Qué se prepara en Pakistán: El factor nuclear y la "iraquización"

Manuel Freytas
IAR Noticias
12/10/09

La actual escalada sangrienta en Pakistán y las continuas advertencias de EEUU sobre el "peligro talibán" consiguieron anarquizar el país convirtiéndolo en un nuevo teatro operativo de la "guerra contraterrorista" que traslada el escenario afgano a Pakistán. Cómo juegan el factor nuclear y la "iraquización" dentro del objetivo y la estrategia para desplegar bases militares y tropas de EEUU en territorio pakistaní.

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A) El objetivo Pakistán

La nueva escalada sangrienta (con centenares de muertos en los últimos días) y la toma del cuartel general del Ejército en Pakistán, indican que se está cumpliendo la agenda anticipada por IAR Noticias: EEUU consiguió crear el "caos interno" y el "peligro nuclear" (posibilidad de que el Talibán se apodere de los arsenales estratégicos) como justificativo para una ocupación militar efectiva del país.

Finalmente la CIA y los servicios de inteligencia pakistaníes (el brazo local de la Agencia) consiguieron "anarquizar" el país convirtiéndolo en un teatro operativo de la "guerra contraterrorista" que traslada el escenario afgano a Pakistán.

Washington -así coinciden los expertos militares- necesita una argumentación sólida para desplegar sus tropas y bases militares en Pakistán y así completar su posicionamiento geopolítico militar en uno de los puntos estratégicos de la guerra por el control de los recursos energéticos (más del 70% de las reservas mundiales) ubicados dentro de la zona que define el eje Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente.

Irak, Afganistán y Pakistán, son países "llaves" dentro de la estrategia geopolítica y militar de EEUU en la guerra (por ahora "fría") por el apoderamiento de los recursos petroleros y gasíferos, vitales para su supervivencia futura, para lo cual debe controlar sus fuentes de reservas y rutas principales de transporte.

Para EEUU, Pakistán, dotado de un arsenal nuclear y con uno de los ejércitos mejor armados y entrenados de la región (financiado por EEUU) es el mejor contrapeso estratégico contra Irán, un gigante islámico que, además de controlar la llave petrolera del Golfo Pérsico, también comparte fronteras con Irak, Turquía, Afganistán y Pakistán.

Tanto Irán como Pakistán conforman una caja de resonancia estratégica de cualquier conflicto que estalle tanto en Medio Oriente como en el Cáucaso o en los corredores euroasiáticos del gas y petróleo, donde se acumula más del 70% de las reservas energéticas mundiales.

Por las líneas geopolíticas paquistaníes se trasmiten y retrasmiten los teatros de conflicto que atraviesan la escala comprendida entre Eurasia y Medio Oriente, cuyos desenlaces impactan directamente en las fronteras de Irán, ubicadas entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, las llaves estratégicas del petróleo y la energía mundial.

En ese polvorín de la "guerra energética", todo lo que pasa en Pakistán repercute en Teherán y en sus fronteras, y todo lo que pasa en Irán se expande rápidamente a sus vecinos, y, todos juntos, representan el corazón estratégico de la "guerra fría" intercapitalista por áreas de influencia y recursos energéticos que disputan Rusia y el eje USA-UE.

Ese es el punto que explica el alto valor estratégico que representa Pakistán en la agenda de Obama, el gerente imperial de turno en la Casa Blanca.

El desarrollo de los últimos acontecimientos parecen señalar que todo está preparado para que (invocando la figura del "Estado ausente") Washington ocupe militarmente Pakistán.

Todo indica que al demócrata Barak Obama (siguiendo el legado de Bush en Irak y Afganistán) le toca la misión de ampliar y extender el dispositivo del control geopolítico militar sobre los corredores energéticos euroasiáticos con la ocupación militar de Pakistán.

Un objetivo necesario y complementario para el reposicionamiento del poder de EEUU en el Cáucaso, y la profundización del control geopolítico militar sobre la "llave petrolera" del Golfo Pérsico hoy en manos de Irán.

B) El "peligro talibán"

Sin la mano dura de Musharraf, atacado por un vacío de poder ascendente, metido en una espiral de crisis económica, y con una escalada indetenible de violencia y atentados (promovidos por la CIA) en las grandes ciudades, Pakistán se ha convertido en un resorte geopolítico-militar clave en la estrategia regional de Washington.

El viejo plan archivado de Bush de ocupar militarmente las zonas de Pakistán en "peligro" -según lo rescata Hillary Clinton- parece reciclarse con las advertencias estadounidenses de que el país está a punto de ser tomado por los talibanes.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, provocó una conmoción en el establishment de poder norteamericano cuando, el 22 de abril, en el Senado de EEUU, acusó al gobierno de Islamabad de "abdicar ante el Talibán y los extremistas”.

La jefa de la diplomacia USA dijo ante un comité del Senado que el incipiente gobierno del Partido Popular de Pakistán afrontaba una “amenaza existencial” de los combatientes islamistas que podrían apoderarse de su arsenal nuclear y convertirse en un "peligro mortal" para EEUU y otros países.

Los comentarios de Clinton coincidieron con los del asesor estratégico del Comando Central de las fuerzas de EEUU, David Kilcullen, quien afirmó al diario The Washington Post, en marzo, que Pakistán podría colapsar en menos de seis meses.

Este fin de semana, Hillary Clinton, volvió a alertar en Londres que el ataque de los talibanes contra el cuartel general del Ejército paquistaní en Rawalpindi, cerca de Islamabad, es un recordatorio "de que los extremistas están amenazando de manera creciente la autoridad del Estado".

A pesar de que el gigante islámico cuenta con uno de los ejércitos más poderosos y mejor armados de Asia, capaz por sí solo de mantener a raya a las fuerzas talibanes, la operación de acción psicológica con el "terror talibán" amenazando llegar hasta Islamabad, es el justificativo internacional que utiliza el Pentágono para lanzar una ocupación militar en Pakistán.

Esta estrategia justificatoria, se complementa a su vez con el "peligro nuclear" y la "iraquización" interna del país.

C) El "peligro nuclear"

Desde principios de año en la prensa norteamericana comenzaron a circular rumores que señalaban que el arsenal nuclear de Pakistán está "fuera del control de EEUU".

Las versiones -confirmadas oficialmente por el jefe de Estado Mayor de EEUU- afirman que Pakistán ha ampliado su programa nuclear sin la asistencia militar de EEUU, y en consecuencia no hay control sobre su producción de armas nucleares.

Esta realidad (y a pesar de la subordinación de las FFAA y del gobierno títere pakistaní) hace que los estrategas de la Junta de Jefes de Estado Mayor exploren alternativas más sólidas y creíbles para otorgarle más verosimilitud al argumento de un futuro despliegue militar en Pakistán.

Distintas fuentes, tanto oficiales como privadas, vienen construyendo una escalada de "versiones" sobre el arsenal nuclear de Pakistán y la posibilidad de que éste caiga en manos de los talibanes que ya luchan contra el Ejército a pocos kilómetros de Islamabad.

Simultánea a la alerta con el "peligro talibán", Washington lanzó una operación internacional "Danger" con la versión de que el programa nuclear pakistaní se encuentra "fuera de control" y el destino y el uso de su arsenal permanecen inciertos.

El asesor estratégico del Comando Central de las fuerzas de EEUU, David Kilcullen señaló que si Islamabad colapsaba, la red extremista Al Qaeda "podría tomar el control y adquirir armas atómicas". “Pakistán tiene 173 millones de habitantes, 100 armas nucleares, un ejército mayor que el de Estados Unidos y a las bases de Al Qaeda en dos tercios del territorio que el gobierno no controla”, señaló el asesor del Pentágono.

De acuerdo con esta tesis USA, el gigante islámico con dientes nucleares, en medio de una brutal crisis política y económica, se suma así al peligroso club del "eje del mal" junto a Irán y Corea del Norte, que están en la mira y en "lista de espera" en la agenda del Pentágono.

"Las autoridades de Estados Unidos temen que los recursos enviados por Washington para combatir a la milicia islámica de los talibanes en Pakistán puedan servir para el desarrollo de armas atómicas ya que Islamabad está reforzando su arsenal nuclear", publicó el diario The New York Times, habitual vocero del Departamento de Estado

Para el Departamento de Estado y algunas usinas conservadoras, en los últimos día los talibanes ya consiguieron "anarquizar" el país convirtiéndolo en un teatro operativo de la "guerra contraterrorista" que traslada el escenario afgano a Pakistán.

D) La "iraquización"

El tercer factor (complementario del "peligro talibán" y del "peligro nuclear") que utiliza Washington para justificar un despliegue militar en Pakistán es la creación de un proceso de descomposición interna con una guerra civil alimentada por la cuestión religiosa.

Desde abril pasado se viene profundizando un proceso de "iraquización" de Pakistán donde (como ya lo hicieron con éxito en Irak) la CIA y el ISI (servicios secretos pakistaníes) infiltrados en los grupos islámicos, crearon un conflicto armado "integrista" entre grupos que simultáneamente guerrean entre sí, atacan al Ejército pakistaní y toman poblaciones.

Los bombardeos del Ejército paquistaní y los combates encarnizados contra los talibanes, que desde principios de año han provocado miles de muertos, principalmente civiles, desataron pánico y huida en masa de la población que trata de alejarse de las zonas en conflicto.

Para acentuar la sensación de "caos" y "descontrol", la inteligencia militar estadounidense utiliza indistintamente la presencia de la "guerra religiosa" entre sunies y chiíes, y la amenaza de "guerra santa" talibán que -según Hillary Clinton- busca "afganizar" Pakistán.

Repitiendo el esquema de "guerra civil" aplicado en Irak (para dividir la resistencia), la CIA utiliza los odios religiosos para promover enfrentamientos tribales que lleven agua al molino del "caos" y la "anarquía" que Washington necesita para promover una intervención militar.

Tanto chiíes (que suponen cerca de un 20% de la población), como cristianos, hindúes y ahmadis (que juntos apenas suman un 5%) siguen siendo objeto de amenazas y ataques por parte de fanáticos suníes, que no aceptan credos distintos al suyo. Esto sirve a Washington para complementar y ampliar el cuadro del caos y la anarquía.

El actual marco de situación, con una escalada de violencia en todos los frentes, cierra la profecía de la secretaria de Estado Hillary Clinton: Pakistán está en un "caos" y en un avanzado proceso de "desintegración". El Gobierno y el ejército "no controlan", y el escenario está preparado para que las fuerzas y los aviones del Pentágono ingresen a poner "orden y paz" en el convulsionado Pakistán.

En este escenario, puede decirse que en Pakistán la inteligencia USA (combinada con los servicios pakistaníes controlados por la CIA) está aplicando una "fórmula de manual" ya utilizada para invadir y luego dividir a Irak.

En resumen

De obediente peón geopolítico y militar de la estrategia USA en la región, EEUU convirtió a Pakistán en un aliado "inestable" y peligroso mientras denuncia "vacío de poder e impotencia" del gobierno local para coordinar una acción armada eficiente contra el avance del "terrorismo" talibán.

Como en Irak y en Afganistán, hay una operación previa de acción psicológica con el "peligro talibán" y el "peligro nuclear" orientada a generar consenso internacional para un desembarco militar de EEUU en Pakistán, creando un "tercer frente" de ocupación armada en la guerra por el control del estratégico "triángulo petrolero" de Eurasia y Medio Oriente.

El escenario (y el "clima" para la invasión) viene siendo cuidadosamente preparado por el Pentágono y el Departamento de Estado mediante las tesis sobre el "vacío de poder" y la "anarquía" como condicionantes para que los talibanes se apoderen de los arsenales nucleares de Pakistán.

La cuestión (probada por el desarrollo de los acontecimientos) está clara: El argumento sobre el "caos" y la "impotencia" del gobierno pakistaní para restablecer el orden, y los temores diseminados de que los talibanes se apoderen del arsenal nuclear iraní, constituyen el elemento de presión fundamental que esgrime Washington para ingresar a Pakistán como el "gran ordenador y pacificador".

Lo mismo que en Irak y Afganistán, pero esta vez sin Bush.

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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

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