Un policía afgano mata a tiros a cinco soldados británicos que le entrenaban

EuropaPress
04/11/09

Los talibán han reivindicado la autoría del ataque cometido el martes por un policía afgano en la provincia de Helmand (sur) en el que murieron cinco soldados británicos y otros seis resultaron heridos de gravedad, según indicó este miércoles a la Cámara de los Comunes el primer ministro británico, Gordon Brown.

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Las autoridades británicas y las afganas están investigando lo ocurrido, pero un portavoz de los talibán ya ha dicho que el policía era un infiltrado y que hay más como él, también en el Ejército afgano.

Según explicó el portavoz de las fuerzas británicas en Helmand, teniente coronel David Wakefield, el agente afgano abrió fuego contra los soldados británicos en un puesto de control del distrito de Nad-e-Ali antes de huir pese a que los militares también dispararon. En el ataque resultaron heridos dos agentes afganos. Según el Ministerio de Defensa, se desconocen "sus motivos y paradero" pero "se están haciendo todos los esfuerzos posibles para encontrar a los responsables de este ataque".

"Parece que fueron atacados porque estaban comprometidos en lo que más temen nuestros enemigos, estaban entrenando a las fuerzas afganas", afirmó Brown ante los diputados. "Los talibán han reivindicado la responsabilidad de este incidente, así que puede ser que hayan usado a un miembro de la Policía afgana o que se hayan infiltrado en la Policía afgana", añadió.

Poco después, la agencia Reuters publicó unas declaraciones de un portavoz talibán, Qare Mohamad Yusuf, que aseguró que el policía es en realidad un combatiente talibán. "Es una nueva táctica. Tenemos más talibán infiltrados en la Policía y el Ejército", advirtió Yusuf, que dijo no saber si el presunto asesino está vivo o muerto. Otro talibán citado por el periódico 'The Daily Telegraph' declaró: "Queremos sembrar la desconfianza entre la Policía Nacional afgana y las fuerzas extranjeras".

La BBC había afirmado previamente que el asaltante sería un agente llamado Gulbuddin, quien, al parecer, habría mantenido una disputa con su comandante. Por su parte, el ministro del Interior afgano, Hanif Atmar, señaló, según la agencia Reuters, que lo ocurrido parece ser "un incidente aislado". El ministro habló por teléfono con el comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán y la coalición encabezada por Estados Unidos, general Stanley McChrystal.

Investigación transparente

Este último dijo que el ministro le había dado "garantías de que este incidente será investigado de forma transparente". "No permitiremos que este acontecimiento nos disuada en nuestra resolución de construir una asociación con las fuerzas de seguridad afganas para que se garantice el futuro de Afganistán", manifestó.

La Policía Militar Real, el jefe local de la Policía afgana, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) y el Ministerio afgano del Interior están investigando los hechos. Este incidente constituye el más mortífero en combate para las tropas británicas desde que comenzó la operación en Afganistán en el otoño de 2001. Estas muertes elevan a 229 los militares británicos muertos en Afganistán, 92 de ellos este año.

Los fallecidos son tres miembros de los Guardias Granaderos y dos miembros de la Policía Real Militar. Según 'The Daily Telegraph', los soldados se habían quitado su chaleco antibalas y su casco antes de ser disparados por el policía afgano, presuntamente armado con un fusil AK-47. No tuvieron tiempo de reaccionar y cuatro de ellos murieron en el acto, mientras que el otro falleció luego como consecuencia de las heridas sufridas, según el diario.

El portavoz militar explicó que los soldados muertos habían estado entrenando y viviendo junto con varios policías afganos en un puesto de control de la Policía Nacional afgana durante las dos últimas semanas. Respecto al supuesto talibán infiltrado, la Policía de Helmand indicó que asistía a una academia de este Cuerpo en la provincia meridional de Kandahar y que trabajaba desde hacía tres años en la zona de Nad-e-Ali.

Según el secretario de Estado británico para las Fuerzas Armadas, Bill Rammell, los reclutas de la Policía afgana son objeto de una investigación exhaustiva y de un entrenamiento intensivo. "Claramente, como resultado de este incidente hay una investigación, y si hay alguna lección que aprender, ésta se tendrá en cuenta", declaró a la BBC.

"La realidad es que si queremos hacer Afganistán más seguro, si queremos estar nosotros más seguros y no queremos que nuestras fuerzas estén en Afganistán para siempre, entonces ese proceso de trabajar con ellos, entrenarles, construir su capacidad, tiene que seguir adelante", subrayó el secretario de Estado.

Reacciones

Antes de su comparecencia ante los Comunes, Brown había condenado lo ocurrido en un comunicado. "Lucharon para hacer Afganistán más seguro, pero sobre todo para hacer Reino Unido más seguro frente al terrorismo y el extremismo que siguen amenazándonos desde las zonas fronterizas de Afganistán y Pakistán", señaló.

"Rindo tributo a su valor, destreza y determinación. Nunca serán olvidados", aseguró el primer ministro, muy presionado por la oposición ante el incremento en el número de bajas en Afganistán en los últimos meses, que los conservadores atribuyen principalmente a la falta de equipos adecuados.

"Es mi mayor prioridad garantizar que nuestros heroicos soldados tienen el mejor apoyo y material posible, y la estrategia correcta, respaldada por nuestros socios internacionales, y por un nuevo Gobierno afgano dispuesto a desempeñar su papel a la hora de hacer frente a los retos a los que se enfrenta Afganistán", aseveró. "Nuestras tropas no se merecen nada menos. Mi compromiso con ellos sigue inamovible", aseguró Brown.

Por su parte, el ministro de Defensa, Bob Ainsworth, subrayó que "sigue siendo un año difícil en Afganistán" para los soldados británicos, "que están operando en la zona más complicada del país". También el líder conservador, David Cameron, condenó el atentado.

Desconfianza

La desconfianza entre la Policía afgana y las fuerzas extranjeras de la que hablaba uno de los portavoces talibán podría ser una de las consecuencias del ataque de hoy en Helmand. Tratando de alejar esa idea, el comandante británico de las tropas de la OTAN en el sur de Afganistán, teniente general Nick Carter, incidió en el hecho de que las fuerzas extranjeras y las autoridades afganas han iniciado una investigación conjunta de lo ocurrido.

"Esto demuestra claramente el compromiso del Gobierno afgano al máximo nivel para tener unas buenas relaciones y descubrir qué sucedió en este incidente y aprender de él las correspondientes lecciones", destacó en una rueda de prensa.

A una pregunta acerca de cómo van a poder confiar ahora los soldados británicos en la Policía afgana, Carter contestó: "Lo primero que quiero indicar es que tenemos que confiar en el uniforme de la Policía afgana, y lo segundo (...), que lo haremos mejor". "Nos será perfectamente posible comprender con quién estamos trabajando porque los entrenaremos y nos aseguraremos de que son capaces de hacer el trabajo de la manera que tienen que hacerlo", añadió.

Reino Unido tiene unos 9.000 militares en Afganistán y ha dicho estar dispuesto a enviar otros 500 siempre que Kabul acceda a aumentar el número de soldados afganos a los que entrenan las fuerzas británicas y que luchan a su lado.

Brown dijo este lunes que, al hablar con el presidente afgano, Hamid Karzai, para felicitarle por su reelección, éste coincidió con él en que "ahora Afganistán necesita aumentar los efectivos del Ejército y la Policía para poder ir reduciendo el número de tropas" extranjeras allí desplegadas.

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