Economía-EEUU: Con o sin crisis, los ejecutivos siempre ganan
Stephen Morris
IPS
04/09/09
Los ejecutivos de las principales empresas financieras de Estados Unidos siguen percibiendo multimillonarios ingresos por sus servicios, aunque la crisis que atraviesa este país redujo 10 por ciento la ganancias de sus firmas en los últimos años, sostiene un nuevo estudio.
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La diferencia salarial entre el director general de una empresa y el trabajador promedio en Estados Unidos sigue siendo muy alta, con una diferencia de 319 a 1.
"La burbuja del ingreso ejecutivo en Estados Unidos sigue sin reventar", dijo Sarah Anderson, del Instituto para Estudios Políticos (IEP), autora de la investigación publicada el miércoles. "Estas recompensas indignantes les dan a los ejecutivos el incentivo para comportarse de manera indigna, lo cual es un riesgo para todos nosotros", expresó.
El informe, titulado "Los barones de los rescates financieros de Estados Unidos", publicado por el IEP, analiza los haberes percibidos por los 100 principales ejecutivos de las 20 mayores instituciones financieras que recibieron la ayuda de Washington para salvarlas de la recesión.
En conjunto, recibieron aproximadamente 283.000 millones de dólares de los fondos que el gobierno destinó a los rescates financieros, como parte del Programa de Alivio a los Capitales en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés).
Los ejecutivos de estas firmas recibieron individualmente un promedio de 13,8 millones de dólares , 37 por ciento más que la remuneración media de los ejecutivos que figuran en el índice bursátil de las 500 mayores empresas que cotizan en la bolsa, S&P 500, que correspondió a 10,1 millones de dólares.
En general, en el lapso de 2006 a 2008, los 100 principales ejecutivos del sistema financiero recibieron 32 millones de dólares cada uno, por una remuneración total de 3.200 millones.
El informe del IEP calcula que 100 trabajadores promedio que ganen 18,08 dólares por hora, o sea 31.589 dólares al año, tendrían que trabajar 1.000 años para igualar los ingresos multimillonarios de estos ejecutivos.
El informe, presentado a tiempo para el Día del Trabajo, que en Estados Unidos se celebra el 7 de este mes, coincide con la noticia de que el desempleo subió a 9,4 por ciento en julio mientras crece el desencanto del público por la conducta de los bancos asistidos por el gobierno, que continúan con sus prácticas habituales a pesar de los miles de millones de dólares de los contribuyentes que se destinaron para salvar al sector financiero.
La proporción de 319 a 1 representa un descenso en la brecha salarial entre los ejecutivos y los trabajadores desde que aconteció la crisis bancaria, pero la reducción en la remuneración de los ejecutivos a partir de 2007, cuando la relación era de 344 a 1, representó sólo 4,4 por ciento, una cifra mínima si se toma en cuenta que las ganancias de las empresas cayeron 10,1 por ciento en el período, señala IEP.
La magnitud del problema se revela cuando se compara con décadas anteriores. En 1990, los ejecutivos percibían 107 veces más que el trabajador promedio, y en 1980 sólo 40 veces más, según un informe de IEP de 2007.
Uno de los problemas que identifica el informe es la fuerte división en haberes que existe entre el sector público y el privado, que "chupa el talento del servicio público", según IEP.
Los 20 principales ejecutivos cuyas empresas recibieron la ayuda del TARP recibieron remuneraciones muy superiores a las que perciben los directores públicos de los principales organismos reguladores del sistema financiero.
Sus ingresos por 13,8 millones de dólares son 70 veces superiores al salario de 196.700 dólares que reciben el ministro del Tesoro, Timothy Geithner, y el presidente del banco central estadounidense, el Sistema de Reserva Federal, Ben Bernanke, y 85 veces más que las remuneraciones de los directores de la Comisión Nacional de Valores (SEC) y el organismo federal de garantía de depósitos bancarios Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC).
Pero las consecuencias perjudiciales de las diferencias en los ingresos no se limita a los ejecutivos y los altos funcionarios.
La estatal Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) advirtió en 2001 que la brecha en los ingresos limita la eficacia de la supervisión que el Estado hace del sistema financiero, ya que quienes ingresan al mercado de trabajo por primera vez prefieren la remuneración superior que ofrece el sector privado.
Por ejemplo, los salarios iniciales de los funcionarios del FDIC y la SEC no llegan a los 60.000 dólares por año, mientras el empleado promedio en el sector financiero recibe casi el doble, sólo por las comisiones.
Las 20 principales empresas receptoras de la ayuda estatal han despedido a más de 160.000 empleados desde 2008, de los cuales 75.000 correspondían a Citigroup.
Como gesto de solidaridad, el ejecutivo de Citigroup Vikram Pandit redujo su salario a un dólar nominal hasta que la firma recupere su capacidad de lucro. No obstante, la medida es relativamente inconsecuente ya que Pandit percibió 38 millones de dólares en compensación solo en 2008.
La incipiente recuperación de la economía es uno de los motivos del aumento en la remuneración de los ejecutivos que recibieron asistencia del Estado.
A principios de 2009, las empresas premiaron a sus ejecutivos con la opción de comprar sus acciones cuando los precios de las mismas estaban en su punto más bajo. A medida que la economía mejoró con el respaldo del TARP, los premios aumentaron de valor.
El IEP calcula que el precio de las acciones de los principales cinco ejecutivos de las 10 mayores firmas que recibieron rescates financieros creció casi 90 millones de dólares, según las ganancias publicadas por las propias empresas.
En primer lugar está el director general de American Express, Kenneth Chenault, cuyas acciones crecieron 90 por ciento desde enero, con una ganancia de 17,9 millones de dólares.
El informe también critica la falta de acción del gobierno de Barack Obama al respecto. A pesar de la retórica populista que mostró el presidente durante la campaña electoral y en los primeros 100 días de su administración, el IEP sostiene que los intentos iniciales para limitar el crecimiento exponencial de los salarios de Wall Street – la llamada "burbuja del ingreso de los ejecutivos"- se estancaron.
En un discurso en febrero, el presidente reiteró el compromiso de recuperar la confianza del público en el sistema financiero, cuyo pilar era "asegurarnos de que los fondos de los contribuyentes no subsidien los paquetes de compensación excesivos de Wall Street".
Sin embargo, el IEP sostiene que las restricciones impuestas a los ingresos ejecutivos fueron en gran medida ineficaces ya que no afectaron las actividades fundamentales del mundo empresarial.
Recientemente, la empresa bancaria Goldman Sachs presentó la ganancia trimestral más alta en sus 140 años de historia, 3.440 millones de dólares, y anunció que había destinado 11.400 millones de dólares este año como compensación de sus empleados.
El banco pagó recientemente los 10.000 millones de dólares que recibió en ayuda pública para evitar superar el límite federal a los paquetes de compensación de sus ejecutivos.
El gobernante Partido Demócrata presentó varios proyectos de ley para reformar el sistema, pero con poco efecto.
Un ejemplo es la fallida iniciativa "Ley de corporaciones patriotas", del diputado Jan Schakowsky, que pretendía limitar las exenciones fiscales y las preferencias de contratación pública a las instituciones que presentaban un buen comportamiento. El proyecto limitaba el tope de las compensaciones ejecutivas a 100 veces el ingreso del trabajador menor remunerado.
El director de IEP, John Cavanagh, y el académico Chuck Collins creen que la respuesta a la situación yace en los funcionarios electos.
"Los funcionarios del Congreso y la Casa Blanca tienen la aguja que puede reventar la burbuja del ingreso ejecutivo. No la han usado hasta la fecha", manifestó Collins.
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