La guerra AfPak de Obama se intensifica a ambos lados de la frontera

James Cogan
Word Socialist Web Site
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
01/09/09

# Mientras la escasa cantidad de votantes en las elecciones presidenciales de Afganistán celebradas la semana pasada ofrecía más pruebas de la generalizada hostilidad hacia la ocupación dirigida por Estados Unidos, la resistencia armada ha seguido aumentando. El número de soldados estadounidenses y de la OTAN muertos en el país durante 2009 llegó ayer [28 de agosto] a 301, lo que supone ya la cifra anual más alta en los ocho años de ocupación.

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Las muertes más recientes de las que se ha informado incluyen a un soldado cuyo nombre se desconoce muerto el viernes por una bomba en la carretera y al soldado de 18 años Matthew E. Wildes, de Hammond, Louisiana, que murió el 27 de agosto cuando un IED (siglas en inglés de artefacto explosivo improvisado) de la resistencia estalló en su vehículo.

El 26 de agosto el sargento de 27 años Kurt R. Curtiss de Utah murió de un disparo durante una incursión de las fuerzas estadounidenses y afganas para capturar a un dirigente talibán herido que estaba siendo tratado en una clínica rural en la provincia de Paktika. El intercambio de disparos durante media hora sólo acabó cuando un helicóptero estadounidense disparó varios misiles a la clínica, lo que redujo a escombros la mayor parte de ella y mató al menos a 12 personas, supuestamente militantes.

La resistencia contra la ocupación está activa en al menos la mitad del país y gana apoyos gracias al odio popular tanto hacia la presencia de tropas extranjeras como hacia el corrupto e ineficaz gobierno títere de Kabul. Un factor en de la abstención generalizada la semana pasada fue el llamamiento talibán al boicot, que pone de relieve su influencia cada vez mayor. Se calcula que apenas votó el 30 a 35% de la población. En algunas zonas no llegó al 5%.

La víspera de las elecciones del 20 de agosto los talibán demostraron su habilidad en atacar objetivos en el centro de la capital, incluyendo un ataque con mortero al palacio del presidente Hamid Karzai. Los ataques de la resistencia también han aumentado en torno a la estratégica ciudad norteña de Kunduz, que hasta hace pocos meses había sido relativamente estable.

Los acontecimientos de esta semana fueron testimonio del empeoramiento de la situación a la que se enfrentan las fuerzas estadounidenses y de la OTAN. El martes una bomba de gran potencia cargada en un camión explotó cerca de las oficinas de una constructora japonesa en la ciudad sureña de Kandahar. Murieron al menos 43 personas y 65 resultaron heridas. La noche siguiente varios misiles cayeron en el centro de la ciudad cerca de una sucursal del Banco de Kabul, lo que provocó un gran incendio. No hubo víctimas ya que las calles estaban prácticamente vacías.

Según un informe de Associated Press, los talibán han restablecido un sólido punto de apoyo en Kandahar, que antaño fue el centro de su apoyo en el sur pashtún. Un empleado afgano de una agencia de ayuda declaró bajo anonimato: “Los talibán están dentro de la ciudad. Están muy activos. Pueden hacer cuanto quieran”. Desde el jueves nerviosas unidades de ejército afgano respaldadas por fuerzas estadounidenses y canadienses en las afueras de la ciudad se han trasladado para hacerse cargo de la seguridad de las calles de la ciudad en sustitución de la policía local.

Se espera que el nuevo comandante estadounidense en Afganistán, el general Stanley McChrystal, aconseje a la administración Obama en las próximas semanas que se van a necesitar miles de soldados más para quitar de manos de los talibán amplias zonas de territorio. El general David Petraeus, jefe del Comando Central estadounidense, ha advertido de que habrá “duros combates”, aunque está claro que todos los reportajes de los medios internacionales y estadounidenses serán muy censurados.

En la provincia sureña de Helmand se ha producido una importante ofensiva durante casi dos meses en la que han estado implicadas tropas británicas y la brigada de marines estadounidenses enviada por Obama a principios de este año para reforzar la ocupación. Al menos 29 de las 69 muertes de la OTAN hasta la fecha en agosto se han producido en esa provincia.

La causa principal han sido las emboscadas con bombas a la orilla de la carretera, lo que sugiere que las guerrillas talibán están activas entre la población civil. Sin embargo, no existe una cobertura independiente de las operaciones contra la resistencia británicas y estadounidenses. Las noticias de la guerra se limitan a informes ocasionales, asépticos y a menudo propagandísticos presentados por periodistas empotrados. Por orden de McChrystal ya no se publican las cifras de muertos, ni siquiera el número de supuestos talibán muertos o detenidos.

Durante la oleada estadounidense de tropas a Iraq en 2007, McChrystal sirvió a las órdenes de Petraeus y dirigió las operaciones de las fuerzas especiales y de los escuadrones de la muerte directed que mataron a miles de hombres sospechosos de estar relacionados con la resistencia de base sunní o con el movimiento sadrista chií contra la ocupación. Se le ha puesto al mando en Afganistán para que aplique las mismas tácticas criminales contra la resistencia.

En la frontera con Pakistán se está filtrando información desde el distrito del valle de Swat de la provincia de la frontera noroeste (NWFP en sus siglas en inglés) concerniente a los métodos brutales que se están usando allí para aplastar el apoyo a los talibán entre la población pashtún del país.

El ejército paquistaní emprendió un importante ataque durante los meses de abril y mayo en el valle de Swat para aplastar el movimiento islamista pashtún, Tehreek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi (TNSM), lo que llevó a una rebelión contra el gobierno pro-estadounidense, y se acabo haciendo eficazmente con el control del distrito. El ataque lo había exigido Washington, que temía que la tregua firmada a principios de este año entre el TNSM e Islamabad llevara a cientos de militantes a pasar a Afganistán para unirse a la resistencia.

Durante los combates que ha habido a lo largo de un mes supuestamente murieron 1.800 combatientes del TNSM y otros 900 fueron capturados. Al menos dos millones de civiles fueron obligados a huir del distrito debido a la ferocidad y al carácter indiscriminado de los ataques aéreos y bombardeos por tierra del ejército. Cientos de miles no han vuelto todavía o bien porque sus casas están destruidas o por miedo.

El valle de Swat sigue estando ocupado por unos 50.000 soldados y policías. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán afirma tener pruebas creíbles de que las fuerzas de seguridad están llevando a cabo asesinatos extrajudiciales de partidarios del TNSM. El 11 de agosto anunció que tenía información referente a dos fosas comunes que contenían los cuerpos de supuestos militantes que habían sido ejecutados por el ejército. Posteriormente se encontraron otros 75 cuerpos cerca del pueblo de Kabal.

Ahora se están arrojando a las calles los cuerpos de hombres (con los ojos vendados, las manos atadas a la espalda y con un tiro en al cabeza) que habían sido detenidos por las fuerzas de seguridad al sospechar de su actividad militante*. El miércoles se descubrieron dos cuerpos en la zona de Mingora, al menos otros 15 el lunes y otros 18 la semana pasada.

El primo de dos hombres cuyos cuerpos se encontraron el 21 de agosto declaró a Associated Press: “Hace más de un mes los detuvieron acusados de ser militantes”. Al padre del hombre lo habían matado anteriormente y cuatro hermanos suyos siguen detenidos por las fuerzas de seguridad. Su madre, Bakht Begum, afirmó: “Mis hijos no tienen nada que ver [con el TNSM]. No habían combatido, eran inocentes. Ni siquiera mi marido era culpable. Mataron a mi marido y a mis dos hijos, ahora deberían liberar a los otros”.

El general Petraeus ha expresado su apoyo a la brutal campaña y ha elogiado las “firmes operaciones militares paquistaníes” que han “limpiado de militantes” el valle de Swat y otras zonas de la provincia de la frontera noroeste.

La administración Obama está presionando ahora al gobierno del presidente Asif Al Zardari y al primer ministro Yousuf Raza Gilani para que envíe decenas de miles de soldados al Waziristán del sur y del norte. Los departamentos tribales autónomas son plazas fuertes del Tehrik-e-Taliban paquistaní, un movimiento pashtún islamista que proporciona un refugio seguro a los resistentes afganos que luchan en la frontera contra la ocupación estadounidense y de la OTAN.

El ejército estadounidense continúa con sus propias operaciones ilegales para asesinar a dirigentes de la resistencia y aterrorizar a la población civil dentro de ambos Waziristanes utilizando aviones [teledirigidos] drone Predador.

El jueves uno de estos drone disparó dos misiles en un complejo de viviendas en el Waziristán del sur y mató a ocho personas. El supuesto objetivo era Waliur Rehman, que había anunciado una conferencia telefónica conjunta el martes con el nuevo dirigente Tehrik-e-Taliban, Hakimullah Mehsud, el cual había asumido el mando de los militantes en el departamento. El 5 de agosto unos misiles lanzados por un Predador mataron al ex-jefe de Tehrik-e-Taliban, Baitullah Mehsud, así como a su joven mujer y a otras 17 personas. Desde el pasado mes de agosto los ataques aéreos estadounidense han masacrado a más de 700 civiles paquistaníes.

La consecuencia principal del asesinato de Baitullah Mehsud ha sido que en los departamentos tribales se ha intensificado el odio hacia el imperialismo estadounidense y hacia el gobierno paquistaní. El miércoles Hakimullah Mehsud declaró a la agencia France Presse: “Nos vengaremos y pronto. Daremos nuestra respuesta a Estados Unidos de este ataque con [aviones] drone”.

El mismo día un suicida talibán atacó un checkpoint del gobierno en el paso fronterizo hacia Afganistán de Khyber Pass y mató a 22 policías de frontera mientras que en la provincia de la frontera noroeste se prendía fuego a dos camiones cargados de gasolina para las fuerzas de la OTAN. Uno fue atacado en la principal carretera de Peshawar y el otro cerca del paso fronterizo hacia Afganistán en Torkham.

Los próximos meses, antes de la llegada del crudo invierno a Afganistán y al noroeste de Pakistán, se avecinan como los más violentos y mortíferos en los ocho años de criminal ocupación militar dirigida por Estados Unidos.

*N. de la t.: Nótese que es exactamente lo mismo que está ocurriendo en el Iraq ocupado por Estados Unidos.

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