La Gripe A y el ejemplo Cubano
08/03/10
Tercera Información
Libre Publicacion | El Insolente/Juventud Comunista en Castilla y León
Las enfermedades, como todo aquello que requiere un bien o servicio, son un negocio para el capitalismo. Para aumentar el rédito económico que obtienen de las patentes, las empresas farmacéuticas condicionan la investigación y producción de medicamentos y otros productos a los beneficios que estos vayan a proporcionar, y no como sería razonable, a la utilidad y necesidad que se tenga de estos. Esta industria, que debería estar interesada en la salud de las personas, impide la prevención y erradicación de enfermedades para evitar las pérdidas que esto supondría.
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Los datos existentes sobre la gripe A hacen pensar que hay algo más a parte de la intención de acabar con el virus. El hecho de que afecte a gente joven y sana, y no a la clásica población de riesgo, es el principal motivo de alarma. Ya ha causado (según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud) cerca de los nueve mil seiscientos muertos, una cifra considerable, pero bastante inferior al cálculo de defunciones anuales (también de la OMS) relacionadas con la gripe común, que oscila, debido a la dificultad de su cálculo, entre medio millón y un millón de personas.
No deja de ser curiosa la importancia que se le ha dado al tema y su gran presencia en los medios de comunicación, distrayendo la atención mundial en un periodo de crisis de superproducción capitalista. Tal vez en la agenda del gobierno español, entre las medidas contra la crisis se encuentre “Gripe A” al lado de “Plan E”. Tampoco se puede ignorar que, al igual que las guerras, las enfermedades pueden ser una rentable manera de salir de una crisis.
Como en otras muchas ocasiones, contrastando con las actuaciones llevadas a cabo en el resto de países, contamos con el ejemplo de Cuba. Allí, las autoridades sanitarias opinan que contener esta pandemia con una vacuna es arriesgado, y no por falta de medios para producirla, sino por su elevado coste, que no compensa al no estar su eficacia plenamente demostrada. Sin embargo el gobierno no escatima en gastos a la hora de poner en marcha su sistema de defensa civil.
Ciertamente, el aislamiento geográfico ha sido un factor de gran ayuda, pero la mayor parte del mérito de la escasa afectación del virus, es este adelantado sistema sanitario. Un sistema al servicio del pueblo, que hace que la isla tenga la esperanza de vida más alta de América Latina, o una de las mortalidades infantiles más bajas del mundo (temas de los que ya hemos hablado en números anteriores), y que nada tiene que ver con los países capitalistas en los que la sanidad solamente interesa en tanto que mantiene operativa la mano de obra.
Una vez más queda demostrada la superioridad en materia sanitaria del sistema socialista, por humilde que este sea, ante los sistemas capitalistas más avanzados, a los que únicamente les importan las repercusiones económicas y la reducción de la productividad. Y es que, al capitalismo no le interesa demasiado la salud y el bienestar de las personas. Prueba de ello es como la gente muere en los países desarrollados de problemas provocados por la alimentación, y en los países subdesarrollados de hambre para que el equilibrio global se mantenga. En ambos casos el virus es el mismo… ¿Para cuando una vacuna?
Extraido de la revista El Insolente
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