Un nuevo dolor de cabeza para los bancos de Europa y EEUU

Carrick Mollenkamp
IAR Noticias/The Wall Street Journal
28/08/08

Bancos de Estados Unidos y Europa, que ya acusan los estragos provocados por sus pérdidas y las preocupaciones sobre su salud financiera, enfrentan un dolor de cabeza en los próximos meses: cómo pagar los cientos de miles de millones de dólares que tomaron prestado antes de que empezara la contracción del crédito.

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En el meollo de la cuestión está la deuda de tasa flotante, valores utilizados muy a menudo por los bancos para endeudarse en 2006. Una gran parte de estos papeles vence dentro de los próximos 12 meses, en un momento en que los bancos están teniendo dificultades para recaudar nuevos fondos. Esto los está obligando a vender activos, competir agresivamente por depósitos y emitir nueva deuda a precios exorbitantes.

El próximo mes, sin ir más lejos, vencen US$95.000 millones en bonos a tasa flotante. Alexander Roever, analista de JP Morgan Chase & Co., calcula que las instituciones financieras deberán pagar unos US$789.000 millones en bonos a tasa flotante y otras obligaciones de medio plazo antes de fines de 2009. La cifra representa un alza del 43% frente a lo que tuvieron que redimir en los últimos 16 meses.

El problema ilustra cómo el dolor provocado por la contracción crediticia, que está entrando en su segundo año, no va a pasar pronto para los bancos ni la economía en general. Mientras los bancos tratan de pagar sus obligaciones, probablemente verán menguar sus márgenes de ganancias ante la insistencia de los inversionistas de exigir mayores tasas de interés para los nuevos préstamos. También es probable que se muestren aun más reacios a extender nuevos créditos a consumidores y compañías, agravando la desaceleración económica en EE.UU. y Europa. "Será un mayor problema ahora que en el primer semestre, pero continuará al menos durante nueve meses", advierte Guy Stear, estratega de crédito de Société Générale SA en París.

Para fines de este año, entidades de la envergadura de Goldman Sachs Group Inc., Merrill Lynch & Co., Morgan Stanley, Wachovia Corp., y el prestamista británico HBOS PLC deberán pagar cada uno más de US$5.000 millones para cancelar bonos de tasa flotante, según un informe reciente de JP Morgan. Otras grandes empresas, como General Electric Co., Wells Fargo & Co., y UniCredit Group también deberán cancelar grandes facturas en los meses venideros, indica el informe.

Las tasas que tendrán que pagar si quieren refinanciar la deuda serán mucho más altas que las que obtuvieron en 2006. En julio, las tasas de interés para los bonos de tasa flotante estaban apenas 0,02 puntos porcentuales por encima de la Libor, la tasa interbancaria británica que debería reflejar lo que los bancos se cobran por prestarse entre sí. En la actualidad, la diferencia, o spread, es de al menos dos puntos porcentuales.

Representantes de los bancos y de los bancos de inversión aseguraron estar en perfectas condiciones para pagar los bonos de tasa variable, ya sea porque consiguieron los fondos necesarios o porque tienen suficientes depósitos de clientes a los cuales recurrir.

Sin embargo, a medida que muchos bancos compiten por fondos para financiar sus pagos o se desprenden de activos para levantar capital, sus actos podrían exacerbar la presión sobre los mercados financieros. Los bancos que decidan tomar préstamos a corto plazo también tendrán que renovarlos más a menudo, aumentando el riesgo de que no logren conseguir dinero cuando lo necesiten.

La mayoría de los pagarés están denominados en dólares, pero también hay vencimientos en euros para bancos europeos y estadounidenses. En los últimos cuatro meses del año expiran bonos por un valor de entre 15.000 y 20.000 millones de euros al mes, dice Stear, el estratega de Société Générale, comparado con cifras de entre 7.000 y 15.000 millones de euros en el primer semestre de 2008.

Los vencimientos tienen lugar en momentos en los que los problemas en los mercados a los que los bancos acuden para endeudarse, no muestran signos de amainar. En una clara señal de las dudas acerca de la salud de los bancos, la tasa Libor a tres meses sigue muy por encima de las tasas de los bancos centrales esperadas para el mismo período.

Los bancos tienen dificultades para conseguir fondos incluso a tasas más altas. Los mercados de titularización que habían permitido a los bancos reorganizar y vender hipotecas a los inversionistas siguen casi cerrados.

Los bancos casi nunca se hacen préstamos por más de una semana, e incluso los préstamos con valores como garantía se están encareciendo. Al mismo tiempo, la presión sobre los activos de los bancos va en aumento. Las empresas, por ejemplo, han estado haciendo uso de líneas de crédito extendidas antes de la crisis, forzando a los bancos a prestar más justo cuando quieren reducir su riesgo.

Todas estas fisuras en los mercados de capital han vuelto a las instituciones financieras más dependientes de los bancos centrales de EE.UU., Europa y Gran Bretaña. Muchos bancos, por ejemplo, han estado empaquetando valores con hipotecas y préstamos a empresas con el exclusivo fin de usarlos como colateral para obtener financiamiento del Banco Central Europeo o la Reserva Federal. Algunos inversionistas se preguntan hasta cuándo deberían los bancos centrales apuntalar a las instituciones financieras.

Algunos bancos no han tenido inconvenientes para colocar nueva deuda. El Banco Santander SA vendió en julio 2.000 millones de euros de deuda a tasa fija, pero también incrementó los pagarés de corto plazo que puede vender en 10.000 millones de euros, a 25.000 millones de euros. De ser usados para financiar bonos de mayor plazo, eso incrementaría significativamente la frecuencia en la que el banco español debería refinanciar grandes cantidades de sus préstamos.

Un vocero de Santander manifestó que el banco se siente muy cómodo con su capacidad para cumplir sus obligaciones.

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