España - La aparición de unos extraños gusanos traede cabeza a La Magdalena

LNE.es
24/08/09

Los vecinos del barrio sotobarquense temen que pueda tratarse de una plaga

Los vecinos de La Bellosa, en el sotobarquense barrio de La Magdalena, andan con la mosca tras la oreja a causa de la aparición de unos extraños gusanos hace unos siete días en un jazmín falso y en un kiwi. Hasta el momento nadie ha sido capaz de identificar a las orugas, que mide unos diez centímetros de longitud, tiene un grosor de aproximadamente un centímetro y es de color amarillo con puntos negros y franjas verdes en los costados de su abdomen. Los lugareños temen que pueda tratarse de una plaga.

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Hace apenas una semana, Carmen Fernández realizaba tareas en su casa mientras su gato «Tini» jugueteaba en las inmediaciones del domicilio. Fue entonces cuando la vecina vio cómo su mascota portaba un objeto extraño en sus fauces: el pequeño felino estaba tratando de comerse un enorme gusano de color gris. Sin dar tiempo al minino, Fernández hizo que lo expulsara de la boca y sobre el asfalto de la calle quitó la vida a la oruga. «Si no llego a echarle un vistazo a "Tini" ni me entero», comenta.

El acontecimiento permaneció relegado a lo anecdótico hasta que, días después, Fernández observó cómo otro gusano de aspecto similar se descolgaba de las ramas de un jazmín falso plantado en una finca anexa a su hogar. Ni corta ni perezosa, Carmen volvió a armarse y la oruga sucumbió al igual que su antecesora. «Al anochecer vi cómo bajaba por una caña y cómo quedaba colgada de ella», explica.

El boca a oído comenzó a funcionar y pronto todo el vecindario se puso al tanto del extraño hallazgo. El jazmín y un kiwi plantado en el mismo lugar de los hechos pasaron a estar en el punto de mira de los vecinos, que durante los últimos días ya han avistado otros tres gusanos más. A los pies de la planta se pueden contar centenares de excrementos de unos cinco milímetros expulsados por los «misteriosos» gusanos. «Encontramos más. Uno se lo llevó una señora para una colección y los otros dos los metimos en un bote para observarlos mejor», subrayaba ayer Fernández, mientras afirmaba que uno de los ejemplares había perecido durante la noche en su cautiverio.

Ayer, la aparición de los gusanos era el tema estrella en el barrio. Una de las orugas capturadas aún permanece viva, alimentada con hojas por los vecinos. «Hace un ruido similar al tic-tac de un reloj», remarca Fernández, quien no oculta la grima que le causa el aspecto del animal, que ayer gozó de unos momentos de libertad para ser inmortalizado por las cámaras fotográficas. Los vecinos temen que pueda tratarse de una plaga ya que advierten de que «nunca antes en la vida habíamos visto algo similar». El misterio está servido.

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