¿Se atreverá la Casa Blanca a sacrificar la 5ta Flota para justificar la destrucción nuclear de Irán?
Michael Salla
Voltaire
21/11/07
El plan estadounidense de ataque contra Irán tiene previsto el sacrificio de la Quinta Flota como medio de justificar una respuesta nuclear. No se trata de un escenario hipotético sino de una opción ya discutida en el seno del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos. Según nuestras informaciones, el almirante William Fallon hizo saber que en caso de recibir esa orden, él se negará a aplicarla y presentará su renuncia así como la de todo el Estado Mayor del Centcom. Por el momento, la resistencia de los oficiales superiores de la Marina de Guerra y del Ejército es lo único que ha impedido que los neoconservadores y la Fuerza Aérea comiencen las operaciones.
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La administración Bush esconde e ignora deliberadamente los análisis tácticos iconoclastas (basados en la teoría de los juegos) provenientes del Pentágono y que sugieren que un ataque contra las instalaciones nucleares o militares de Irán desembocará directamente en la aniquilación de la 5ta Flota de la Marina de Guerra estadounidense, actualmente en el Golfo Pérsico.
El teniente general Paul Van Riper simuló así el papel de jefe de un hipotético Estado del Golfo Pérsico, en un escenario desarrollado en el marco del juego estratégico 2002 Millennium Challenge, y [la partida] terminó con la destrucción total de 5ta Flota [1]. El experimento y sus conclusiones sobre la vulnerabilidad de la 5ta Flota en el marco de un conflicto armado asimétrico y las consecuencias de una eventual guerra contra Irán fueron ignorados.
Los neoconservadores de la administración Bush están haciendo una agresiva propaganda a favor de la realización de operaciones armadas contra Irán, que culminarán en un ataque de ese país contra la 5ta Flota con el uso de sofisticados misiles crucero aire-mar. Deliberadamente [los neoconservadores] ignoran los experimentos que desarrolló Van Riper durante el simulacro Millennium Challenge y sus similitudes, peligrosamente sugerentes, con el actual contencioso nuclear EE.UU.-Irán.
Irán dispone de una cantidad de misiles crucero que alcanza ampliamente para destruir gran parte, e incluso la totalidad, de la 5ta Flota, que se encuentra dentro del radio de acción de las rampas móviles de lanzamiento que poseen los iraníes, estratégicamente instaladas a lo largo de la cadena montañosa que domina las costas del Golfo Pérsico. La administración Bush minimiza deliberadamente la vulnerabilidad de la 5ta Flota frente a la avanzada tecnología de Irán en materia de misiles, comprados a Rusia y China a fines de los años 1990. Los misiles más sofisticados del arsenal iraní son los «Sunburn» (En español, “Insolación”) y los «Yakhonts». Y, frente a esos misiles, los navíos de guerra estadounidenses carecen de defensa eficaz, según advierten todos los expertos militares. Al provocar deliberadamente represalias iraníes contra una intervención armada de Estados Unidos, los neoconservadores preparan el sacrificio, a sabiendas, de gran parte o quizás la totalidad de la 5ta Flota. Esto podría provocar un nuevo Pearl Harbor, que crearía el clima político ideal con vistas a una guerra total contra Irán y acciones armadas que se extenderían a toda la región del Golfo Pérsico.
La vulnerabilidad del 5ta Flota ante el arsenal iraní de misiles aire-mar
La 5ta Flota de la US Navy tiene su cuartel general en el Estado de Bahrein, en la región del Golfo. Dicho cuartel general es responsable de las patrullas que vigilan el Golfo Pérsico, el Mar de Arabia, el Canal de Suez así como ciertas partes del Océano Indico. La 5ta Flota incluye actualmente una flotilla de portaviones y 2 portahelicópteros. Durante la invasión de Irak alcanzó una envergadura máxima de 5 portaviones y 6 portahelicópteros. A la cabeza de la escuadra se encuentra el USS Enterprise (CVN-65), el primer portaviones nuclear –construido en 1961–, que estuvo participando, el 2 de noviembre de 2007, en un ejercicio naval en el Golfo Pérsico.
La base de la 5ta Flota estadounidense, en Bahrein, se está a sólo 150 millas marítimas de la costa iraní y al parecer se encuentra también bajo el alcance de una nueva generación de misiles aire-mar iraníes. Por otro lado, en el estrecho teatro de operaciones que constituye el Golfo Pérsico, cualquier barco de la US Navy enfrentaría grandes dificultades para maniobrar y se encontraría siempre a poca distancia de la rocosa costa iraní, en forma de dientes de sierra, a todo lo largo del Golfo Pérsico, hasta el Mar de Arabia.
Irán comenzó a adquirir tecnología militar rusa poco después de que Rusia saliera, en el año 2000, del Gore-Chernomyrdin Protocol (Protocolo Gore-Chernomirdin) que limitaba las ventas de equipamiento militar ruso a Irán. Luego de su salida del protocolo, Rusia comenzó a vender a Irán la tecnología militar susceptible de ser utilizada en cualquier conflicto con Estados Unidos, específicamente sistemas de defensa antiaérea y misiles tierra-mar, equipos en los que Rusia se había especializado precisamente para poder hacer frente a la aplastante superioridad marítima de Estados Unidos.
El misil SSN-22, conocido como «Sunburn», alcanza una velocidad de mach 2,5, o sea 1 500 millas por hora. Está dotado de tecnología furtiva y tiene un alcance de 130 millas. Es portador de una cabeza explosiva convencional de 750 libras, capaz de destruir la mayoría de los navíos de guerra. Más preocupante aún es el SSN-X-26, de fabricación rusa, conocido como «Yakhont». Se trata de un misil crucero cuyo alcance de 185 millas y representa un peligro para todos los navíos de la US Navy que se encuentran en el Golfo Pérsico. Lo más grave es que el misil Yakhont ha sido concebido específicamente para su uso contra portaviones. Rusia lo ha puesto en venta en los mercados internacionales de armamento.
Tanto los misiles Yakhont como los misiles Sunburn están hechos para burlar los radares de vigilancia Aegis, actualmente utilizados en los navíos de la US Navy, mediante su tecnología furtiva y sus posibilidades de maniobrar en vuelo a baja altitud, adaptándose al relieve del terreno. En los últimos instantes de su aproximación al blanco estos misiles realizan maniobras de esquiva que les permiten escapar al fuego antimisil. La amenaza que representan los misiles Sunburn, Yakhonts y otros más, concebidos en Rusia y vendidos por ese país a China, Irán y otros países, es tan grande que el servicio de experimentación de armas del Pentágono decidió este año de parar la producción de todo nuevo tipo de portaviones hasta que aparezca algún tipo de defensa antimisil realmente eficaz.
Los juegos de estrategia de Millennium Challenge
“Millennium Challenge” fue el juego de guerra más importante que se haya realizado nunca. En este ejercicio participaron 13 500 soldados, repartidos en más de 17 regiones del planeta. Los juegos estratégicos implican un uso intensivo de simulaciones informáticas, durante tres semanas y con un costo de 250 millones de dólares. Millennium Challenge simuló una guerra asimétrica entre las fuerzas armadas estadounidenses, bajo las órdenes del general William Kernan, y un país no especificado del Golfo Pérsico.
Según el general Kernan, estos juegos estratégicos «debían servir para poner a prueba una serie de nuevos conceptos operacionales recientemente preparados por el Pentágono». Una serie de ataques asimétricos, de estrategias en las que se utilizaban barcos civiles disfrazados para lanzar ofensivas, aviones para la realización de ataques kamikazes y misiles crucero del tipo Silkworm, dieron como resultado el hundimiento de casi todos los barcos de 5ta Flota. Las simulaciones revelaron hasta qué punto las estrategias asimétricas pueden sacar partido de la vulnerabilidad de la 5ta Flota ante misiles tierra-mar, sobre todo en el estrecho marco de las aguas del Golfo Pérsico.
En una decisión eminente discutible, la estrategia del Pentágono consistió simplemente en «volver a poner a flote» la 5ta Flota para poder continuar el ejercicio, logrando así finalmente la derrota del país ficticio del Golfo Pérsico. El hundimiento de la 5ta Flota pasó a ser un desdichado episodio, rápidamente relegado al olvido, y el ejercicio fue presentado como un éxito de los «nuevos conceptos de dirección de la guerra» adoptados por el general Kernan. Lo cual llevó al teniente general Paul Van Riper, comandante del ficticio Estado del Golfo, a calificar los resultados oficiales del ejercicio de «eslogans vacíos». En una entrevista televisiva realizada poco después, el general Van Riper declaró: «como los conceptos sometidos a prueba por el comando no resultaron estar a la altura, el comando se puso a reescribir el escenario del ejercicio a su manera, para demostrar la validez de sus conceptos hipotéticos iniciales. Es ese el tema esencial de mi queja.»
Más graves aún resultaron las afirmaciones del general Van Riper sobre la eficiencia de la tecnología de misiles crucero reformados, los misiles Silkworm, utilizados en el hundimiento de un portaviones y 2 portahelicópteros llenos de marines, de un total de 16 navíos hundidos. Al ser interrogado sobre las alegaciones de Van Riper, el general Kernar respondió: «Oh, ¿sabe usted?... yo no sé. Para ser franco con ustedes, no tuve la oportunidad de evaluar lo sucedido. Pero, es una posibilidad… En cuanto a las especificidades de ese tipo de misil crucero en particular… realmente no puedo contestar esa pregunta. Tendremos que conversar de nuevo con ustedes posteriormente».
Los juegos estratégicos Millennium Challenge demostraron claramente la vulnerabilidad de la 5ta Flota ante ataques con misiles Silkworm. Se trataba de la reedición de la experiencia que vivieron los británicos durante la guerra de las islas Malvinas o Falklands [contra Argentina, NdT.], en 1980, donde 2 barcos de guerra británicos fueron hundidos por 3 misiles Exocet. Tanto los misiles crucero Exocet como los misiles de crucero Silkworm pertenecen a una generación obsoleta de misiles antinavíos, generación ya mejorada con los misiles Sunburn y Yahkonts. Si el objetivo del ejercicio Millennium Challenge fue efectivamente realizar un ensayo de lo que sería una guerra asimétrica con Irán, el resultado fue que la 5ta Flota resultaría casi totalmente destruida. No tiene entonces nada de sorprendente que Millennium Challenge haya sido finalmente modificado para poder ocultar tan embarazoso resultado. Hasta ahora, la opinión pública no tiene prácticamente conciencia de la vulnerabilidad de la 5ta Flota estacionada en el Golfo Pérsico. Parece que la administración dio un resultado falso a los juegos estratégicos para promover así su proyecto neoconservador para el Medio Oriente.
La estrategia neoconservadora de ataque contra Irán
Los neoconservadores tienen en común una filosofía política que pretende que la dominación de Estados Unidos, como única superpotencia, sobre el sistema internacional debe mantenerse durante el siglo 21 y hasta una fecha indeterminada. A principios de 2006, los neoconservadores de la administración Bush empezaron a promocionar vigorosamente una nueva guerra contra Irán, debido a la amenaza que supuestamente representa el programa nuclear de ese país. Irán ha repetido constantemente que su desarrollo nuclear es perfectamente legal y que está respetando el tratado de no proliferación nuclear (Nonproliferation Treaty – NPT). Desde el año 2004, la administración Bush viene citando datos provenientes de sus propios servicios de inteligencia según los cuales Irán estaría a punto de fabricar armas atómicas y no se debería permitir en ningún caso que ese país disponga de ellas.
La mayoría del desarrollo nuclear de Irán habría tenido lugar en instalaciones subterráneas construidas a 70 pies de profundidad y provistas de un revestimiento de hormigón armado que las protegen contra cualquier ataque con armas convencionales conocidas. Lo cual llevó a la administración Bush a afirmar, a principios de 2006, que será necesario utilizar armas nucleares tácticas para eliminar las instalaciones nucleares iraníes [2]. Esto provocó una enconada controversia entre neoconservadores de primera línea, como Dick Cheney y Donald Rumsfeld, y los jefes de los estados mayores, que se opusieron categóricamente a dicha posibilidad. En mayo de 2006, el periodista investigador Seymour Hersh escribió sobre la oposición de estos jefes de los estados mayores.
Posteriores esfuerzos de los neoconservadores tendientes a justificar un ataque militar multinacional encontraron un serio obstáculo en el escepticismo ampliamente enraizado de la opinión pública sobre la amenaza que representaría el programa nuclear iraní y en la confirmación, por el jefe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica Mohamed El-Baradei, del respeto del tratado de no proliferación por parte de Irán. El-Baradei cita incluso evaluaciones militares estadounidenses que confirman que Irán no podría alcanzar la capacidad de producir combustible nuclear lo suficientemente puro como para poder utilizarlo en bombas nucleares hasta dentro de varios años. Ante la frustración que representó esta doble oposición a sus planes en el seno mismo de su propia burocracia, dentro de sus propias fuerzas armadas y en la comunidad internacional, la administración Bush adoptó una estrategia en tres partes tendiente a poner a Irán «fuera de juego».
La primera parte consiste en crear en la opinión pública la impresión de que existe una crisis de la seguridad internacional, advirtiendo del peligro de una Tercera Guerra Mundial en caso de que no se ponga fin al programa nuclear iraní. Durante una conferencia de prensa, el 17 de octubre de 2007, el presidente Bush declaró: «Si quieren ustedes evitar una Tercera Guerra Mundial, ¿sin duda están ustedes interesados en impedirles [a los iraníes] que tengan la tecnología necesaria para fabricar la bomba atómica?» A esta sorprendente retórica de Bush se sumó, poco después, el vicepresidente Cheney al advertir, el 23 de octubre, que Estados Unidos y sus aliados estaban «dispuestos a imponer serias consecuencias» a Irán.
La segunda parte consistió en un deslizamiento, al acentuar menos la necesidad de privar a Irán de sus instalaciones nucleares y acentuar más el apoyo de ese país al terrorismo. Dada la muy amplia oposición militar y política a la proposición de atacar las instalaciones nucleares iraníes, la administración Bush presenta en lo adelante a Irán como un pilar del terrorismo en Irak.
Este cambio de estrategia fue ampliamente corroborado en una parte de la Kyle-Lieberman Amendment (la enmienda Kyle-Lieberman), ante el Senado estadounidense, el 26 de septiembre de 2007, que designa «al cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraníes como una organización terrorista extranjera». Lo cual le permitiría a la administración Bush autorizar ataques contra los cuarteles de los Guardianes de la Revolución iraníes en territorio iraní, con el pretexto de que estos apoyan a los grupos terroristas iraquíes que atacan a las tropas estadounidenses.
La tercera parte de la estrategia –y la más peligrosa– utilizada por la administración Bush consiste en instrumentar una misión clandestina que crearía el entorno político necesario para una guerra contra Irán. Esto se comprobó durante el inadmisible incidente del B-52 «Bent Spear», en que se descubrió que 5 misiles con ojivas nucleares estaban siendo enviados al Medio Oriente, en el marco de un golpe bajo de los servicios secretos [3].
Aquellas cabezas nucleares llevaban cargas que iban de 5 a 10 kilotoneladas y que hubiesen sido ideales para destruir las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, o para montar una operación de diversión que hubiese podido ser atribuida a Irán. Pero el personal de la US Air Force se negó a obedecer órdenes «ilegales» que muy probablemente venían de la Casa Blanca, evitando así algo que habría podido terminar en la explosión de una o más bomba(s) nuclear(es) en la región del Golfo Pérsico.
Consecuencias de un ataque contra IránEn su intento de intimidar a Irán, la administración Bush ha mantenido permanentemente 2 formaciones de portaviones en el Golfo Pérsico. La envergadura y la simultaneidad de posibles ataques contra las instalaciones nucleares y/o militares de Irán determinarían la rapidez y la envergadura de una respuesta iraní. Y la respuesta iraní probablemente tendría como consecuencia una escalada militar que culminaría con la utilización por parte de Irán de sus misiles crucero antinavíos contra la 5ta Flota estadounidense y el cierre del Estrecho de Ormuz a la navegación. La capacidad de Irán para enmascarar y lanzar sus misiles crucero desde sus posiciones en las montañas, a todo lo largo del Golfo Pérsico, determinará la vulnerabilidad de los navíos de la 5ta Flota que allí se encuentran. Esta se vería apresada en una trampa y no lograría partir hacia mares más seguros.
Los juegos de guerra Millennium Challenge, en 2002, desembocaron en el hundimiento de casi toda la flota. Si un ataque contra Irán tuviese lugar a fines de este año (2007), el resultado sería la destrucción del USS Enterprise y la muerte de los 5 000 hombres que se encuentran a bordo de ese portaviones. En cuanto a las pérdidas que se producirían ulteriormente, en términos de cruceros de apoyo y de otras fuerzas navales pertenecientes a la 5ta Flota en el Golfo Pérsico, estas serian catastróficas. Un ataque con misiles crucero iraníes reeditaría las pérdidas que se registraron en Pearl Harbor, cuando el hundimiento de 5 navíos, la destrucción de 188 aviones y la muerte de 2 333 soldados estadounidenses provocó rápidamente una declaración de guerra total contra Japón por parte del Congreso de Estados Unidos.
La declaración de una guerra total contra Irán por parte del Congreso estadounidense daría lugar a una campaña de bombardeos intensivos y a una posible invasión armada tendiente a un cambio de régimen político en Irán. Estados Unidos ordenaría una movilización general, para reunir el personal necesario con vista a una invasión contra Irán y para poder apoyar a las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán, que se verían sometidas a una presión creciente.
Se produciría rápidamente una escalada de las tensiones con las otras potencias importantes, como Rusia y China, que suministraron a Irán sistemas de armas sofisticadas que podrían ser utilizadas contra los puestos avanzados militares estadounidenses. El cierre del Estrecho de Ormuz a la navegación y el estado de guerra máximo en Estados Unidos provocaría un derrumbe de la economía mundial y agravaría la erosión de las libertades civiles en Estados Unidos al verse implicado este país en una guerra total.
Conclusiones
El escenario que acabamos de describir es altamente plausible dadas las capacidades militares de Irán, en materia de misiles crucero antinavíos, y la vulnerabilidad de la Marina de Guerra de Estados Unidos ante dichos misiles, en caso de tener que entrar en acción en el Golfo Pérsico. La administración Bush ha ocultado a la opinión pública estadounidense la grave vulnerabilidad de la 5ta Flota, así como el riesgo que corre esa fuerza de verse atrapada y destruida, en caso de conflicto de gran envergadura con Irán. Esto quedó perfectamente demostrado por la controvertida decisión de minimizar los verdaderos resultados de los juegos estratégicos de simulación Millennium Wargames, y las opiniones opuestas que expresó el lugarteniente general Van Riper al referirse a las lecciones que de ellos había que sacar. Esto llevó a la firma, por parte del general Van Riper, de una petición en la que generales estadounidenses ya jubilados pedían la renuncia de Donald Rumsfeld.
Los neoconservadores de la administración Bush están plenamente concientes de la vulnerabilidad de la 5ta Flota, pero han tratado varias veces de enviar hasta 3 flotillas de portaviones al Golfo Pérsico, lo cual no haría más que aumentar las pérdidas estadounidenses en caso de guerra contra Irán, sea cual fuere el tipo de enfrentamiento. A pesar de ello, la administración Bush ha proseguido la aplicación de sus proyectos de ataque nuclear, convencional y/o subrepticio contra Irán, lo que no hará más que precipitar en lo esencial el espantoso escenario anteriormente descrito.
Una conclusión razonable que podría sacarse de ello es que, con tal de justificar una «guerra total» contra Irán e imponer un cambio de régimen en ese país, los neoconservadores de la administración Bush están dispuestos a sacrificar la mayor parte –incluso la totalidad– de la 5ta Flota estadounidense en una provocación militar que llevaría a Irán a recurrir a su arsenal de misiles antinavíos. Para evitar este nuevo Pearl Harbor es necesario poner a los responsables de la administración Bush que están dispuestos a sacrificar la 5ta Flota en aras de su agenda neoconservadora ante la gravedad de tal responsabilidad.
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