El Opio de las masas
Max Kantar
Dissident Voice
Traducción: El Averiguador
25/10/08
Este noviembre, los americanos se enfrentan a una elección. Pero la elección no es entre John McCain o Barack Obama; es entre someterse a la voluntad del orden corporativo-militar establecido, o tomar la decisión moral de boicotear sus rígidas instituciones de falsa democracia.
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Democracia, en todo sentido, es un sistema que permite a las personas tener voz y voto en las decisiones, según el grado en que estas afectan a dichas personas. ¿Tenemos eso? Con el apoyo popular a la administración de Bush en alrededor del 20% y el apoyo a la mayoría democrática del congreso luchando por mantenerse en dos dígitos, puedes decidir por ti mismo si tenemos un sistema democrático o no.
Nos dicen que votemos si es que nos importa la economía. ¿Votar por quién? En el ‘debate’, Obama no pudo reiterar más veces cuanto estaba de acuerdo con McCain sobre la cuestión del casi trillonario salvataje de Wall Street, a pesar de la abrumadora oposición pública al mismo. El mensaje al público fue claro: “No nos importa lo que pienses. Nuestro trabajo es proteger la riqueza de aquellos que son dueños del país, no de aquellos que lo construyen”.
Nos dicen que votemos si es que nos importa la guerra, la política exterior, y la horrenda imagen de EEUU en todo el mundo. Votar por Obama o McCain, ambos prometen “aumentar” las fuerzas de ocupación en Afganistán, a pesar del agudo incremento de los bombardeos por parte de EEUU-OTAN sobre civiles, más notablemente la masacre de 90 inocentes a fines de agosto, dos tercios de los cuales eran menores de 15 años.
Podemos votar sobre Irak, pero nuestra elección no es entre la guerra y la paz. La elección es entre dos estrategias de guerra. Uno continúa el plan de Bush-Cheney-Rice, y el otro involucra significativas cantidades de tropas norteamericanas, contratos con mercenarios privados, y el mantenimiento de extravagantes bases militares en el extranjero, por no mencionar potenciales operaciones futuras en Irak. Ambos planes continúan la agresiva guerra contra los deseos del público iraquí, del público americano, y de la comunidad internacional.
Lejos de estar satisfecho por la fogosa pasión de violencia imperial, el liberal Obama ha declarado que apoya fuertemente los ataques militares en Pakistán y amenazar más aún la ya tambaleante estabilidad de la región violando la soberanía territorial con asesinatos y asaltos.
¿Deberíamos votar si nos importa la paz en Israel-Palestina, un conflicto con implicaciones globales? A diferencia de las tenues desviaciones políticas mencionadas más arriba entre aquellos que desean dominarnos, observamos un verdadero compromiso bipartidista por continuar bloqueando a un pacífico asentamiento proveyendo apoyo militar, económico y diplomático total para la ocupación ilegal por parte de EEUU-Israel del territorio palestino, la expansión ilegal de asentamientos de colonos, y la inanición y encarcelamiento de los 1.5 millones de seres humanos que intentan mantenerse vivos en la Franja de Gaza.
Por quien sea que votemos, estamos entregando dinero para asesinar palestinos, apoyar el terror israelí, y evitar la paz en base a la ley internacional y derechos humanos. Esta ha sido la política de EEUU durante décadas.
En relación a la crisis del sistema de salud, ambos candidatos se niegan a reconocer lo que ha sido el deseo de la población durante décadas: la abolición del sistema de salud privado. Miles de americanos asegurados van a morir en los próximos cuatro años gracias a que ambos candidatos rechazan apoyar la preexistente legislación que garantiza el tratamiento médico que es necesario para todos. [1]
EEUU posee la mayor cantidad de prisioneros de cualquier país del mundo. Nuestras prisiones corporativas son el reflejo y símbolo de una sociedad violenta e inequitativa en la cual los hombres negros son encarcelados un 400% más que los blancos. Los hombres negros en EEUU son encarcelados seis veces más que los hombres negros bajo el régimen del Apartheid sudafricano a comienzos de los 90’s. [2]
Nuestras prisiones están abarrotadas de personas pobres y sin derecho a voto: condiciones sociales que trascienden a la raza en los calabozos americanos. Este problema socioeconómico y de derechos humanos no está en la mesa de debate. Ni para los demócratas ni para los republicanos esta es una política Americana.
Tampoco olvidemos que votar por cualquier opción presidencial es una abierta declaración de apoyo al programa inconstitucional de Bush-Cheney de espía y escuchas telefónicas ilegales de los ciudadanos americanos. ¿Estamos dispuestos a aceptarlo como una política permanente?
Las elecciones en los EEUU no son nada más que ratificaciones de poder ilegítimo y de aprobación de la riqueza concentrada. Mientras continuemos racionalizando nuestro voto de elegir al “menos malo de los dos” compitiendo por convertirse en Comandante Terrorista en Jefe y Defensor de los Intereses de la Elite, estaremos brindando nuestra tácita aprobación y consentimiento de la violación de derechos humanos acometida por la estructura de poder bipartid.
Este negocio de seleccionar a contratados sirvientes del poder establecido es más simbólico como medio de conquista de la voluntad popular que una democracia. Quizás nunca nos han enseñado que los fantásticos avances que ha hecho nuestro país a lo largo de los años se dieron como resultado de la lucha popular, y no de políticas electorales. [3]
Cuando situamos nuestra energía política en las elecciones, el poder y el privilegio siempre ganan mientras nuestros movimientos mueren. En nuestro país, votar es el opio de las masas.
Cuando emitimos nuestros votos por los McCains y los Obamas de este país, la sangre continúa derramándose sobre los campos de batalla de la justicia, no solo alrededor del mundo, mientras EEUU continúa su cruzada imperial para proteger al mundo de la amenaza de la democracia, sino en casa también, en las prisiones americanas, hospitales, fábricas, cortes, ghettos, barrios de trabajadores – en esencia, en la “calle principal” (“Main Street”) de Norteamérica.
Con saludable conciencia moral, no debemos participar de este engañoso y superficial proceso que legitiman los crímenes de los poderosos y un sistema económico creado para los ricos. “Después de todo, ¿se derrama de sangre cuando la conciencia está herida?”. [4]
Si, tomemos una decisión en noviembre, una decisión para detener “el jugueteo de la maquinaria” del orden establecido por Washington-Wall Street de explotación y violencia y comprometámonos a tomar el asunto en nuestras manos para llevar autodeterminación y justicia para los hombres y mujeres de nuestro país y nuestros semejantes alrededor del mundo. [5]
Notas
1. Resolución de la Cámara de Representantes (H.R.) 676 es el proyecto presentado en febrero del 2005 por el Congresista John Conyers (D-MI) que garantiza el cuidado de la salud por parte de un único pagador, sin objetivo de beneficio, para todos los americanos. Sumado a los obvios beneficios humanos, esto ahorraría varios billones de dólares anualmente según la Alianza de Ciudadanos para el Seguro de Salud Nacional.
2. De acuerdo a la organización de Agencias de Orden Contra Prohibiciones, (LEAP), bajo el Apartheid sudafricano en 1993, los hombres negros fueron encarcelados a una tasa de 841 cada 100,000. En EEUU en el año 2004, los hombres negros fueron encarcelados a una tasa de 4,400 cada 100,000.
3. Para una mayor discusión sobre el cambio social, elecciones y luchas populares en la historia Americana, por favor lean el libro de Howard Zinn, Historia del pueblo de EEUU. Utilizando impecables fuentes e investigación, Zinn ilustra al lector de que forma los movimientos de masas en los EEUU intentaron presionar con sus demandas a través del proceso electoral y como tales movimientos se esfumaron con pocos o sin resultados.
4. Palabras citadas del ensayo de Henry David Thoreau del año 1849, “Resistencia al Gobierno Civil” o también conocido como “Desobediencia Civil”.
5. Cita, “el jugueteo de la maquinaria”, son palabras del ex juez de la Suprema Corte de Justicia, Harry Blackmun, quien célebremente indicó que “ya no jugueteaba con la maquinaria de la muerte”. Blackum se refería a la institución de la pena de muerte como forma de castigo criminal.
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