Venezuela: Dos médicos residentes hacen el trabajo de 24 y tienen guardia cada 2 días

Entornointeligente.com
12/01/2009

Como médico internista, José Pereira conoce muy bien las respuestas del organismo. "Después de que una persona acumula 24 horas sin dormir, los errores son más humanos que profesionales", dice.

A pesar de ello, las jornadas de Pereira en el hospital José Gregorio Hernández, en Los Magallanes de Catia, son cada 2 días y con faenas de hasta 32 horas continuas.

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Por las manos y el estetoscopio de Pereira pasan tanto los pacientes que llegan a la emergencia como los que están hospitalizados en las 35 camas disponibles en el servicio.


De acuerdo con la jerarquía médica, debería hacer guardias en compañía de un adjunto, sin embargo, el déficit de especialistas en medicina interna lo obliga a redoblarse y trabajar solo. "Cuando llegué aquí, en 2007, eran 18 médicos residentes. Ahora somos dos haciendo el trabajo que deberían realizar unas 24 personas en total, si se cuentan los adjuntos", explica.

Usualmente, Pereira atiende 50 pacientes por día. Pero el 31 de diciembre fueron 70, sólo en la emergencia. "Yo atendía lo que se podía, los casos en donde estaba comprometida la vida del paciente. Si se trataba de fiebres prolongadas, por ejemplo, no se admitían", señala.
El incremento de las urgencias durante el asueto de fin de año los llevó a desarrollar un operativo para resolver la contingencia. Se decidió trabajar igual que en los hospitales ambulatorios. "En diciembre atendíamos a los pacientes y a las 6 horas los referíamos a otros centros, siempre les explicábamos que no teníamos capacidad para dejarlos aquí por más tiempo".

Pereira es residente del tercer año del posgrado de Medicina Interna de la Escuela Vargas de la Universidad Central de Venezuela y a su cargo está Nelson Majano, su compañero en el programa de especialización. Bajo la supervisión de la jefa del servicio, Rosa Torrealba, hacen las labores que debían recaer en 24 médicos.

La carencia de residentes se debe fundamentalmente a la merma de estudiantes en los posgrados de Medicina. Desde hace dos años más de 50% de los cupos que ofrece la UCV se han quedado desiertos, recuerda José Rafael García, el coordinador de los programas.

El déficit de personal pone en juego, inevitablemente, la calidad del servicio. "No nos queda otra que trabajar agotados, lo más importante son los pacientes" asevera Pereira, experto en dar cuidado a quienes llegan con enfermedades en fases crónicas a las camas de Los Magallanes de Catia.

Sobrecarga y ruleteo. La fuga del talento especializado no sólo sobrecarga de trabajo a los médicos de los hospitales, también aumenta el ruleteo de los pacientes, las malas caras y la espera en los pasillos.

En la emergencia del hospital Pérez de León, en Petare, ingresan diariamente entre 100 y 150 personas con politraumatismos generalizados y heridas de armas de fuego, en ocasiones esos pacientes no esperan por una cama sino por los expertos para su intervención. El repunte de las urgencias durante Navidad dejó en evidencia que la insuficiencia de médicos puede agravar intervenciones quirúrgicas, o incluso acortar vidas. "El 31 de diciembre tuve que referir dos heridos por armas de fuego, cuatro cirugías por quemaduras con fuegos artificiales y una apendicitis. Podíamos atenderlos porque había cirujano, pero no teníamos anestesiólogos", relata José Orellana, jefe de la unidad de Cirugía del Pérez de León.

Igual que en los combates deportivos, la medicina depende totalmente de la labor en equipo. De allí que la crisis por falta de personal se extiende a los servicios que cuentan con galenos. "En El Llanito no quieren saber más de nosotros. El 31 de diciembre les refería los pacientes que requerían anestesia, otras veces estoy sin cirujano ni anestesiólogo", dice Jeanny Hernández, residente de Cirugía en el Pérez de León.

En fin de año, Hernández se encargó del trabajo que debía repartirse entre por lo menos 4 estudiantes de cirugía. "Los cirujanos no podemos operar solos. Cuando entré aquí, en 2006, eran unos 12 residentes.
Ahora somos 6, y para dividirnos las jornadas de la semana nos toca quedarnos solos, únicamente con el jefe del servicio", lamenta Hernández.

En el equipo de Pediatría de Los Magallanes de Catia proponen soluciones radicales.

La jefa del grupo de residentes, Jannie Castillo, opina que el Ministerio de Salud debería calcular el déficit de médicos y enfermeros, y clausurar la atención donde no se puede garantizar la calidad. "La gente no quiere hacer posgrados porque es poca la paga, mucho el trabajo y mayor el riesgo dentro de los hospitales. Todos le tememos a una muerte por omisión, así que una solución radical sería agrupar a los residentes en algunos centros y aceptar que esos son los que pueden funcionar al cien por ciento".

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