EEUU-Iraq: Cheney vuelve a salirse con la suya

Análisis de Gareth Porter
IPS
03/06/08

En los últimos meses, todo el gobierno de George W. Bush ha sumado su apoyo a la tesis de que los complejos proyectiles antitanque usados por milicias iraquíes contra fuerzas estadounidenses proceden de Irán.

Pero no siempre fue así. Funcionarios clave frenaron a comienzos del año pasado la utilización de ese argumento, promovido por el vicepresidente Dick Cheney.

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Entre ellos, figuraban nada menos que tres miembros del gabinete de Bush: la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice, el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, y el consejero de Seguridad Nacional, Stephen Harley.

Estos funcionarios o sus portavoces desacreditaron esa versión cuando comandantes militares pretendieron esgrimirla y se disponían, incluso, a realizar una sesión informativa al respecto ante la prensa en Bagdad.

Cheney esquivó esas objeciones e impuso como discurso del gobierno que Irán suministraba EFP (proyectiles explosivos de carga hueca en miniatura, siglas en inglés de "explosively-formed proyectiles") tras llegar a un acuerdo en ese sentido con Bush y con el general David Petraeus, comandante de las fuerzas estadounidenses en Iraq.

Lo hizo a través de los mismos comandantes militares que en enero de 2007 se proponían afirmar públicamente que los EFP eran fabricadas y transferidas a organizaciones chiitas iraquíes directamente por el régimen iraní.

Al enterarse, representantes del Departamento de Estado (cancillería), el Departamento (ministerio) de Defensa y el Consejo de Seguridad Nacional emitieron objeciones unánimes, inequívocas y públicas.

Gates, Rice y Hadley advirtieron, además, que el argumento propuesto por Cheney ponía en peligro la política de concesiones hacia Irán puesta en práctica en diciembre y principios de enero.

Esos funcionarios habían acordado concentrarse en las redes iraquíes que usaban EFP o trataban de conseguir esos proyectiles, sin apuntar contra Irán como directamente responsable.

En su conferencia de prensa del 24 de enero de 2007, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, reveló las líneas básicas de la oposición de su cartera y la de Defensa y del Consejo de Seguridad Nacional a la tesis de Cheney sobre los EFP.

Un periodista le preguntó entonces si el gobierno tenía alguna evidencia de que estas armas fueran fabricadas en Irán. McCormack contestó: "No necesariamente algo debe ser fabricado en Irán para constituir una amenaza del régimen iraní a tropas estadounidenses o británicas. Hay muchas maneras diferentes de hacer eso. Se puede facilitar el 'know-how' (conocimientos en la materia). Se puede entrenar a gente en Iraq para que hagan eso."

Así, McCormack reveló que el Departamento de Estado no coincidía con la acusación de que Irán fabricaba EFP y los enviaba a las milicias chiitas del Ejército Mahdi, lideradas por el clérigo Moqtada al-Sadr, para ayudarlo en su lucha contra las fuerzas estadounidenses.

El 2 de febrero de 2007, en la conferencia de prensa para dar a conocer la Evaluación Nacional de Inteligencia sobre Iraq, Hadley afirmó tajantemente que un informe militar sobre los EFP que circuló en Washington --y considerado la base para la sesión informativa en Bagdad--, no se basaba sobre evidencia alguna.

"Con toda franqueza, la verdad es que pensamos que el memorando fue sobrestimado. Lo devolvimos (a las fuerzas armadas) para acotarlo y para concentrarlo en hechos", sostuvo Hadley.

El consejero de Seguridad Nacional no dijo a los periodistas qué puntos del memorando carecían de base. Pero las declaraciones de McCormack y Gates dejaban claro que las afirmaciones sobre la procedencia iraní de los EFP disparados en Iraq no tenían respaldo en los hechos.

Hadley reveló luego que él, Gates y Rice aprovecharon la entonces inminente divulgación de la Evaluación Nacional de Inteligencia sobre Iraq para atacar las exageraciones del memorando militar.

El borrador de los comandantes era "un intento de (…) atender algunos de los asuntos de la Evaluación Nacional (…) y pensamos, ¿por qué estamos haciendo esto?", sostuvo el consejero de Seguridad Nacional.

Hadley sugirió que la propuesta de memorando no tenía apoyo en ningún pasaje de la Evaluación, y que sus redactores deberían reelaborarlo para que la comunidad de inteligencia lo adoptara.

Ese mismo día, Gates dijo a la prensa que él y Rice coincidían con Hadley.

De hecho, la versión desclasificada de la Evaluación no sugería siquiera que Irán transfiriera EFP al Ejército Mahdi. La única cláusula que se acercaba al asunto reza: "El apoyo letal iraní a grupos selectos de milicias chiitas iraquíes intensifica claramente el conflicto en Iraq."

Pero, a falta de cualquier alusión a los EFP, la frase parece referirse al entrenamiento de oficiales del Ejército Mahdi.

Sin embargo, Cheney les tenía preparada una sorpresa a Gates, Rice y Hadley.

El 9 de febrero, un periodista preguntó en conferencia de prensa cuándo los comandantes darían su informe en la capital iraquí. La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, contestó: "Las decisiones al respecto se están tomando en Bagdad."

Por esas mismas horas, el general George W. Casey era reemplazado por Petreus al mando de las tropas en Iraq.

El 11 de febrero, un día después del cambio de mando, tres oficiales militares presentaron por fin su sesión informativa, en la cual no sólo afirmaron que los EFP únicamente pudieron haber sido fabricados en Irán sino también que las milicias de la Fuerza Qods iraní los traficaban a Iraq.

Sin embargo, sugirieron con fuerza que el gobierno iraní sabía sobre ese tráfico.

Cheney había usado a Petraeus para dejar sin palabras a la burocracia de la seguridad nacional en Washington. El entonces flamante comandante en Iraq había llegado a un acuerdo con la Casa Blanca para jugar las cartas del vicepresidente sobre los EFP, sin consultar a los Departamentos de Estado y de Defensa.

Estas carteras intentaron contrarrestar la maniobra.

McCormack dijo que la sesión informativa se refirió, en realidad, a la "amenaza" que esos aparatos "y las redes que las suministran" le plantean a las tropas.

El presidente del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas, general Peter Pace, respondió que, no podría confirmar la afirmación de sus propios subalternos en Iraq sobre la Fuerza Qods.

Pero a partir de allí Cheney podría continuar usando su alianza con Petraeus para fortalecer su propuesta de atacar las bases de la Fuerza Qods en Irán.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.

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