pranab Mukherjee, en una conferencia de prensa en Nueva Delhi. Instó a Pakistán a desmantelar la infraestructura que respalda a los extremistas.

Según lo que manejan algunos expertos, Washington ahora privilegia a la India como aliado estratégico en la región y busca el sometimiento militar de Pakistán que se ha tornado en una aliado inestable y poco confiable luego de la renuncia del general Pervez Musharraf.

Sin la mano dura de Musharraf, atacado por un vacío de poder ascendente, metido en un espiral de crisis económica, y con una escalada indetenible de violencia y atentados en las grandes ciudades, Pakistán, un resorte geopolítico-militar clave en la estrategia regional de Washington y un aliado invalorable en el marco de la disputa con Rusia e Irán, comienza convertirse en un dilema difícil de resolver para los halcones de la Casa Blanca.

Pakistán, con 165 millones de habitantes, está en un avanzado proceso inflacionario con alza de precios de los alimentos, cortes de luz masivos, acompañados de una escalada de violencia y atentados en las grandes ciudades, con espectaculares ataques del talibán y más bombardeos en la frontera con Afganistán.

En este cuadro de situación, las usinas conservadoras de EEUU ya comienzan a barajar hipótesis de "salida militar" para retomar el control en un país que se les va de las manos.

Obama tiene a Pakistán y a Afganistán como sus principales prioridades en política exterior, y con la continuidad de Gates en el Pentágono y con el nombramiento de Hillary Clinton al frente del Departamento ya ratificó su idea de "no innovar" y continuar con la política de los halcones republicanos.

Pakistán, un aliado estratégico clave de EEUU, es un país en crisis y en "guerra permanente", y en este escenario -afirman las usinas conservadoras- resulta suicida dejar el país en manos de políticos débiles y divididos.

Cuando se habla de Pakistán, se habla de Afganistán: Una frontera por donde -en la visión de Washington- se infiltra la "guerra contraterrorista" en el gigante islámico con dientes nucleares.

Para EEUU y las usinas conservadoras de EEUU, Pakistán, también en frontera con Irán, es una extensión natural del combate contra el terrorismo en Afganistán, metido en la geografía de los corredores energéticos y del conflicto en el Cáucaso.

De manera tal que fue el propio Washington el que se encargó de revelar con su accionar posterior el rol de Pakistán como objetivo encubierto de la operación de exterminio en la India.

Ahora Washington va por un aislamiento internacional del gobierno de Islamabad para obligarlo a un nuevo pacto que le permita cerrar su objetivo de ocupación militar en el enclave estratégico de la frontera Afganistán-Pakistán.

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