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Expansión
04/02/08

Numerosas investigaciones científicas trabajan en la creación de microprocesadores que pueden paliar o sustituir los órganos deficientes. ¿Llegará a crearse un cuerpo electrónico?
Científicos del mundo entero han vislumbrado el potencial prometedor de los microchips utilizados en los ordenadores para el campo médico, y, en particular, cuando las conexiones con el cerebro impiden el correcto desarrollo de las aptitudes corporales. Deficiencias físicas y neurológicas, consideradas insuperables hasta hace poco, están en vía de ser corregidas gracias a unos pequeños chips. Algunos científicos, inspirados en el modelo de los circuitos informáticos, están a punto de conseguir avances en los campos de la parálisis, la vista, el equilibrio e, incluso, facultades tan intangibles como la memoria, gracias a la creación de chips adaptados al cuerpo.

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El implante electrónico no es un invento recién descubierto. El primer sistema artificial que sustituya un órgano sensorial, el implante coclear (que se instala en el interior del oído), fue inventado en 1957. Este chip, que permite la recuperación del oído, empezó a ser comercializado durante la década de los años ochenta.

Memoria electrónica
Existen otros ejemplos de sustitución de un órgano o parte de él por biochips. Asimismo, un equipo de científicos estadounidenses está desarrollando un verdadero hipocampo electrónico. Al reemplazar este área del cerebro que coordina el almacenamiento de la memoria por un minicircuito, los científicos esperan que el nuevo chip ayude a los pacientes que sufren embolias, epilepsia o la enfermedad de Alzheimer. Igualmente, algunos científicos están trabajando en la reproducción del oído interno gracias a la que los pacientes puedan recobrar el sentido del equilibrio.

Más allá de la reproducción de órganos, la actuación de muchos biochips consiste en reactivar las conexiones neuronales con el cerebro, para devolver al paciente el control de sus miembros.

Asimismo, Gerald Loeb, el creador de los Bion (microaparatos que ya sirven para estimular los músculos atrofiados), está trabajando en la creación de una red de estos aparatos, para concebir un verdadero sistema neuronal artificial, que, al captar las señales del cerebro, haga posible que los miembros se muevan. El universitario de California del sur espera así que las personas paralizadas por un accidente vascular cerebral puedan recobrar cierta movilidad.

El mayor problema de los biochips es que necesitan baterías externas para seguir funcionando, lo que disminuye la independencia de los pacientes. Sin embargo, para Julio Rodrigo, director general en España de Medel, uno de los líderes mundiales en fabricación de implantes cocleares, la biónica (que mezcla la biología y la electrónica) es un buen remedio a la espera de que se desarrollen aplicaciones de la biotecnología, como la regeneración celular. Según el directivo, estas perspectivas no deberían cumplirse en décadas. "La biónica ofrece soluciones de buena calidad, que, a corto y medio plazo, permitirán ayudar a mucha gente", afirma Rodrigo.

Vista biónica
Los progresos científicos en torno al sentido de la vista figuran entre los más avanzados. Asimismo, un investigador de Chicago está trabajando en un proyecto que podría devolver la vista a los que la han perdido. La función de este microchip, implantado en el ojo, consistiría en estimular las células de la retina. El biochip funcionaría con energía solar. Entre los pasos dados en los últimos años, también destaca el descubrimiento de un equipo de investigadores de Washington. Los científicos estadounidenses han creado unas lentes de contacto que incorporan un microprocesador, que está dotado de un zoom que permite aumentar los objetos en el que uno se fija y que permite aplicaciones como la navegación en Internet o en los juegos electrónicos, entre otras.

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