Chirac, imputado por malversación de fondos
La Razón
22/11/2007
Álvaro del Río
París- Entró a declarar como testigo y salió imputado. La decisión era previsible. Después de cuatro horas de interrogatorio, la juez instructora, Xaviere Simeoni, vio ayer los indicios suficientes para considerar la implicación del ex presidente francés Jacques Chirac en un presunto delito por malversación de fondos públicos. Junto a Chirac están inculpadas otras veinte personas por haber concedido empleos ficticios o haberse beneficiado directamente o indirectamente de ellos. Algunos nombres destacados de los círculos políticos como François Debré, hermano de Jean-Louis Debré, actual presidente del Consejo Constitucional y chiraquiano incodicional, pero también responsables sindicales como Marc Blondel, líder de Fuerza Obrera.
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Los candidatos eran contratados como asesores o «encargados de misión» a cuenta de las arcas del consistorio por una actividad laboral que, en realidad, no ejercían -empleos ficticios- o que desempeñaban fuera del Ayuntamiento. El monto global de esos sueldos asciende a 4,5 millones de euros y lo que la instrucción trata de esclarecer es si estas cantidades abonadas en concepto de salarios, hoy calificados de indebidos, estaban destinadas a engrosar la tesorería del conservador RPR. De ser así, se confirmarían las sospechas que recaen sobre esta trama financiera que tendría como objetivo final la financiación oculta e irregular de un partido político. Por este tipo de delito, tipificado a partir de la ley de 1988 que regula los medios legales para financiar una formación, ya pagó su delfín Alain Juppe en 2004. La Justicia estimó entonces que el ex primer ministro galo jugaba un papel esencial en un entramado por el que la Alcaldía de París remuneraba cargos creados en el RPR, entre 1983 y 1995, cuando era secretario general del RPR y adjunto municipal encargado de Finanzas. Su responsabilidad en esas actividades ilícitas le valió 18 meses de prisión sin cumplimiento y una pena de un año de inelegibilidad. Chirac se defiende Ni amnistía ni amnesia judicial. Tras doce años en el Elíseo y protegido por una inmunidad presidencial ya caduca, su pasado, algo turbio, ha acabado pidiéndole cuentas. Es la segunda vez, después de su comparecencia del mes de julio, que declara ante la Justicia. Y la primera vez que un jefe de Estado se ve imputado. Pero ayer Chirac no negó los hechos. No negó, al menos, haber «deseado o autorizado esas contrataciones» porque las consideraba «tan legítimas como necesarias». El ex presidente se explicó en una tribuna en el vespertino «Le Monde»: «Nunca los medios de la Villa de París han servido otras ambiciones que no fueran las de obrar por los parisinos. Nunca hubo enriquecimiento personal». Según su abogado, la decisión de la magistrada Simeoni era lógica. Era necesario imputarle para poder interrogarle en una causa que dura ya varios años. Chirac se limitó ayer a abordar cuestiones generales sobre el funcionamiento de la Alcaldía, el organigrama y las responsabilidades y no entró en los detalles de los 43 empleos, 20 presuntamente ficticios. Esos aspectos serán objeto de una nueva comparecencia que podría tener lugar en unas semanas o incluso meses. Esta inédita inculpación suscitó ayer numerosas reacciones. En la oposición, la mayoría coincidía en celebrar que Jacques Chirac se haya tornado, tras su paréntesis presidencial, «un justiciable como los demás». Un humano más que responderá por sus actos. En las filas conservadoras, y entre sus antiguos correligionarios, lamentaban que se saque a la palestra viejos asuntos de hace treinta años. La imputación de Jacques Chirac significa la posibilidad para sus abogados de acceder al sumario con vistas a preparar mejor su defensa. Es un paso intermedio entre el testigo y el procesado. La instrucción tiene todavía que probar los hechos y no es descartable que los magistrados al cabo del procedimiento pudieran dictar el sobreseimiento de la causa.
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