Bases militares de EE.UU. en Sudamérica: Controversia por la Guajira

Nikolas Kozloff
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
23/05708

A pesar de su impopularidad récord, parecería que el presidente Bush quisiera irse de su puesto a lo grande. Después de no haber podido derrocar a Hugo Chávez mediante un intento de golpe, la Casa Blanca espera ahora escalar la presión contra el presidente de Venezuela por otros medios.

El sábado un avión de la Armada de EE.UU. se desvió por el espacio aéreo venezolano. El Ministro de Defensa de Venezuela, Gustavo Rangel, dijo que el avión había “volado prácticamente sobre “la isla de La Orchila – donde Venezuela tiene una base militar y el presidente Hugo Chávez tiene una residencia – y otra isla, antes de volver atrás. Funcionarios de EE.UU. afirmaron que el avión tuvo “problemas de navegación.”

“Es sólo el último paso en una serie de provocaciones,” dijo Rangel.

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De La Orchila a la Cuarta Flota

Por cierto, las tensiones han ido aumentando en los últimos días. La Armada de EE.UU. está reactivando ahora su Cuarta Flota en el Caribe. La flota, que incluirá un portaaviones nuclear, estará basada en Mayport, Florida.

La flota no ha estado en acción en aguas del Caribe desde la Segunda Guerra Mundial. En febrero de 1942, los alemanes hundieron una serie de buques tanque llenos de petróleo crudo venezolano. El ataque causó un clamor nacionalista en Venezuela y Caracas comenzó a colocarse más abiertamente de parte de los aliados. Como reacción a los ataques, EE.UU. patrulló el área, persiguiendo submarinos nazis que causaban estragos en los embarques aliados. Después de la guerra, sin más submarinos alemanes rondando en las aguas del Caribe, la Cuarta Flota fue disuelta.

Así que, ¿por qué la resucitan ahora?

La Armada afirma que la acción es necesaria para proteger la seguridad marítima. La verdadera razón, sin embargo, puede tener más que ver con el deseo de Washington de conducir una especie de guerra psicológica contra el gobierno de Chávez y de fomentar un clima de tensión política.

De los laptop a las incursiones fronterizas

En su intento de librarse de Chávez, la Casa Blanca también ha tratado de provocar tensiones entre Colombia y Venezuela. Hay buenas probabilidades de que el Comando Sur de EE.UU. haya transmitido inteligencia militar al gobierno de Bogotá cuando este último atacó un campo de guerrilleros de las FARC dentro de territorio ecuatoriano. Después del ataque del 1 de marzo, que resultó en la muerte del líder guerrillero Raúl Reyes así como de 20 otros insurgentes, y que posiblemente constituyó un acto de terrorismo internacional, las autoridades colombianas afirmaron que Chávez y Rafael Correa, presidente pro-venezolano de Ecuador, estaban haciendo lo posible por apoyar a las FARC.

Como evidencia presentaron documentos supuestamente hallados en computadores laptop de las FARC que sorprendentemente sobrevivieron intactos el ataque. Los documentos, dice el gobierno colombiano, prueban que Chávez ha suministrado armas, municiones, y 300 millones de dólares de ayuda a las FARC. Después de realizar su propia investigación, la Interpol declaró que Colombia no alteró, borró o creó algún archivo, aunque la nación andina no se ajustó siempre a métodos internacionalmente aceptados cuando manejó los computadores. La agencia declaró que los documentos provenían de un campo de las FARC, pero los investigadores no pudieron probar concluyentemente que la información contenida dentro de los documentos haya sido totalmente exacta.

En Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, se abalanzó sobre el informe de la Interpol, señalando que los archivos de laptop que indicaban el apoyo para las FARC eran “altamente inquietantes.” Chávez ha rechazado las acusaciones, calificando el informe de Interpol de “un show de payasos” que “no merece un comentario serio.” El dirigente venezolano dijo que todas las relaciones con Colombia así como la cooperación de su país con Interpol serán “profundamente analizadas.” En un intento de destruir retóricamente a sus adversarios, Chávez se refirió al jefe de Interpol, Ronald Noble, como “mafioso” y “poli yanqui agresivo.” En otro memorable estallido del líder venezolano, Chávez agregó que el verdadero nombre de Noble era “Míster Innoble.”

Como si las relaciones entre Colombia y Venezuela no pudieran deteriorarse aún más, el sábado, el mismo día en el que el avión de la Armada de EE.UU. pasó por el espacio aéreo de Venezuela, Chávez acusó a Bogotá de enviar sus tropas a través de la frontera en una incursión ilegal. Las dos naciones sudamericanas comparten una frontera de 2.200 kilómetros que pasa a través de montañas y densas áreas de selva. En una declaración escrita, el Ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, dijo que 60 soldados colombianos habían sido interceptados en el Estado occidental de Apure de Venezuela a unos 800 metros de la frontera compartida por las dos naciones.

Controversia por la Guajira

Entre signos de mal agüero de que EE.UU. podría estar tratando de desestabilizar el gobierno venezolano, se remolinea una nueva controversia. William Brownfield, embajador de EE.UU., señaló recientemente que EE.UU. estudiaría el traslado de su base aérea militar en Manta, Ecuador, a Colombia. Según el New York Times, un área mencionada en informaciones posteriores fue la región de La Guajira” cercana a la frontera venezolana. El ministro de exteriores de Colombia, Fernando Araújo, desmintió rápidamente que Colombia tuviera algún plan de permitir a EE.UU. que estableciera una base en La Guajira”.

La controversia no podía haber ocurrido en peores circunstancias.

Ya han aparecido tensiones como resultado de esfuerzos secesionistas en el Estado más occidental de Zulia que incluye la región la Guajira” venezolana. La oposición a Chávez en Zulia propuso recientemente un estudio de factibilidad para la potencial independencia del gobierno federal. Lo que es más, el gobernador de Zulia, Manuel Rosales, quien perdió contra Chávez en la elección presidencial de diciembre de 2006, anunció su apoyo a la autonomía de su Estado.

Hablando en su programa semanal en la televisión “¡Aló, Presidente!, Chávez advirtió a los dirigentes de la oposición que toda actividad hacia la autonomía de Zulia conduciría a la confrontación. “Aconsejo a aquellos individuos que quieren partir Venezuela en pedazos que lo piensen muy bien. No toleraremos una fragmentación política de nuestro país,” declaró, agregando que cualquier intento semejante será enfrentado por la fuerza. El líder venezolano siguió diciendo que la autonomía de Zulia constituye un “plan imperial” diseñado y apoyado por EE.UU. para controlar áreas petrolíferas estratégicas.

Región empobrecida, la Guajira es el hogar de los indios Wayúu que van y vienen a través de la frontera. Es en parte un desierto árido y está sobre la frontera entre Colombia y Venezuela. Remota desde el punto de vista geográfico, la Guajira ha estado involucrada históricamente en controversias diplomáticas. En 1928, las autoridades colombianas estaban tan preocupadas por conjuras secesionistas en la región que la Cámara de Diputados de Bogotá se reunió en sesión secreta para discutir “acciones de agentes yanquis en los Departamentos de Santander y Goagira que apuntaban a provocar un movimiento separatista que, unido con Zulia [en medio de la zona petrolífera venezolana] formaría la República de Zulia.”

Como resultado de la complicada historia, toda discusión sobre la instalación de una presencia de EE.UU. en el área, provoca inevitablemente pasiones nacionalistas. Chávez ha declarado que “No permitiremos que el gobierno colombiano entregue La Guajira al imperio,” refiriéndose a EE.UU. Al aparecer informaciones en los medios, las autoridades en la Guajira alzaron sus voces en protesta. Eber Chacón, partidario de Chávez y Alcalde de Páez, un municipio indígena local, llamó a los wayúu en Colombia y Venezuela a repudiar intentos de la oposición venezolana de dividirlos con sus “posiciones autonomistas y separatistas.” Chacón agregó que la instalación de una base de EE.UU. en La Guajira representaría una amenaza potencial para la seguridad del hemisferio.

De Manta a Colombia

¿Cómo llegamos al punto en el que EE.UU. piense realmente en clausurar su base militar en Manta, Ecuador, y abrir una nueva en Colombia? Es una pregunta que trato de responder en mi libro: “Revolution! South America and the Rise of the New Left” [¡Revolución! Sudamérica y el ascenso de la nueva izquierda] (Palgrave-Macmillan),

que acaba de ser publicado en abril de este año.

En Ecuador es difícil ignorar el clima público de hostilidad hacia la base militar de EE.UU. en Manta, que es utilizada para vuelos respecto a la droga en el espacio aéreo colombiano. El complejo, en la costa a 257 kilómetros al sudoeste de Quito, es una gran instalación que desde el punto de vista técnico no es controlada por EE.UU., sino pertenece a la fuerza aérea ecuatoriana.

Muchos ecuatorianos creen que EE.UU. está tratando de involucrar más profundamente a su nación en el conflicto colombiano, que se ha extendido por sobre la frontera. La base aérea en Manta fue alquilada por diez años en 1999 a los militares de EE.UU., y el presidente Rafael Correa dejó en claro incluso antes de ser elegido que no tenía la intención de prorrogar el acuerdo una vez que expirara en 2009.

Durante un viaje a Quito, estuve en el campus de la Universidad Católica de la ciudad. En una mesa, una mujer estaba registrando a personas para ir a un viaje en autobús a la costa para protestar contra la base en Manta. En el pasillo encontré a Gualdemar Jiménez, un activista local.

La base aérea de EE.UU. en Manta: Un desastre social

“Manta solía ser una ciudad puramente dedicada a la pesca,” explicó. “Ahora los pescadores no tienen acceso a ciertas partes del océano, clausuradas por motivos de seguridad.” En el mar, marines de EE.UU. han interceptado embarcaciones ecuatorianas, incluso han hundido algunas. “Los marines no son guardacostas ecuatorianos,” declaró indignado Jiménez.

Prosiguió enumerando una serie de otros problemas asociados con la base aérea de EE.UU. Por ejemplo, la base ha sido expandida gradualmente. Esta expansión ha desplazado a campesinos de sus tierras tradicionales. Además ha habido daños al medioambiente: dentro del área local, han destruido laderas de los cerros en un esfuerzo por obtener la materia prima necesaria para mezclar asfalto y repavimentar la pista de aterrizaje.

La base aérea en Manta contribuye cada año unos 7 millones de dólares a la economía local, pero los activistas critican la falta de un genuino desarrollo económico en el área. Los marines no compran en los mercados ecuatorianos, ni utilizan los medios locales de transporte. “Lo único que contribuyen son discotecas locales y prostitución,” explicó amargado Jiménez.

“Lo que usted describe no es algo único,” señalé. “Me recuerda la historia de otras bases militares de EE.UU.”

“Es una tendencia que se repite en todo el mundo,” dijo Jiménez. “En Vietnam, también aparecieron repentinamente prostíbulos.”

Ahora cuando es probable que Correa expulse a EE.UU., los estadounidenses tendrán que decidir adonde ir. El Departamento de Defensa no tiene demasiadas opciones: En toda Sudamérica, es poco probable que naciones de la “Marea Rosa” acepten una prolongada presencia militar de EE.UU. en su suelo. Casi el único país que podría aceptar es Colombia, pero por diferentes motivos, una acción semejante resultaría ser peligrosa.

Si se desplegaran tropas de EE.UU. en Colombia, estarían estacionadas en medio de una zona de guerra y estarían expuestas a ataques de las FARC. Políticamente, la apertura de una nueva base en suelo colombiano contrariaría aún más a Chávez al otro lado de la frontera. Es probable que la instalación produzca prostitución y otras consecuencias sociales negativas, igual que en Manta, si el Pentágono decide estacionar su base en La Guajira entre los wayúu o en otro sitio en Colombia.

Nikolas Kozloff es autor de: “Hugo Chávez: Oil, Politics, and the Challenge to the U.S.” (Palgrave Macmillan, 2006), y: “Revolution! South America and the Rise of the New Left” (Palgrave Macmillan, April 2008).


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