Retrospectiva. El cuerpo del otro

Oscar Taffetani
Pelota de Trapo
01/08/08

En un operativo mundial denominado Last Chance (Última Oportunidad), el centro Simon Wiesenthal de Viena se ha lanzado a la caza de criminales de guerra nazis que lograron ocultarse al fin de la segunda guerra, aprovechando la falta de control o bien la complicidad de algunos gobiernos de América del Sur.

Uno de esos criminales, con título de médico, se llama Aribert Heim, alias "Doctor Muerte", y ya habría sido localizado en pueblos cordilleranos del sur de Chile y la Argentina.

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Otro criminal, fallecido impune en el Brasil, se llamaba Josef Mengele y era conocido por los prisioneros de Auschwitz como el Ángel de la Muerte.

¿Cómo puede un médico, alguien formado para curar o para aliviar el sufrimiento de la criatura humana, convertirse en asesino?

A esa y otras preguntas trataron de responderse Charles Bettelheim, Emanuel Levinas, Hanna Arendt y Primo Levi, entre otros. Y la respuesta invariable es que la conducta criminal, la conducta de un asesino serial de Estado, es siempre precedida por una doctrina perversa, una doctrina que niega (en su discurso) la condición humana a la víctima, y que le brinda una coartada al verdugo.

En la posguerra, acaso como una prolongación de la doctrina nazi, para los tiempos de paz, ciertos provectos ciudadanos llegaron a sostener que gracias a las guerras pudo avanzar la ciencia, y se descubrieron nuevos medicamentos y vacunas para curar a la humanidad.

El citado Heim, lo mismo que Mengele -según los testimonios- inoculaban virus en mujeres embarazadas y niños; les restringían el alimento o los dejaban morir de hambre, para estudiar las reacciones somáticas; les amputaban miembros y les extraían órganos en vida, observando la evolución de esos cuerpos en agonía.

Aquellas mujeres y niños de los experimentos, eran seres humanos. Aquellos médicos nazis lo sabían. Sólo que esos Otros, ese Otro, pertenecía a la "raza" de los vencidos. A ese Otro no le cabía el derecho ni el respeto ni la piedad.

Nazis del siglo XXI

Los inadvertidos nazis de este siglo XXI, para quienes no hay operativo Last Chance, a quienes ninguna policía busca y ninguna ley prohíbe, se dedican a experimentar vacunas y nuevos medicamentos con seres humanos en situación de pobreza y de extrema pobreza, en países del África, del Asia y de América latina.

"Al menos doce bebés incluidos en protocolos de investigación clínica para probar la eficacia de una vacuna -leemos publicado en el diario Crítica- murieron durante el último año".

"El estudio de fase 3 (experimentación en humanos) es patrocinado por el laboratorio multinacional Glaxo Smith Kline y utiliza niños de familias carenciadas a las que 'se presiona y obliga para que firmen los consentimientos legales', según lo denunció la Federación de Profesionales de la Salud de la República Argentina".

"Desde 2007 -leemos en Crítica- 15 mil niños menores de un año de Mendoza, San Juan y Santiago del Estero ingresaron en el protocolo de investigación. 'Sólo murieron doce en todo el país, lo que representa una cifra mínima si la comparamos con las muertes que se producen por enfermedades respiratorias causadas por el neumococo', aseguró el pediatra santiagueño Enrique Smith, uno de los investigadores principales del estudio".

"'Mucha gente quiere salirse del protocolo y se lo prohíben, los obligan a continuar con la amenaza de que si dejan no se les aplica ninguna otra vacuna', explicó Julieta Ovejero, tía abuela de uno de los seis bebés fallecidos en Santiago del Estero. 'Hay madres a las que las obligan a firmar diciéndoles que si no aceptan les van a quitar los chicos con la policía, les niegan los remedios o directamente no los atienden', detalló Ovejero".

"'En su gran mayoría, se trata de personas carenciadas, muchas de ellas no saben ni leer ni escribir, a las que presionan para que autoricen la inclusión de sus hijos', relató Juan Carlos Palomares, integrante de Fesprosa, la entidad que nacionalizó la denuncia en una conferencia de prensa. Según la denuncia, 'el laboratorio paga 8.000 dólares por cada niño incluido en el estudio, pero no queda nada en la provincia que presta las instalaciones públicas y el personal de salud para una investigación privada'".

Los sofismas y coartadas nada tienen que envidiar a las que esgrimían los médicos nazis: que el porcentaje de muertes ocasionadas es mínimo, que el sagrado fin de la vacuna justifica los medios y que parte de los honorarios pagados por los laboratorios "quedan en la provincia".

¿Experimentaría el doctor Smith con su propio cuerpo, como algunos valientes médicos que conoció la historia? ¿Sería capaz de probar la vacuna con sus hijos y familiares?

No, seguro que no. Porque antes que poner el propio cuerpo, mejor es poner el cuerpo del otro.

Si ese otro no sabe leer ni escribir, si acepta por una propina o una limosna desprenderse de un niño, de un órgano, de una parte de sí, mejor.

Los nazis del siglo XXI trabajan para importantes corporaciones; cumplen con la ley; cobran suculentos honorarios por desarrollar vacunas y medicinas que utilizarán sus clientes, perdón, sus pacientes, es decir, aquellos que puedan pagarlas. Y todo a la sombra de un Estado ausente. O de un Estado cómplice. O ambas cosas.

Comentario SDLT:

En el texto dice:"¿Cómo puede un médico, alguien formado para curar o para aliviar elsufrimiento de la criatura humana, convertirse en asesino?"

Además de las explicaciones dadas, quisiéramos compartir un fragmentodel libro "El 11-S: la verdad definitiva, de Laura Knight-Jadczyk y JoeQuinn:

"Dentro de los aparatos militares y de inteligencia del mundo, estatendencia se encuentra magnificada a un grado extremo. Durante la décadade 1940, [...] los militares y sus científicos desarrollaron las armasmás poderosas del mundo en completo secretismo. [...]Todo el que haya vivido en una sociedad represiva sabe que lamanipulación oficial de la verdad es cosa de todos los días. Pero lassociedades tienen sus mayorías y sus minorías. En toda época y lugar essiempre una minoría la que gobierna, y es siempre una minoría la queejerce su influencia dominante para dar forma a lo que podríamos llamarla /cultura oficial/. Todas las élites se ocupan de manipular lainformación pública con vistas a mantener las estructuras de poderexistentes. Se trata de un juego sumamente antiguo. [...]Durante la Segunda Guerra Mundial y en la época posterior a ella, otrosimportantes proyectos tales como el desarrollo de las armas biológicas,la importación de los científicos nazis, los experimentos sobre controlmental, la intercepción del correo y transmisiones de cable a nivelnacional y con una población en completa ignorancia del hecho, /lainfiltración de los aparatos mediáticos y de las universidades/, losgolpes de estado secretos y los asesinatos planificados, todo ello hatenido /lugar sin conocimiento no solamente del público norteamericano,sino también de la mayoría de los miembros del Congreso /y variospresidentes/./ El hecho es que muchas de entre las más poderosasagencias de inteligencia fueron establecidas bajo el más profundosecreto, con absoluto desconocimiento del público y del Congreso pormuchos años."De Ponerología política, escrito por Andrew Lobaczewski:"En naciones con sistemas patocráticos, la supervisión de científicos yorganizaciones culturales está asignada a un departamento especial degente de confianza especialmente seleccionada, una “Oficina Sin Nombre”,compuesta casi por completo de individuos relativamente inteligentes quedelatan rasgos psicopáticos característicos. Estas personas deben sercapaces de completar sus estudios académicos, aunque a veces para ellohaya que forzar a los examinadores para que den evaluaciones generosas.A menudo su talento es inferior al de los estudiantes promedio, enespecial en lo que se refiere a la ciencia de la psicología. Pero apesar de ello, se los premia por sus servicios otorgándoles títulosacadémicos y altos cargos, y se les permite representar a la comunidadcientífica de su país en el extranjero. Tomados como individuos dignosde una confianza particular, no se les permite participar en lasreuniones locales del partido, e incluso no se les deja adherirse aéste. En caso de necesidad, pueden también hacerse pasar por genteexterna al partido. Sin embargo, estos superintendentes científicos yculturales son bien conocidos en la sociedad de gente normal, la cualaprende bastante rápidamente el arte de la diferenciación. No siempre selos distingue como corresponde de los agentes de la policía política; sibien se consideran integrantes de una clase más alta que estos últimos,deben cooperar con ellos.

Muy a menudo nos topamos con gente así en el extranjero, en donde variasfundaciones e institutos les otorgan becas científicas convencidos deque así están brindando asistencia al desarrollo del verdaderoconocimiento. Estos benefactores no se dan cuenta de que están brindandotodo menos servicio a esa ciencia y a los verdaderos científicos alpermitir que los supervisores alcancen una cierta autoridadsemi-auténtica y al dejar que se familiaricen cada vez más con lo quesea que luego puedan considerar peligroso.

Después de todo, aquellas personas tendrán más tarde el poder parapermitir que alguien obtenga un doctorado, se embarque en una carreracientífica, logre un puesto asegurado en la academia y obtenga unapromoción. Esos mismos científicos mediocres intentan destituir apersonas de más talento, dejándose gobernar por sus propios intereses yesos típicos celos que caracterizan la actitud patocrática hacia lagente normal. Ellos serán quienes se encarguen de monitorear artículoscientíficos para lograr una “ideología adecuada” e intenten asegurarsede que a un buen especialista se le deniegue el acceso a la literaturacientífica que necesita.

Los controles son excepcionalmente maliciosos y tramposos, especialmenteen las ciencias psicológicas mencionadas más arriba, por razones queahora nos son comprensibles.

Se crean listas escritas o no de materias que no está permitido enseñar,y se dan las directivas correspondientes para distorsionar en formaconveniente otras materias. Esta lista es tan amplia en el campo de lapsicología que nada queda de esta ciencia excepto un mero esqueleto queelimina todo lo sutil o perspicaz.

"La psicopatía y la gente carente de empatía existen en todas lasprofesiones. La medicina es una de las carreras que más los atraen, dadoel poder que esta profesión les permite tener sobre la vida misma.

El equipo de Señales de los Tiempos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Porque tuve que enterarme de lo que pasa en mi propio pais por este medio? Será que los nuestros no se enteraron aún? Ahhh... ya sé esto también es parte de su función habitual.DESINFORMAR, DESINFORMAR Y DESINFORMAR y por otro lado, estan muy ocupados en desprestigiar y desacreditar al gobierno elegido democráticamente por las mayoria de los argentinos ya que no es del agrado de sus amos.

Anónimo dijo...

¿Y por qué el centro ése se va tan lejos? en israel hay muchísimos criminales de guerra; ahora mismo uno de ellos es primer ministro, otro ministro de defensa... La verdad es que el mundo está cansado de tanta falsedad y doble moral.

Anónimo dijo...

Para Anónimo N.1
Me parece que anónimo le "preocupa" más la desacreditación del gobierno Argentino, que la REAL gravedad de esta noticia.
Al final gracias al gobierno argentino sea cual sea el gobierno de turno, las corporaciones farmaceuticas han hecho, hacen y harán LEGALMENTE esto crimenes.
Y pienso que este es el punto de este artículo.