Desplome total de las bolsas por la recesión y la desconfianza

Clarín.com
02/03/09

Una sorprendente tormenta de nieve paralizó prácticamente todo el noreste de Estados Unidos, excepto Wall Street, donde nada ni nadie pudo evitar ayer una nueva pesadilla.

Mientras que cientos de niños aprovecharon el feriado escolar para deslizarse alegremente por las colinas con sus trineos, los operadores bursátiles vivieron ayer una caída en el valor de las acciones que no se veía desde hace 12 años.

El Dow Jones cerró por primera vez desde 1997 debajo de los 7.000 puntos; piso que atravesó a las pocas horas de comenzar la sesión. Disminuyó 299,64 unidades hasta alcanzar los 6.763,29 enteros. El Nasdaq retrocedió el 3,99% y el selectivo S&P 500 cedió un 4,66%.


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El derrumbe, que no solo tuvo lugar en Nueva York sino también en todas las bolsas del mundo se debió fundamentalmente a nuevas malas noticias provenientes del sector financiero.

Aunque ya recibió una ayuda de casi 150.000 millones de dólares, se supo ayer que el Tesoro de Estados Unidos le otorgará a la gran aseguradora estadounidense, AIG, otros 30.000 millones de dólares. Fue un reconocimiento de que la estrategia que está instrumentando el gobierno de Barack Obama para rescatar a las instituciones financieras en problemas no está funcionado.

Las acciones de Citrigroup, con un descenso del 20%, fueron las que más se depreciaron entre las 30 empresas del Dow Jones de Industriales en Nueva York, y terminaron a 1,20 dólares. Bank of America y American Express perdieron alrededor de 8% mientras que JPMorgan retrocedió 7,4%.

En Europa, el hecho de que el HSBC haya salido a buscar 12.000 millones de libras bastó para provocar un efecto domino en todas las bolsas en el Viejo Continente.

El precio del petróleo también derrapó ayer 10,25 por ciento en Nueva York y se volvió a ubicar dentro de la marca de los 40 dólares por barril, presionado por la fuerte declinación de los mercados bursátiles del mundo y por la fuerte apreciación registrada por el dólar.

"Las noticias económicas parecen haber rebasado la fase de cuando pasan de malas a peores, pero hoy han ido de lo peor a lo diabólico'', dijo David Jones, jefe de estrategia de mercados de IG Index.

"Esto es una pesadilla, sin fin", dijo por su parte Kent Engelke, el director gerente de Capital Securities Management de Glen Allen, Virginia.

"La gente está abandonando al sector financiero", consideró Marc Pardo, de Canto Fitzgerald. Hasta que el gobierno no les diga a estos bancos cuánto valen sus activos, fundamentalmente los tóxicos, simplemente no pueden otorgar crédito.

De hecho, en Washington cada vez son más lo que piensan que el presidente Barack Obama deberá nacionalizar la banca. El problemas es que, de la misma manera que le fue más fácil a Richard Nixon ir a China que lo que le hubiera resultado a un presidente demócrata, si Obama fuese republicano sería mucho mas fácil proceder a las nacionalizaciones.

De hecho James Baker, el secretario del Tesoro de Ronald Reagan, publicó un artículo de opinión en el Financial Times ayer, en el que se mostró favorable a una nacionalización temporaria de los bancos. La describió como "una inyección temporaria de fondos públicos para limpiar los bancos en problemas y devolverlos a manos privadas lo más rápido posible". Baker admite que "odia la idea de la nacionalización", parcial o entera, incluso si es temporaria. "Pero desgraciadamente, quizás no tengamos otra opción. Pero tenemos que ser muy cuidadosos. El gobierno debería adquirir no más acciones de las necesarias para reestructurar los bancos, hacer que vuelva a otros el crédito y para recuperar el dinero de los contribuyentes", escribió.

El encuentro del premier británico Gordon Brown con el presidente Barack Obama hoy será clave. Brown quiere que Obama le preste más atención a lo que está pasando en los mercados a nivel internacional y muy particularmente a la reunión del Grupo de los 20 (G-20) que tendrá lugar el 2 de abril próximo en Londres. Brown es un convencido de que es necesario coordinar políticas a nivel internacional y que el G-20 es un buen foro para hacerlo. El problema es que el seno del grupo reinan diferentes posiciones. Mientras que EE.UU. y Gran Bretaña quieren reformar el fondo para que ocupe un lugar más importante en la búsqueda de soluciones, Francia y Alemania se oponen. Italia simplemente no cree en el grupo.

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