Israel volvió a la masacre militar: Más de 230 muertos y centenares de heridos por el bombardeo a la hambrienta y desprotegida población de Gaza
IAR Noticias
28/12/08
La cuidada estrategia de "masacre por hambre" (con el bloqueo económico) implementada desde septiembre de 2007 dejó paso a las operaciones brutales de masacre militar abierta que este sábado ya dejó (según cifras provisorias oficiales) más de 230 muertos y centenares de heridos entre el millón y medio de habitantes de la castigada y hambrienta Franja de Gaza. El Estado judío de Israel volvió a la "solución militar" pedida a viva voz por todos los sectores políticos (conservadores y "progresistas") para terminar con los cohetes artesanales palestinos que caen como moscardones sobre las ciudades fronterizas israelíes. La estrategia de la muerte por hambre con el bloqueo de alimentos, combustible y medicina no bastó para cumplir con sus objetivos de aislarlo internacionalmente y terminar con el gobierno de Hamás y las organizaciones de la resistencia. La acción psicológica de los cohetes artesanales (que siembran caos, confusión, y desgastan políticamente al gobierno de Tel Aviv) resultó más fuerte que el genocidio económico inducido para generar una rebelión interna contra Hamas. Y los halcones del Estado madre del sionismo mundial debieron recurrir nuevamente a los misiles de última generación para demostrar tanto a su "frente interno" como al frente externo que están efectivamente en "control de Gaza".
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La resistencia moral y militar de los combatientes palestinos (sólo con recursos primitivos y cohetes artesanales contra misiles de última generación) y la presión de un pueblo hambriento y olvidado por los gobiernos y la "comunidad internacional" finalmente no pudo ser contenida ni neutralizada por el genocidio económico (la muerte silenciosa) y obligó a los estrategas de Tel Aviv a optar nuevamente por la vieja fórmula: La masacre militar a cara descubierta. Como en el Líbano, y en la misma Gaza, en el 2006, los cruzados militaristas de la ocupación ya se embarcaron nuevamente en otra aventura criminal-represiva de difícil pronóstico donde los muertos y el asesino (a diferencia del genocidio económico con diplomacia internacional) están a la vista. Los cuerpos ensangrentados y desgarrados (de hombres, mujeres y niños) por los misiles de la aviación israelí no son judíos sino palestinos. Un guetto de un millón y medio de seres humanos hambrientos y carentes de casi todo convertidos en blancos móviles de la potencia sionista imperial que convirtió a su tierra en un "gran campo de concentración".
Por el momento, y frente a la magnitud numérica de la masacre, los militares y políticos del Estado sionista este sábado se sacaron la máscara de la negociación diplomática de la "la paz" y volvieron su origen: La "solución militar". En definitiva, la "cara exterminadora genuina" del invasor sionista, sin intermediaciones políticas y diplomáticas para ganar tiempo. Hoy se abre otro capítulo en Medio Oriente, y ahora habrá que empezar a evaluar las implicaciones estratégicas, el efecto acción-reacción, de la nueva masacre en el mundo islámico en la región. Demasiada sangre para que pase desapercibida en el gran tablero estratégico de la guerra asimétrica del mundo islámico contra el invasor sionista.
Las cifras son coincidentes: Citando fuentes oficiales del ministerio de Sanidad palestino, la mayoría de las agencias internacionales informan que más de 230 palestinos fueron muertos, y alrededor de 800 resultaron heridos y mutilados por el bombardeo masivo israelí sobre Ciudad de Gaza y en el sur de Gaza, concretamente en las localidades de Jan Yunis y el paso de Rafá.
En lo que ha sido denominado oficialmente como "primer paso" de la llamada operación Liderazgo Sólido, la maquinaria bélica judía demolió un centenar de objetivos de la Franja de Gaza, controlada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
En el ataque fueron bombardeados más de 40 edificios y localizaciones utilizados por la policía de Hamás, ubicados en zonas residenciales y rodeados de viviendas habitados por civiles.
Pero también han sido bombardeadas con dureza cárceles como la de Sudaniya, donde se encontraban encarcelados en torno a un centenar de presos de Al Fatá, la facción rival de Hamás.
Alrededor de 60 ombarderos F-16 de la fuerza aérea de Israel en una operación sincronizada y mortífera lanzaron más de medio centenar de misiles dirigidos con precisión milimétrica contra diversas sedes de los cuerpos de seguridad de la organización militante palestina Hamas ubicadas entre la población civil.
Imágenes de televisión mostraron cadáveres esparcidos por el suelo y heridos que eran trasladados por conmocionados equipos de rescate. El ataque causó importantes daños en edificios, según estima Reuters.
Los reportes, en general, hablan de cuerpos ensangrentados y mutilados esparcidos entre los escombros de los edificios derruidos por los misiles que hace difícil la estimación de la verdadera cantidad de muertos y complica la tarea de los médicos y rescatistas.
La CNN habla de hospitales colapsados y carentes de insumos básicos y de infraestructura adecuada para atender a las necesidades de los centenares de heridos apilados de cualquier manera en los pasillos de los centros de atención.
Técnicamente, y tal como lo vienen advirtiendo la ONU y las diferentes organizaciones humanitarias que actúan en el área, más de 900.000 palestinos (sobre una población de un millón y medio) carecen de toda fuente de recursos y solo viven de la ayuda humanitaria en Gaza.
La población, convertida en un gran campo de concentración, supervive casi sin electricidad, sin combustible, sin alimentos y sin remedios, que sólo ingresan por goteo cuando el ejercito judío abre las fronteras y permite el paso de los camiones para "aliviar" las condiciones del genocidio por el bloqueo económico.
El corresponsal de la BBC en Jerusalén, Paul Wood, señaló que resultará muy difícil evaluar el total de víctimas en medio del caos que se generó tras el bombardeo. Asimismo agregó que el ataque podría ser la antesala a una ofensiva militar por tierra.
El Ejército israelí confirmó que había llevado a cabo ataques, y dijo que iban dirigidos contra "infraestructuras terroristas", prometiendo continuar y ampliar los ataques si fuera necesario.
Más de treinta misiles fueron dirigidos a las sedes de los cuerpos de seguridad de Hamas en el centro de Gaza, matando a más de 100 personas según informaron fuentes del grupo militante palestino.
El bombardeo, el más intenso -según la cadena BBC- que se ha llevado a cabo sobre los territorios palestinos recientemente, se produjo días después de que finalizara la tregua entre Israel y Hamas.
El ministro de defensa israelí, Ehud Barak, advirtió que están preparados para desplegar una mayor ofensiva militar en caso de ser necesario.
La operación lanzada este sábado por la aviación israelí contra el movimiento islamista "acaba de comenzar", afirmó el portavoz del ejército Avi Benyahu a la radio militar israelí.
"La operación, lanzada tras una decisión del gabinete, acaba de comenzar. Puede llevar tiempo. No fijamos un plazo y actuamos en función de la situación en el terreno", afirmó.
En el comunicado oficial del ejercito israelí se "explica" que los ataques tenían como objetivo eliminar "los operativos de terror de Hamas", así como campos de entrenamiento y almacenes de armamento militar.
"La operación continuará y se ampliará cuando se requiera en base a la evaluación (de los comandantes)", explicó Barak. "Nos enfrentamos a un período que no será sencillo ni fácil".
El portavoz de la policía de Hamas Islam Shahwan dijo que un complejo policial en Ciudad de Gaza estaba celebrando una ceremonia de graduación para nuevos agentes cuando fue atacada. El jefe de la policía, Tawfiq Jabber, estaba entre los muertos, dijo la radio.
Los miembros de los equipos de rescate trasladaban a coches y ambulancias a los que mostraban señales de vida, mientras que otros intentaban reanimar a los que estaban inconscientes, según mostraron imágenes de televisión.
Varios de los miembros de los equipos de emergencia -agrega la AFP- se golpeaban la cabeza y gritaban: "Allahu akbar (Dios es el más grande)". Un hombre gravemente herido recitaba silenciosamente versos del Corán.
En otro punto, se abría un enorme cráter en el suelo. Médicos cercanos llevaban a gente a una ambulancia, según la agencia EP.
Algunos testigos dijeron que los ataques fueron llevados a cabo por aviones y helicópteros de combate.
Una espesa nube de humo negro se elevaba sobre Ciudad de Gaza, donde el puerto e instalaciones de seguridad del grupo islamista Hamas resultaron gravemente dañados.
El primer ministro, Ehud Olmert, advirtió el jueves a Hamás que dejara de lanzar proyectiles o pagaría un alto precio. "No dudaré en utilizar la fuerza de Israel para atacar a Hamas y la Yihad (Islámica)", dijo a la televisión Al Arabiya, una cadena árabe muy seguida en Gaza.
Alrededor de una docena de morteros y cohetes fueron disparados desde Gaza el viernes. Uno de ellos cayó accidentalmente en una casa del norte de Gaza, causando la muerte a dos hermanas palestinas de 5 y 13 años e hiriendo a una tercera, dijeron médicos palestinos.
En tanto, el Gobierno de Al Fatá en Ramalá ha puesto en marcha una campaña de donación de sangre y de medicamientos y ha hecho un llamamiento a todos los médicos de Gaza para que acudan a los hospitales, colapsados ante la afluencia de heridos, informó Mohamed Odeh, un responsable del Ministerio de Sanidad palestino, a Europa Press.
El ataque -coinciden todas las fuentes- comenzó el sábado a la mañana con el lanzamiento de no menos de 30 misiles desde aviones F-16 israelíes sobre los cuarteles de la fuerza de seguridad de Hamas en la capital de la Franja, particularmente sobre la sede central del contingente policial del grupo islámico y el puerto de la ciudad.
Paradojalmente, el presidente israelí, Shimon Peres, afirmó que el ejército no entraría en la Franja de Gaza, en una entrevista concedida antes de los ataques lanzados este sábado al diario saudí Asharq al Awsat.
"No habrá una guerra. No entraremos en Gaza y hay otros métodos" para "poner fin a los disparos de cohetes" de Hamas, declaró Peres.
Ante la magnitud de la masacre, parece que nadie en los resortes de decisión en Tel Aviv escuchó al presidente (decorativo) del Estado judío sionista.
En general, los observadores y corresponsales coinciden en que la matanza "recién comenzó".
Fuentes militares citadas por el diario Haaretz señalan que el Estado Mayor están evaluando la continuidad de las operaciones aéreas y una posible invasión por tierra.
No obstante, señala el diario judío, son mayoría las voces de funcionarios civiles que en el gabinete de Olmert se oponen a una continuidad de la masacre militar aduciendo que, por ahora, la represalia ha cumplido con el objetivo de "darle una lección a Hamás".
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