Despilfarro de talentos: más del 98% de superdotados sin identificar en España

Mujer.orange.es
04/03/09

Con diez años fabrican páginas web y con once adquieren conocimientos propios de cuarto de ingeniería. Son algunos de los 2.648 superdotados identificados por el Ministerio de Educación. Según los expertos, hay más de un 98% de casos sin diagnosticar, por lo que alertan sobre el "despilfarro de talentos".

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Según la estadística de la enseñanza en España del MEC 2004-2005, últimos datos oficiales de los que se dispone, de esos 2.648 escolares (85 en infantil, 1.748 en primaria, 726 en secundaria y 89 en Bachillerato), 1.702 están en la enseñanza pública y 946 en la privada.

Un informe elaborado por el Centro de Investigación y Documentación Educativa del MEC en el año 2000 cifraba en 300.000 el número de alumnos potenciales superdotados, denominación que en la Ley Orgánica de la Educación de 2006 ha sido sustituida por la de alumnos de altas capacidades.

De ellos, según el estudio, un 70 por ciento tenía bajo rendimiento escolar y entre el 35% y un 50% tenía fracaso escolar, por no estar debidamente identificados, evaluados y atendidos.

"En más de un 95 por ciento de los casos son los padres quienes detectan la superdotación de un niño", explica a Efe la presidente de la Asociación Española para Superdotados y Con Talento (AEST), Alicia Rodríguez Díaz-Concha.

Hay 39 ítems característicos de un niño con altas capacidades: nacen con los ojos abiertos, no gatean, escriben con mayúsculas, son extremadamente sensibles, aprenden con la mínima instrucción... etc, explica Rodriguez, que señala que "antes de los tres años no se debe hacer un diagnóstico, porque puede tratarse de simples precocidades".

Critica que cuando los padres tienen varios indicios y piden un diagnóstico a la Administración (equipos especializados del MEC o Seguridad Social) a veces hay que esperar hasta cuatro años. "Desde la asociación luchamos para que la administración habilite equipos preparados solo para la identificación de superdotados", agrega.

"Un niño de estas características sin diagnosticar puede caer en cuadros de depresión, anorexia o hiperactividad" que, según Rodríguez, pueden superar en el momento que se regula una educación especial y los padres se informan de cómo colaborar en ella.

Desde la AEST se consideran insuficientes los programas extra curriculares de enriquecimiento por los que pasan una mínima parte de los alumnos superdotados, sólo dos días al mes. "Hay niños de altas capacidades que han pasado por el sistema educativo sin una sola atención especial -añade".

Planes individualizados

Javier Touron, director del Centro de Jóvenes con Talento-CTY España, profesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Universidad de Navarra, coincide en declaraciones a Efe en que "los padres suelen ser muy buenos identificadores".

Además de síntomas de precocidad muy llamativos como leer muy pronto, desarrollar un vocabulario complejo propio de adultos a edades muy tempranas o afán de saber desmedidos, los padres observan conductas como desadaptación en el colegio, sensación de que es muy fácil para ellos, señala.

La escuela, sin embargo, -añade- "no identifica porque todo está organizado en función de la edad, no de la capacidad".

"La escuela está muy dirigida al grupo, los profesores no hacen planes individualizados y eso hace que niños con altas capacidades pasen desapercibidos y den signos que son contrarios a su alta capacidad: desinterés, desmotivación, no querer destacar para no ser el blanco de las burlas de sus compañeros, etc", dice Touron.

Este experto considera que si la identificación temprana contemplada en la Ley de Educación no conlleva unos recursos y una formación del profesorado "hay una cantidad de talento que se está perdiendo extraordinaria porque -añade- el talento se desarrolla cuando se estimula o se reta adecuadamente".

Y vuelve a recordar que en España entre el 3 y el 5 por ciento de la población tiene altas capacidades, lo que significa más de 300.000 personas, de los cuales más del 98 por ciento está sin identificar. Touron explica que estos son meras estadísticas que no responden a ningún estudio epidemiológico.

De la misma opinión es Africa Borges del Rosal, profesora de Metodología de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de La Laguna, y que desde el curso 2001-2002 dirige un Grupo de Trabajo e Investigación en Superdotación (GTSID), que organiza desde hace cuatro años cursos dirigidos a universitarios, padres y escolares entre los 7 y los 12 años.

Nuestro objetivo es "no dilapidar el potencial de esos niños" y para ello desde fuera del aula "hacemos todo lo posible para que las limitaciones que tienen en su entorno se puedan mejorar al máximo", afirma Borges del Rosal.

Por un lado, "incidimos en su desarrollo socio personal y afectivo y de relación con los compañeros y a los padres les enseñamos estrategias educativas, cómo está el problema y damos soluciones efectivas", dice.

Fabricar robots

María y Pedro (nombres figurados), de diez y once años, han decidido este año dedicar tres semanas de sus vacaciones de verano a realizar cursos de Nuevas Tecnologías y de Robótica, respectivamente, en el campus de verano que organiza el Centro para Jóvenes con Talento-CTY España en la Universidad Europea de Madrid.

"Son niños que tienen una gran inquietud por aprenderlo todo, una gran capacidad, quieren saber más y más, sin límite", explica a Efe Susana Bautista, licenciada en Ingeniería Informática, que impartió el curso de Nuevas tecnologías en el Campus.

Trabajó con un grupo de cinco niños y cuatro niñas de 10 y 11 años, que los primeros días fabricaron su propio "blog" y acabaron el curso haciendo sus páginas "web". "El primer día -explica- me hicieron preguntas como ¿nos vas a enseñar a crear virus?".

Verónica Egido, doctora en Ingeniería Industrial y profesora de la Universidad Europea, ha impartido un curso sobre robótica a niños de entre 12 y 13 años. "Cuando llegaron vimos, a través de un test, que no tenían grandes conocimientos de electrónica y sólo dos habían programado en alguna ocasión", comenta Egido.

A la mitad del curso, explica, ya había programado un robot industrial y un autómata, que se ven en cuarto y quinto de ingeniería y en tercero y cuarto, respectivamente." Acabaron creando su propio robot", asegura esta profesora.

"Sorprende mucho su rendimiento y la capacidad de extrapolar, de ir mas allá, tienen mucha motivación, han venido por iniciativa propia y llama mucho la atención la dualidad de estos niños: a veces crees que está tratando con chicos de 25 años por su desarrollo intelectual, pero de repente te das cuenta de que son niños, que hacen chiquilladas propias de su edad", explica.

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