Nueva York busca un nuevo «Proyecto Manhattan» contra el virus

Anna Grau
ABC
02/05/09

Las autoridades norteamericanas no se ponen de acuerdo sobre si hay que calmar la alarma de la población ante la nueva cepa de gripe o si hay que alarmarla aún más. El director del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, Richard Besser, ha salido a desmentir algunas informaciones de que podían faltar antivirales en una docena de Estados y a prometer acelerar todos los esfuerzos para lograr una vacuna, aunque también advirtió de que es difícil que esté lista antes de otoño.

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Investigación secreta

Paralelamente el máximo responsable sanitario de la ciudad de Nueva York, Thomas Frieden, ha pedido acelerar el proceso con un «Manhattan Project» («Proyecto Manhattan») específicamente para la vacuna.

El «Manhattan Project» fue la investigación secreta llevada a cabo por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial que llevó a la bomba atómica. Bajo la dirección del físico Julius Robert Oppenheimer, aquel proyecto aprovechó tecnología de los nazis y se desarrolló en varios sitios secretos, con un grado de ocultación que llegó a impedir a Albert Einstein el acceso a instalaciones donde se investigaban sus teorías, al ser Einstein sospechoso de excesivo filoizquierdismo para el FBI. Eran los peores años de la guerra fría.

El caso es que el «Manhattan Project» ha quedado asociado en el imaginario americano al genio oculto del país para aparecer de repente con un adelanto científico deslumbrante. Un esfuerzo parecido es el que pide ahora Thomas Frieden para encontrar la vacuna de la gripe ya oficialmente rebautizada como N1H1. «Necesitamos que los mejores de la industria privada, los mejores del Gobierno y los mejores de la universidad se dediquen intensivamente a esto», afirmó.

Otros son partidarios de rebajar el nivel de alarma, que algunos ya consideran que roza la histeria. Cada día aparecen nuevas noticias de escuelas que cierran en todo el país. Se dio el caso de un niño mandado al cole con una mascarilla quirúrgica, lo cual sembró el pánico entre sus compañeros. Pero cuando el maestro mandó al niño quitarse la mascarilla, se negó: su madre se lo había prohibido. Entonces mandaron al niño a casa.

En Baltimore el obispo ha sugerido a los sacerdotes que se abstengan de servir vino en misa, por precaución. Y el agente de seguridad de Barack Obama que durante el reciente viaje oficial del presidente a México se contagió para contagiar luego a su familia, se queja de que su hija no le habla por las cosas que le dicen sus amigos después de que el caso adquiera una innecesaria notoriedad nacional.

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