G-8: los países emergentes critican a los ricos por la crisis

Julio Algañaraz
Clarín
10/07/09

Consideran que son los responsables y les exigieron que no empeoren la situación.

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Las nuevas grandes potencias emergentes del mundo irrumpieron ayer en la reunión del G-8 en esta ciudad semidestruida por un devastador terremoto el 6 de abril. Con el presidente brasileño Lula da Silva ya consagrado como fuerte líder mundial, que se reunió con el presidente de EE.UU., Barack Obama, estas naciones reclamaron ante todo a los países ricos que no empeoren la crisis global que ellos fabricaron con la nefasta desregulación del supercapitalismo financiero y su fracasado modelo neoliberal. Como era de esperar, los acuerdos para evitar cambios climáticos catastróficos (no elevar en más de dos grados la temperatura en 2050) se frenaron.

China, India, Brasil, México, Sudáfrica, que forman el G-5, más Egipto que fue invitado a esta conferencia porque era necesario cooptar a la más grande nación árabe, institucionalizaron su poder en la regulación de los principales asuntos internacionales. Ahora el Directorio del Mundo estará constituido por el G-8 de los principales países industrializados más Rusia (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá) y los miembros del G-5.

Se anunció que nace así el G-14, pero como el G-8 más el G-5 suman 13, quiere decir que Egipto sería definitivamente incorporado al Directorio. Esto todavía no está claro. Por otra parte, España participó por primera vez de esta cumbre de potencias.

La decisión también aumenta el relieve del G-20, la institución creada en 1999 de 19 países industrializados y de desarrollo intermedio (entre ellos la Argentina), más la Unión Europea. El G-20 es el contenedor natural para discutir y aprobar normas con "imperium" sobre la crisis global económica, financiera y social. En septiembre se reunirá en Pittsburgh, EE.UU., y el encuentro despierta ahora muchas más expectativas.

La declaración anunciada en la reunión final del G-8 establece que las potencias industrializadas más las nuevas emergentes están a favor de regular el funcionamiento de los mercados, de reformar las instituciones financieras internacionales y poner a disposición de ellas los recursos necesarios.

Las naciones emergentes reclaman mayor poder de decisión en el Fondo Monetario Internacional, que debe recibir más montañas de dinero para financiar a los países pobres e intermedios golpeados por la crisis. Ayer, su director, el francés Dominique Strauss-Khan pronosticó que la desocupación aumentará drásticamente este año, el próximo y tal vez en 2011, cuando las economías mundiales estarán creciendo nuevamente.

La posición de Lula es que deben ser adoptadas medidas para cambiar la relación de fuerzas dentro del FMI. El gobierno chino propuso ayer un sistema monetario internacional "más diversificado", que dependa menos del dólar.

Como las potencias emergentes registran niveles de crecimiento -Lula contó ayer que en Brasil se está entrando en un período positivo de la economía-, los países del G-8 necesitan engancharse más fuertemente a ellas para salir de la recesión y de una crisis social que a fin de 2009 podría llevar a un número de parados de 40 millones de trabajadores.

Las naciones emergentes lograron un acuerdo formal con el G-8 para convocar a más tardar en 2010 la ronda de Doha para liberalizar el comercio mundial que se negocia desde hace ocho años. Las tratativas están estancadas desde el año pasado por las divergencias entre los industrializados y las potencias emergentes en temas como los subsidios a la agricultura y las barreras a los productos industriales y de servicios.

El encuentro de Obama con Lula marcó ayer un momento importante de las reuniones bilaterales. El presidente de EE.UU., que consulta permanentemente al brasileño, le propuso elaborar una posición común en la conferencia del Cambio Climático que tendrá lugar en diciembre en Copenague, Dinamarca. Ambos también apoyaron una solución constitucional en Honduras tras el golpe de Estado conservador con el apoyo de los militares y la Iglesia católica.

Ayer la propuesta del G-8 de no alzar la temperatura en más de dos grados para 2050 bajando las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% (80% en las naciones industriales), chocó contra el "no" de las potencias emergentes. Ya el miércoles a última hora Rusia anunció que no se sentía vinculada por el acuerdo del G-8. Luego, China, India, Brasil, Egipto, destacaron que la propuesta "no es creìble".

Lula dijo que es necesaria una meta intermedia en 2020. Solo así se puede llegar a cumplir con los objetivos para el largo plazo de 2050. Los países emergentes aprobaron, eso sí, el principio de no elevar la temperatura en más de dos grados desde el comienzo de la era industrial, que comenzó hace más de dos siglos.

El presidente Obama dijo que EE.UU. proyecta una conferencia mundial sobre el desarrollo nuclear en mayo de 2010 en Washington. Fuerte por el acuerdo concretado con Rusia hace una semana para disminuir los armamentos nucleares, el jefe de la Casa Blanca quiere ahora la conferencia para aumentar el control sobre la difusión atómica y para impedir el "terrorismo nuclear".

Así fue como el G-8 condenó las pruebas misilísticas y el potenciamiento nuclear de Corea del Norte. Y deploró las inversiones en el mismo campo atómico por parte de Irán. Obama le pidió a Lula que presione sobre el gobierno iraní para hacerlo entrar en razones y renunciar a las armas atómicas que está desarrollando.

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