Lo que el sistema no explica sobre la crisis: ¿Cuál es el desenlace?

Manuel Freytas
IAR Noticias
21/04/08

¿Qué va a pasar cuando la crisis financiera, retroalimentada por la escalada del petróleo y de los alimentos, devenga en una crisis inflacionaria-recesiva con despidos laborales masivos y emergencia alimentaria a escala global? El modelo colapsa, pero nadie explica que hay al final del túnel. Y hay una razón que lo fundamenta: El sistema (capitalista) perdió el control y su futuro es un laberinto.

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Alimentando la escalada mundial del precio de los alimentos (que ya genera inflación y estallidos sociales de los pobres a escala global), en la semana que pasó, los precios del crudo ya tocaron un récord de US$ 117, por barril, confirmando los peores pronósticos recesivos a nivel mundial y demostrando que sus valores ya no tienen techo ni control.

Los datos decisivos de la caída generalizada y constante de los mercados financieros y su efecto inmediato acechante: la estanflación mundial (combinación de recesión con inflación), continúan siendo -según coinciden la mayoría de los analistas- el derrumbe del dólar, la escalada de los precios del petróleo y su impacto desestabilizador sobre los precios de los alimentos a escala global.

Hasta ahora, en su media lengua interesada, los analistas y la autoridades del sistema capitalista solo contaron una parte de lo que describen como la antesala de una "crisis de la economía mundial" con epicentro en la crisis financiera en EEUU, que podría expandirse como un proceso recesivo a todo los países del planeta globalizado.

Por supuesto, que ningún analista o periodista del sistema explican en qué consiste y cómo será la dinámica y el desarrollo de esa "crisis global" (superior a la Gran Depresión del 30) que pronostica a cada rato la plana mayor del sistema capitalista desde las cadenas mediáticas internacionales.

La "crisis de la pobreza"

¿Cuál es el "peor escenario" que hoy vislumbra el capitalismo depredador como desenlace de las propias lacras que genera?

La ONU, el Banco Mundial, el FMI, la mayoría de los expertos y últimamente el G-7, vienen advirtiendo sobre el peligro de estallidos sociales (que ya están ocurriendo) a escala global que podrían generarse por el impacto de los precios del petróleo sobre el costo de los alimentos en los países más pobres de Asia, África y América Latina.

En forma inédita, la emergencia alimentaria producida por la escalada de los precios del petróleo, con su inmediato emergente de conflictos sociales que ya empiezan a extenderse por los países periféricos, determinó, la semana pasada, una operación "salvataje de los pobres" piloteada por el Banco Mundial, el FMI y el G-7 (las potencias capitalistas centrales).

Los precios de los alimentos a nivel global podría llevar a unos 100 millones de personas a una pobreza más profunda, alertó el sábado el director del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick.

Su advertencia se hizo eco en el jefe del FMI, el "gendarme financiero" del sistema capitalista a escala global, Strauss-Kahn, quien alertó sobre las calamitosas consecuencias del aumento continuo en los precios de los alimentos.

"Miles, cientos de miles de personas padecerán hambre. Los niños sufrirán de malnutrición, con consecuencias por el resto de sus vidas", señaló a la prensa, advirtiendo que la crisis social causada por la inflación en los precios de los alimentos ya esta desencadenando conflictos sociales a nivel mundial.

Hasta aquí, entonces, tenemos verificado la existencia de tres "actores centrales" de la crisis en desarrollo: El petróleo (en su interacción con el dólar en baja), la inflación (producto de la interacción petróleo-alimentos), y los estallidos sociales en los países más pobres (producto del encarecimiento y escasez de alimentos)

¿Como se resuelve en el futuro el desenlace de esta ecuación explosiva?

El modelo en peligro

Los analistas y autoridades del sistema hablan de "recesión global", pero nadie describe (o se imagina) como se va a desarrollar secuencialmente y cuáles serán las resultantes a escala global.

La crisis, como está planteada hasta ahora, ha sido esencialmente "financiera": Tuvo un epicentro en la crisis hipotecaria de EEUU, se expandió a los mercados financieros globales, y ahora ya toca variables estructurales de la "economía real" por medio del proceso desatado por el cóctel suba del petróleo + suba de alimentos = proceso inflacionario, que ya padecen las economías centrales del sistema capitalista: EEUU, Unión Europea y China.

En el actual pronóstico inflacionario de la economía imperial estadounidense coinciden instituciones claves del actual sistema económico-financiero como la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU, el Banco Mundial, el FMI, así como el G-7 (los siete países más ricos) y los bancos centrales de Europa y de Asia, que ven en la confluencia crisis finaciera-derrumbe del dólar-escalada de los precios del petróleo, el detonante central de un (cada vez más claro) proceso recesivo del capitalismo a escala mundial.

Pero, obviamente, lo que no cuentan los analistas del sistema y sus autoridades es que el petróleo es el elemento clave y (el motor de todos los motores) para mantener una ecuación equilibrada del "modelo" de explotación capitalista vigente que hoy está nivelado para todo el planeta.

Ese modelo tiene tres ejes centrales e interdependientes:

A) El boom de las exportaciones de materias primas controlado por las trasnacionales en los países periféricos o "emergentes" (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos), que posibilita un crecimiento desmesurado de la rentabilidad capitalista sin distribución social de la riqueza, y la utilización del "asistencialismo" para contener los conflictos sindicales y sociales.

B) El boom industrialista-exportador de China y los mercados asiáticos controlado por las trasnacionales (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos) que permite a EEUU y a las potencias centrales del capitalismo exportar tecnología e insumos caros, e importar bienes y productos elaborados a precio de ganga.

C) La "especulación financiera" a escala global controlada por los grandes consorcios financieros sionistas (con la Reserva Federal de EEUU y los bancos centrales europeos y asiáticos, como herramientas de control y regulación), que le posibilita a EEUU (y a las potencias centrales) generar rentabilidad parásita (sin producción) y trasladar sus déficit al resto del mundo por medio del endeudamiento financiero.

En la articulación de este "modelo" interactivo de acumulación capitalista, Latinoamérica y los países "periféricos" exportadores de materia prima conforman "la granja barata", China y los países "emergentes" asiáticos conforman, a su vez, "la fábrica barata", y juntos alimentan la existencia funcional del "gran casino global" del dinero sin fronteras con sede central en Wall Street.

En estos tres motores se asentó hasta ahora lo que los expertos (antes de la crisis) señalaban como "formidable crecimiento mundial de la economía", y que en la realidad solo se trata de un proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, con su contrapartida de pobreza y exclusión social, inédito por sus alcances en la historia del sistema capitalista.

La crisis hipotecaria en EEUU, primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros globales, después, y la escalada de los precios del petróleo, luego, terminaron de configurar un proceso inflacionario-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos del modelo de explotación capitalista vigente a escala global.

En este escenario, el petróleo (el recurso más escaso y buscado del planeta) es la estrella protagónica central.

La ecuación de la crisis

Los factores detonantes clave de una crisis mundial -según se desprende de las propias proyecciones oficiales- se motorizan por la especulación bursátil con las acciones energéticas, la sobredemanda de energía, y el escenario siempre latente de conflictos geopolíticos y militares que se se ciernen sobre regiones petroleras estratégicas en Asia, Africa y Medio Oriente.

Como efecto de la interdependencia económica, el factor crisis financiera dólar débil-petróleo alto, hoy afecta en primer término a las "economías centrales" de EEUU y Europa, y se cierne como un fantasma sobre China, la llamada "fábrica del mundo", y mayor demandante global de petróleo y materias primas, que ya empieza a experimentar los primeros síntomas inflacionarios-recesivos en su economía.

EEUU y Europa son los principales compradores de productos chinos, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los "países emergentes", con lo que se puede deducir que si el Imperio estadounidense (en proceso recesivo) reduce sus compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los "países emergentes".

Con un proceso recesivo de su economía y un dólar devaluado, EEUU (el principal comprador de la "gran fábrica" asiática) reduciría drásticamente sus compras a China, y Europa, que ya enfrenta un fenómeno recesivo en su economía comunitaria, e ingresaría en una contracción de sus sistema económico productivo.

Como impacto inmediato, la economía china también ingresaría en un proceso recesivo (detención del crecimiento) que la obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y de petróleo,

A su vez la reducción en la importación de materias primas y de petróleo por parte de China (el principal importador mundial) impactaría en las economías de Rusia y de los "países emergentes" (los principales exportadores de petróleo y de materias primas a China) que también podrían ingresar en un proceso recesivo.

Esta situación, a su vez, sumiría al resto de las economías planetarias (interdependientes) en un proceso inflacionario-recesivo (estanflación) que dispararía una escalada de conflictos sindicales y estallidos sociales, como respuesta a la desocupación masiva y escalada de precios que generaría la reducción de la actividad económica a escala global.

El infierno tan temido

Asia, África y Medio Oriente con sus regiones petroleras, contienen áreas de conflictos geopolíticos y militares en ebullición que amenazan con estallar en cualquier momento (como son los casos emblemáticos de Irán, Siria, y el Kurdistán iraquí) impulsando el precio del crudo, incluso por encima de los US$ 200 como vaticina Hugo Chávez.

El gran temor (no confesado) de las autoridades del sistema es que la escalada del petróleo y de los alimentos se junte finalmente con el estallido de algunos de los frentes de conflicto geopolítico que acechan a zonas claves de la producción petrolera mundial.

Si las "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan finalmente con la escalada de los precios del petróleo, la inflación y un desenlace de los conflictos geopolíticos-militares latentes, pueden convertirse en dinamita recesiva para la economía mundial y el sistema capitalista liderado por el Imperio estadounidense.

¿Que pasaría con la inflación mundial y el precio de los alimentos si Israel y EEUU -como señalan constantes rumores- iniciaran operaciones militares a gran escala en Gaza, Líbano, Siria, con posible extensión a Irán?

Como primer impacto estallaría el Medio Oriente, con un conflicto árabe-islámico generalizado que abarcaría a Irán, Irak, y los países petroleros del Golfo (más del 70% de la actual producción mundial de crudo), y seguramente se reducirían (o paralizarían) mayoritariamente los niveles de exportación y comercialización a escala mundial.

El efecto inmediato en los mercados financieros no sería otro que el que anticipa Chávez: El barril de petróleo tal vez alcanzando y/o superando la barrera de los US$ 200.

EEUU, la Unión Europea, China, India, los tigres asiáticos y Japón, las primeras y más poderosas economías del sistema capitalista (a su vez, los grandes devoradores del petróleo mundial) reducirían y/o detendrían notablemente su flujo de importación y exportación.

La crisis financiera devendría en "crisis estructural" y el cóctel recesión + despidos en masa = estallidos sociales y conflictos sindicales a escala global, escaparía de las herramientas que utilizan la Reserva Federal y los bancos centrales para controlar la "volatilidad de los mercados financieros".

Hoy, como se verifica en la práctica, la crisis financiera y la especulación en el mercado de los energéticos, son, en cierta medida, relativamente controlables por medio de la intervención de la Reserva Federal y de los bancos centrales que inyectan liquidez en los mercados y corren al rescate de las empresas y bancos quebrados.

Pero si (y como está pronosticado oficialmente) la crisis financiera (por medio de la recesión) deviene finalmente en crisis estructural del modelo capitalista vigente, aparecerán en el escenario mundial dos actores, de naturaleza "incontrolable": Los conflictos sindicales y el estallido social de las clases más empobrecidas del planeta.

Y como primer emergente (ya se está viendo en países rebelados contra el hambre, como Haití) estallaría el orden de "gobernabilidad vigente" sostenido a escala mundial con la "democracia" y el "estado constitucional", dando paso nuevamente a un actor que hoy permanece en un segundo plano expectante: La represión militar y policial de los conflictos sociales y sindicales para restaurar el "orden".

Resumiendo la ecuación:

A) La combinación petróleo-alimentos produce suba de precios e inflación a escala mundial.

B) La inflación produce recesión, carencia de alimentos y despidos laborales a escala mundial.

C) Los despidos laborales y carencias de alimentos producen conflictos sindicales y estallidos sociales a escala mundial.

En resumen, se rompen el modelo económico y el esquema de "gobernabilidad constitucional" globalizado obligando a la represión militar y policial para "restaurar el orden".

Procesando la información mundial, se puede verificar que ya estamos en la antesala de ese proceso.

En definitiva, el descontrol social y sindical a escala global es el infierno tan temido por los expertos e instituciones del sistema cuando hablan de "crisis recesiva mundial" en puerta.

Y hay un agregado más temible aún: El tiempo que medie entre la represión de los conflictos sociales y la "reconstrucción" de un nuevo modelo capitalista, puede alimentar la aparición de nuevos líderes y movimientos de resistencia popular que reciclen un nuevo proceso revolucionario a escala mundial.

Hay algo que (probadamente) no puede derrotar el capitalismo: Sus contradicciones y el parto continuo de la historia.

Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

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