Dispositivos y objetivos de los protagonistas

René Naba
Rebelión
Traducido para Rebelión por Caty R.
30/09/09

Irán-Israel: los intereses que subyacen en el enfrentamiento

1. El dispositivo israelí

El dispositivo israelí se basa en el sistema balístico de la familia estadounidense de los GBU, más comúnmente llamados «Bunkers Busters», literalmente «reventadores de fortificaciones». El GBU 27, de 4,2 metros de largo y un peso de 900 kilos, tiene una fuerza de penetración de 2,4 metros de hormigón. Los GBU 28, de 5,5 metros de largo y 2.268 kilos, tienen una fuerza de penetración de seis metros de hormigón. La onda de choque generada destruiría cualquier construcción hasta a cien metros bajo tierra.

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A la balística de fabricación estadounidense, se superpone el dispositivo balístico de fabricación israelí: el Popeye3, misil tierra-aire de un alcance de 350 kilómetros, los misiles de la familia Jericho 1, Jericho 2 y probablemente Jericho 3, que en teoría puede llegar a Teherán. La marina israelí probó con éxito, el 26 de julio de 2009, un sistema perfeccionado de su misil antimisiles «Barak». Obtenido a partir de una vedette Saar-5, el nuevo misil «Barak» ha sido desarrollado conjuntamente por los expertos del ejército y de la marina israelíes, el Instituto Rafael para el desarrollo de armamentos y el Centro de Investigación Espacial de Israel. Ese sistema defensivo se ha desarrollado como complemento del sistema «Cúpula de acero», establecido para la interceptación de cohetes de un alcance de 4 a 70 kilómetros.

Además, está acreditado que Israel posee uno de los arsenales nucleares más importantes fuera del mundo occidental, del orden de 150 a 200 ojivas nucleares, y una poderosa aviación de guerra: 710 aviones de combate, especialmente los cazabombarderos F15 y F16, 181 helicópteros de combate, así como numerosos «drones» (aviones teledirigidos) de ataque y de reconocimiento.

La tecnología punta producida por la industria militar israelí le asegura una gran capacidad operativa todoterreno, especialmente con el primer robot-soldado fabricado por la firma «Elbit Systems». Transportable en la mochila de un soldado, dicho robot-soldado, el «VIPeR», es un operativo todoterreno. Equipado con un fusil ametrallador UZI, teledirigido, es capaz de lanzar granadas y disparar la ametralladora. Israel posee el récord mundial en materia de gastos de armamento per cápita, 1.429 dólares al año por habitante (cifras de 2006). Su período de servicio militar está entre los más largos del mundo, tres años para los hombres y dos para las mujeres, y un período de reserva de un mes al año.

2. La defensa balística iraní

Un comando autónomo del ejército del aire que se basa en una doble red de misiles y lo que no se conoce:

La confusión mediática más absoluta reina en lo que se refiere a si Irán posee el misil ruso S-300, de un alcance de 150 kilómetros. La prensa israelí ha informado, en dos ocasiones, de visitas secretas a Moscú de los dirigentes israelíes –el presidente, Simon Peres, en agosto, y el Primer Ministro, Bejamin Netanyahu, en septiembre- con el fin de exhortar a los dirigentes rusos para que renuncien a reforzar la defensa balística iraní, mientras que las informaciones de la prensa occidental han informado de la entrega por Rusia de ese misil de gran altitud a Irán, sin que sin embargo esta información se haya confirmado o desmentido por parte de los rusos ni de los iraníes. Según dichas informaciones, Irán dispondría de dos baterías de esos misiles de un alcance de 150 kilómetros, que llevan una carga de 143 kilos y miden 7 metros de largo. El S-300 puede seguir 24 blancos y disparar cuatro misiles al mismo tiempo a partir de una plataforma móvil (camión).

La decisión estadounidense de renunciar a un escudo antimisiles en Chequia, un «casus belli» para Moscú, se ha interpretado como una señal de una negociación más amplia dirigida a conducir a Rusia a desmarcarse, aunque sea un poco, de Irán y a refrenar las entregas de armas sofisticadas a la República Islámica, incluidos los S-300.

Más allá del S-300, la defensa balística iraní se basa en una doble red de misiles, un sistema de defensa e interceptación y un sistema de respuesta.

Un sistema de defensa e interceptación materializado, principalmente, en siete baterías antiaéreas de base y mediana altitud; cuatro lanzadores Tor-MI/SA-15 Gumblet, proporcionados por los conglomerados rusos Kupol y Almaz Anteny; y, según las informaciones persistentes de la prensa, un dispositivo articulado en torno al misil ruso S-300, el equivalente al Patriot Pac-3, el misil estadounidense desplegado en el desierto del Negev para la protección de las zonas israelíes. Misil de gran altitud, de 7 metros de largo, un alcance de 150 kilómetros y portador de una carga de 143 kilos, el S-300 puede seguir 24 objetivos y disparar cuatro misiles a la vez. Irán dispondría de dos baterías de esos misiles que se pueden lanzar desde una plataforma móvil (camión).

Un sistema de respuesta representado por una gama de misiles balísticos de tipo Scud, de la familia Shahab, desarrollados con la colaboración de Corea del Norte y que cubren una distancia de 300 a 1.500 kilómetros. El Shahab1 tiene un alcance de 300 kilómetros y el Shahab2 de 500 kilómetros. El misil de tercera generación, el Shahab3, es una variante del misil norcoreano No Dong I. De una longitud de 16 metros, 16.000 kilos, y propulsado por un carburante líquido, el Sahab3 tiene un alcance de 1.500 kilómetros, lo que le capacita para llegar a Tel Aviv, Karachi, Riad o Ankara.

Además, Irán asegura que tiene una «bomba inteligente» bautizada como «Ghassed» (mensajero) de 900 kilos. Versión mejorada del KAB-500KR, la Ghassed es una bomba planeadora de origen ruso guiada por TV, armada de una ojiva de perforación de armadura o de búnker. La bomba se puede lanzar desde un cazabombardero de concepción iraní «Saegheh» (rayo), fabricado a partir de una síntesis de las tecnologías rusa, china y norcoreana. Ese dispositivo se completa con una aviación militar que cuenta con más de cincuenta cazabombarderos, poco competitivos frente a los nuevos aparatos de superioridad aérea del parque occidental, pero que Irán se está dedicando a modernizar con una inversión del orden de 800 millones de dólares, en particular la flota de fabricación soviética, los Sukhoi y los Mig.

En el plano naval, Irán puede desplegar una flota de submarinos de fabricación iraní o rusa; una flota de aerodeslizadores; una de las más importantes del mundo de ROV (vehículos accionados a distancia); naves de superficie de diferentes tamaños; unidades aerotransportadas que incluyen varios escuadrones de helicópteros; dragaminas y un importante arsenal de misiles «antibuques». La flota submarina iraní incluye también los «submarinos de bolsillo» de fabricación propia.

A juzgar por semejante dispositivo, todo lleva a creer que Irán practicará la guerrilla naval a golpe de operaciones de comandos, como parece demostrar el último golpe de mano contra una unidad británica, en la primavera de 2007, donde Teherán consiguió capturar a quince marinos ingleses.

3. Los objetivos potenciales de los ataques israelíes

Nueve emplazamientos nucleares iraníes serían los objetivos potenciales de un ataque israelí.

Cinco emplazamientos principales situados, básicamente, al sur del país: Arak, al sur de Teherán, encargado de la producción del agua pesada, Natanz, al sureste de Teherán, encargado del enriquecimiento de uranio; Ispahan, en el sur del país, que acoge un centro de investigación; Gachine, en las proximidades de Banda Abbas, el puerto iraní en el Golfo, que guarda una mina de uranio; y finalmente Bouchehr, importante centro de producción eléctrica.

Cuatro áreas menores: tres emplazamientos situados al norte de Teherán (Karaj, Lavizan-Shiam y Parchine) y un noveno, Sakhand, a la altura de Ispahan, en el sur del país.

A la vista del dispositivo israelí, parece que Irán no se conformará con operaciones de acoso, sino que podría articular su respuesta en función del golpe del enemigo y, en su caso, aprovechar su propio interior estratégico, de una densidad demográfica sin igual para las operaciones «tras las líneas enemigas», con la colaboración de sus aliados regionales, especialmente una amplia fracción de la importante comunidad chií del mundo árabe implantada en Bahrein, en Arabia Saudí, en la región petrolera del este del Reino y en la zona petrolera del norte de Kuwait, así como en Iraq y Líbano, en la zona fronteriza de Israel.

Al extraer las lecciones de las tres últimas guerras del Golfo (1979-89, 1990-91 y 2003), Irán ha reforzado considerablemente su flota militar durante el último decenio, presentando sus nuevas realizaciones en grandes maniobras navales. Durante esos ejercicios, en abril y agosto de 2006, Irán presentó los últimos recién nacidos de su flota, en particular el último torpedero de patrulla, pequeño artefacto eficaz en el ataque de grandes barcos de guerra. Dotado de una tecnología punta, sin duda entre las más avanzadas del mundo, especialmente en lo que concierne a equipamientos electrónicos, con capacidad para llegar a una velocidad máxima de 45 nudos, el Joshan, igual que su hermano gemelo el Peykan, disponen de una formidable potencia de fuego. Este patrullero lanzamisiles, equipado de un cañón submarino suplementario de 76 mm, de uso variable, el más moderno del mundo, llamado Fajr, puede alcanzar objetivos submarinos y aéreos a 19 kilómetros de distancia.

Irán también ha desarrollado su cooperación con Eritrea y dispondría, desde diciembre de 2008, de facilidades navales en el puerto de Assab, en la costa oriental de África. Irán podría desplegar los barcos de guerra, incluidos los submarinos, y estaría en situación de neutralizar la navegación en el Golfo y en el estrecho de Ormuz en caso de ataque israelí. Djibuti, en guerra soterrada contra Eritrea, acoge una base militar francesa permanente, así como una base de fuerzas especiales estadounidenses y del estado mayor de EEUU para África (Africom), el campo Lemonnier, con el objetivo de «hacer seguro» el estrecho de Bâb el Manded, en la conjunción del Golfo y el mar Rojo.

Al contrario que Corea del Norte, la otra potencia nuclear rebelde, adosada físicamente a China por medio de 1.416 kilómetros de fronteras, Irán está rodeado de cinco potencias nucleares (Rusia, Ucrania, India, Pakistán e Israel). Su ascensión al estatuto nuclear responde, pues, a consideraciones legítimas en tanto que le permite prevenirse frente a un entorno hostil, por añadidura nuclear. Y librarse de un destino parecido al de su vecino Iraq. Pero instaurando un «equilibrio del terror» en Oriente Próximo, la bomba iraní podría modificar radicalmente la relación de fuerzas a nivel regional y originar un gran trastorno estratégico en la zona.

Desde esta perspectiva, por lo tanto, la neutralización de Irán no respondería exclusivamente a las consideraciones del formalismo jurídico –respeto a la legalidad internacional, tan denostada, por otra parte, por los propios Estados occidentales- ni tampoco a la preocupación por la no proliferación atómica, sino que revelaría imperativos militares subyacentes: el mantenimiento de una superioridad estratégica de Israel sobre todo el conjunto de los países de Oriente Próximo y, más allá, la persistencia del dominio occidental sobre las reservas energéticas de Asia occidental y el control de los nuevos oleoductos estratégicos en construcción desde Asia central, una de las motivaciones latentes de la intervención estadounidense en Afganistán e Iraq.

La última transacción militar estadounidense con destino a Oriente Próximo tendería a avalar la tesis de la primacía israelí, que encuentra su justificación más reciente en el comportamiento de la precedente administración republicana hacia sus amigos y aliados en Oriente Próximo. En efecto, el presidente George Bush prometió a Israel, en agosto de 2007, dos suministros de armas del orden de 30.000 millones de dólares en diez años, de regalo, en contrapartida de la venta de equipamientos militares por un valor equivalente a cuatro países que representan una población de cien millones de habitantes.

Irán, país fronterizo de Iraq y Afganistán (los dos principales puntos de fijación del ejército estadounidense en la época contemporánea y todos bordeando, además, el Golfo Pérsico y el océano Índico), representa la mayor concentración industrial de la zona intermediaria que va del sur de Europa a los confines de la India. El éxito de su estrategia revalorizaría su política de autosuficiencia tecnológica y militar de la misma manera que un éxito político o militar del Hezbolá chií libanés o del Hamás suní palestino rehabilitaría el espíritu de resistencia frente a la «finlandización» en marcha en los ánimos del mundo árabe, con objeto de rehabilitar a la guerrilla criminalizada en la era de Bush con la excusa de la «guerra contra el terrorismo». El éxito iraní, además, haría perder a Israel su estatuto de satélite principal de Occidente en la zona y volvería caduca la opción árabe de sometimiento al orden israelí-estadounidense, estableciendo de golpe la nueva jerarquía de las potencias en el orden regional. Éste es el auténtico desafío, sin duda el más importante por su fuerza de atracción simbólica, del enfrentamiento iraní-israelí.

Referencias

(1) «Les scénarios posibles» de un enfrentamiento entre Israel e Irán. Ver el periódico Le Monde, 20 de julio de 2009.

Más información:

•Iran : La plus importante concentration navale de l’histoire contemporaine au large du Golfe arabo-persique

•Le Golfe arabo persique, piège militaire, casse-tête diplomatique, gigantesque cimetière marin

•La France sous traitante des Etats-Unis dans le Golfe

Enlace a la primera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91592

Enlace a la segunda parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91921
Fuente: http://www.renenaba.com/?p=1620

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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