Las 25 noticias más censuradas en 2007-2008 - Japón duda de la versión oficial del 11/9 y no quiere más guerra

Benjamin Fulford
Rense.com and Rock Creek Free Press
Traducción: Ernesto Carmona, especial para Argen Press
07/11/08

En enero de 2008 hubo un debate en el Parlamento japonés que desafió las premisas y la validez de la guerra global al terrorismo, con difusión en vivo por TV abierta. El parlamentario Yukihisa Fujita insistió en la necesidad de una investigación conducida en el origen de la guerra: los acontecimientos del 11 de septiembre.

En una sesión del Comité de Defensa y Asuntos Extranjeros del Parlamento llevada a cabo para discutir la ética de la renovación de la Ley Anti-Terrorismo que faculta al gobierno de Japón para proporcionar apoyo logístico a las fuerzas de la coalición que operan en Afganistán, Fujita abrió la sesión indicando: "Quisiera hablar del origen de esta guerra al terrorismo, qué fueron los ataques del 11 de septiembre... Al discutir estas leyes contra-terror debemos preguntarnos ¿qué fue el 11 de septiembre? y ¿qué es el terrorismo?"

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Fujita precisó: "Hasta ahora la única cosa que ha dicho el gobierno es que pensamos que fue causado por Al Qaeda porque el presidente Bush nos dijo eso. No hemos visto ninguna prueba verdadera que fue Al Qaeda". Le recordó al Parlamento que el 11 de septiembre mataron a veinticuatro ciudadanos japoneses y nunca hubo mandato para una investigación criminal del gobierno japonés. "Tan seguro es que esto fue un crimen que necesita realizarse una investigación", dijo Fujita. (Proyecto Censurado 2008 # 16). Fujita se explayó incisivamente "acerca de la información sospechosa que una vez destapada por todo el mundo ha recrudecido las dudas que existen sobre los acontecimientos del 11 de septiembre".

El Parlamento japonés vio varias diapositivas del Pentágono y de sitios del Centro Mundial de Comercio (WTC, en inglés), mientras Fujita explicaba cada una. Las diapositivas mostraron evidencia contraria a la explicación oficial: Los daños en y alrededor del Pentágono no fueron consistentes con los daños que podría causar un avión 757. "También Fujita destacó: "Allí en el Pentágono habían más de ochenta cámaras fotográficas de seguridad pero los funcionarios han rehusado dar a conocer sus registros. En cualquier caso, como usted acaba de ver, no hay fotografías del avión ni de sus restos en ninguna de estas fotografías. Es muy extraño que no se nos hayan mostrado tales fotografías".

Un funcionario de la fuerza aérea de EEUU corroboró el hecho de que el avión ejecutó una vuelta en “U” y evitó la oficina de la secretaría de Defensa, maniobra que sería una hazaña imposible para un inexperto piloto novel; y no hubo ninguna defensa aérea en el intervalo de noventa minutos entre el impacto inicial de los aviones en el WTC y el Pentágono. Fujita agregó: "Es desconcertante que no se encontrara ningún registro del vuelo en ninguno de los cuatro sitios". En tierra, en los sitios del WTC, fueron verificados los sonidos y la evidencia visual de las explosiones. El hallazgo de restos del avión en vuelo lanzados hasta 150 metros de distancia es consistente con el estallido de los edificios.

Durante las operaciones de rescate, un bombero de Nueva York confirmó que hubo una serie de explosiones semejantes a una demolición profesional y un sobreviviente japonés oyó explosiones mientras huía del sitio. El Edificio Nº 7 del Centro Mundial de Comercio (WTC 7) (WTC 7), era un bloque de 47 pisos de altura localizado lejos, no lo atacó ningún avión y tenía daños mínimos de fuego, pero cayó derrumbado sin dejar huellas en cinco o seis segundos, siete horas después que fueran atacados los edificios principales del WTC. No sólo la Comisión del 11 de septiembre no menciona al WTC 7, sino que las agencias estadounidenses FEMA [Agencia Federal de Manejo de Emergencias] y NIST [Instituto Nacional de Estándares y Tecnología] tampoco hicieron ninguna mención en sus informes.

Fujita informó que al interior del mercado de valores, entre el 6 y el 8 de septiembre, los inversionistas ejecutaron opciones de venta a precio fijo de acciones de United y American Airlines. El especialista financiero Keiichiro Asao testimonió confirmando que una transacción tan compleja sería el trabajo de iniciados más bien que de Al Qaeda.

Fujita se dirigió entonces al Primer Ministro Fukuda: "Quisiera saber por qué el Primer Ministro piensa que el Talibán fue responsable del 11 de septiembre". Y continuó: "Necesitamos ir de nuevo al principio y no creer, simple y confiadamente, en la explicación del gobierno de EEUU y en la información indirecta proporcionadas por ellos... Necesitamos observar esta evidencia y preguntarnos nosotros mismos cuál es realmente la guerra al terrorismo... Necesitamos preguntar quiénes son las víctimas reales de esta guerra al terrorismo. Pienso que sus víctimas son los ciudadanos del mundo".

"Primer Ministro" –continuó Fujita– "¿Cuál fue el origen de la guerra al terrorismo y de la idea si fue correcto o incorrecto participar en ella? Realmente, ¿existe alguna razón para participar en esta guerra al terrorismo?"

Fujita recibió apoyo para concluir que necesita ser investigada y ser analizada la razón que llevó [a Japón] a participar en la guerra de EEUU al terrorismo. La oposición bloqueó la extensión de la ley de Japón contra el terrorismo y los colegas reconocieron el valor de Fujita con llamadas telefónicas congratulatorias.

Sin embargo, esto acabó a mediados de enero, después de meses de discusiones parlamentarias. Con la oposición de por lo menos el 50 por ciento del público japonés, Fukuda puso en el Parlamento la renovación de la ley contra el terrorismo. Después que la cuenta fuera votada en contra por la oposición en sesión plenaria de la Cámara Alta del Parlamento el 12 de enero, el gobierno la resometió más adelante, en el mismo día, a la Cámara Baja, donde el partido conservador predominante tiene mayoría, y convirtió la propuesta en una ley. Así, volcaron un veto a la Cámara Alta.

Esta es la primera vez en medio siglo que un gobierno japonés ha recurrido a tales tácticas, juzgada como una medida drástica por los estándares japoneses. (1)

De acuerdo con Christopher W. Hughes, profesor de Estudios Políticos Internacionales en la Universidad de Warwick, el "gobierno de Fukuda estuvo bajo mucha presión de EEUU para re desplegar las naves y si siempre tuvo él mismo algún nivel de duda acerca de la importancia de la misión en términos militares y sobre la guerra entera de EEUU contra el terrorismo, percibió que aprobar la cuenta sería muy importante para las relaciones de EEUU-Japón. También presionó sobre el Primer Ministro una reunión personal con Bush, presidente de EEUU. (1)

Actualización de Benjamín Fulford

Si usted todavía cree que los medios corporativos en lengua inglesa son libres, eche una mirada detrás de la escena en el Club de Corresponsales Extranjeros de Japón (FCCJ, en inglés) y piénselo de nuevo.

Por más de dos décadas fui miembro de ese club pero no tenía ninguna pista sobre lo que realmente representaba hasta que intenté efectuar una rueda de prensa acerca del 11 de septiembre. En ese punto comenzaron a ocurrir toda clase de cosas repugnantes y repentinamente asumí que el lugar se parecía más a una jerarquía de espías que a un club de periodistas. Por ejemplo, no supe que había gente tratando de hacerme despedir del club, los e- mails desaparecían desde mi cuenta Internet antes de que consiguiera leerlos y la gente comenzó a murmurar que estaba mal de la cabeza.

La lista de insultos para presionar la libertad de prensa en el club desde la conferencia inicial es demasiado larga para escribirla detalladamente aquí, así que citaremos simplemente el ejemplo más reciente. Yukihisa Fujita, miembro del Parlamento por el partido Democrático, de la oposición, en un debate parlamentario transmitido a toda la nación por NHK, le preguntó al Primer Ministro Yasuo Fukuda sobre muchas de discrepancias que se encontraron en la explicación oficial del gobierno de EEUU sobre qué sucedió el 11 de septiembre.

Un miembro del Parlamento en Japón, aliado de EEUU, mostró evidencia de gran alcance, a través de la TV nacional, de que el gobierno de EEUU asesinó a 3.000 de sus propios ciudadanos, así como a gente de Japón y de muchas otras naciones. Sugerí que lo llamáramos para una rueda de prensa y aceptaron nueve periodistas activos, que representan a una audiencia potencial de millones. Generalmente, si votan sólo tres o más periodistas activos es suficiente para garantizar un evento como ése. A pesar de esto, vetó la conferencia James Sims, del Wall Street Journal, cabeza del Comité de Actividades Profesionales, confederado con Martín Williams, el presidente de la FCCJ, aunque se trataba de un acontecimiento que no cubren por su condición de periodistas técnicos. El veto fue una violación del Artículo 3 de los estatutos que rigen al club e invocan la libertad de prensa. No solamente eso, sino que llevaron adelante una tentativa evidente para dejarme fuera del PAC.

Desde entonces Fujita ha sido invitado a que hable en el Parlamento de la Unión Europea y en muchos otros lugares. Fujita ha ofrecido la ocasión de hacer más preguntas en el Parlamento y en muchos medios de noticias japoneses han informado sobre sus actividades. Los libros acerca del 11 de septiembre también están vendiéndose bien en Japón. Un grupo cada vez mayor de políticos japoneses ha sido enterado de qué sucedió realmente ese día. El gobierno japonés en sí mismo sabe la verdad y esto comienza realmente a afectar la alianza EEUU/Japón de manera fundamental. Las respuestas formales del gobierno japonés a las preguntas de Fujita demuestran que está cobrando cada vez más fuerza la sospecha de que el gobierno de EEUU asesinó a más de veinte ciudadanos japoneses. A largo plazo, podría haber enormes repercusiones para la seguridad de EEUU.

Cita:
1) Axel Berkofsky, “Japan: The Deployment Dilemma,” International Relations and Security Network, January 24, 2008

Fuente:
Rense.com and Rock Creek Free Press, January 14, 2008
Título: “Transcript Of Japanese Parliament's 911 Testimony”
Autor: Benjamin Fulford

Estudiantes investigadores: Kyle Corcoran, Alan Scher, Bill Gibbons y Elizabeth Rathbun
Evaluador académico: Mickey Huff, M.A.

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