Inmigración en Francia: de sueño a pesadilla

Marlen Borges, Prensa Latina (24-09-2007)

El gobierno francés del actual presidente, Nicolás Sarkozy, convirtió en poco tiempo el sueño de miles de inmigrantes en una pesadilla.

Legislaciones más rigurosas, medidas drásticas y expulsiones. Vivir en Francia para un extranjero exige ahora tantos requisitos que proyectarlo se volvió para muchos una utopía inalcanzable, para otros quizá, un afán vano.
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El Parlamento francés, dominado por la derecha, aprobó en fecha reciente un proyecto de ley que endurece los requisitos para la reagrupación familiar en esta nación, que exigirá entre otras cosas una prueba de ADN para los candidatos.

Los partidos Comunista (PC) y Socialista (PS), y los Verdes votaron en contra de la nueva legislación -fuertemente polemizada- por considerarla injusta y discriminatoria.

Una enmienda muy controvertida acerca de la aplicación de pruebas genéticas a los aspirantes a unirse a sus parientes, fue aprobada con la modificación de ser experimental hasta 2010 y revisada por una comisión evaluadora.

Esta propuesta, realizada por el diputado de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, en el poder), Thierry Mariani, generó las críticas de asociaciones defensoras de derechos humanos, el PS, el PCF y funcionarios del propio gobierno.

También se levantaron muchas voces de oposición al anularse la prohibición del censo de los orígenes raciales o étnicos para la conducta de estudios sobre la medida de la diversidad de los orígenes de las personas, de la discriminación y la integración.

Para incontables personas este cese abrirá un nuevo capítulo o reforzará la segregación que ya existe en Francia.

Asimismo, gracias a la legislación adoptada por la Asamblea para la reagrupación familiar, se exigirá tener un conocimiento pleno del idioma francés y de los valores de la República, los cuales se evaluarán en su país de origen y si se desaprueba podrán presentarse nuevamente.

Además, será obligatorio para los que deseen unirse a sus parientes tener un alojamiento y un trabajo para garantizarle su sustento sin necesidad de los subsidios otorgados por el Estado.

Y es que el gobierno actual impuso como meta fijar cuotas de inmigración a fin de equiparar la entrada de extranjeros para trabajar y la de reunificación familiar en un 50 por ciento, un objetivo calificado de irreal y detestable por los socialistas.

En el nuevo proyecto de ley también se modifican las disposiciones existentes en cuanto al procedimiento para el asilo, el cual competerá a partir de ahora al Ministerio de Inmigración.

En otro orden de medidas para los interesados en residir en Francia, están las expulsiones de los indocumentados, los cuales han sido fuertemente censuradas por los métodos utilizados y originaron hasta el momento manifestaciones de grupos poblacionales en contra.

De acuerdo con el titular de Inmigración e Identidad Nacional, Brice Hortefeux, en 2007 se planea sacar del país a 25 mil personas sin status legal, luego de la expulsión de 20 mil el año pasado.

Según el ministro, en los cinco primeros meses del año se efectuaron seis mil 41 expulsiones por vía aérea y dos mil 223 bajo escolta.

Hace unos días censuró a cerca de 20 prefectos que no habían cumplido con las normas fijadas hasta la fecha.

En los vuelos de repatriación se han desatado incidentes de protesta de otros pasajeros.

Arrestos en las puertas de las escuelas a la hora de salida de los niños, detenciones por largos días dejando a menores desamparados y sin noticias de los padres, persecuciones implacables con la utilización de métodos violentos, entre otras, han sido descritos en los medios de prensa.

El accidente en agosto pasado de un niño ruso de 12 años que cayó de un cuarto piso al seguir a su padre que escapaba de las autoridades suscitó numerosas críticas al gobierno.

También la semana última una inmigrante china se tiró por la ventana para no ser arrestada por los agentes y después de varios días grave, falleció.