EE UU: Detienen a un centenar de personas durante protestas de Convención Demócrata

La Jornada
27/08/08

Al menos un centenar de personas fueron detenidas hoy aquí en dos protestas: una contra el sistema capitalista y la política belicista de Estados Unidos y otra más contra el aborto, al margen de la Convención Demócrata que se celebra desde el lunes en esta ciudad.

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Unos 300 manifestantes convergieron hacia el parque del Centro Cívico de Denver, en el centro de la ciudad, para protestar contra el capitalismo y la “política belicista” del gobierno republicano de Estados Unidos. Muchos fueron observados mientras portaban piedras y otros elementos que podrían haber sido empleados para amenazar la seguridad pública, comunicó la policía.

Los agentes de seguridad utilizaron gases lacrimógenos después de que los manifestantes repentinamente cruzaran una línea de seguridad tendida por la policía local. Los detenidos fueron acusados de obstruir las calles y desobediencia, dijeron las autoridades de Denver.

Los incidentes ocurrieron esta tardes. Los detenidos deben pagar una multa de 141 dólares y cumplir un arresto de cinco días bajo fianza si se reconocen culpables. Caso contrario deberán comparecer ante un juzgado, opción adoptada por algunos de ellos.

Otro número indeterminado de personas, entre ellas un cura, fueron detenidas durante incidentes registrados en una marcha contra el aborto, en la que los participantes llegaron inclusive a gritar a seguidores de la ex primera dama Hillary Clinton.

Estos fueron sólo dos de muchos escenarios que rodean la Convención Demócrata, que ha servido para que protesten todos los que tenga algo qué manifestar.

Dos chicas se acercaron al predicador evangelista para darse un largo y tierno beso, bajo los aplausos de partidarios irreductibles de Hillary Clinton, pacifistas, gays, anarquistas o ambientalistas que se concentraron este martes frente al Congreso de Colorado.

Para no responder a la provocación, el predicador cerró los ojos, mientras sus compañeros pedían a las chicas que no se atrevieran a dar un paso más. “A ustedes no las tocamos y no nos toquen a nosotros”, gritó uno, agarrado a una pancarta que rezaba “La homosexualidad es un pecado”.

Vigilados a distancia por numerosos policías armados y entrevistados por otros tantos periodistas, los diferentes manifestantes rodeaban a los predicadores y debatían con ellos, pacíficamente, a pesar del tono de la conversación.

“¿Cuándo fue la última vez que llamaste a tu madre?“, preguntó el jefe de los evangelistas a un partidario de Hillary Clinton que se había alejado de su grupo de cientos de personas concentradas a unos 100 metros. “Anoche”, replicó, sin dejarse perturbar.

“Pues tu madre debería tener vergüenza. Te deja tener sexo con chicas. No es una madre es una amiga”, le espetó el predicador, mientras otra persona gritaba “Y yo fumé mariguana”, mientras vestía una camiseta que destacaba las ventajas de dicha droga sobre el alcohol por “no originar violencia o cruda”.

Los predicadores perdieron el monopolio de la atención cuando se acercó un desfile encabezado por las mujeres pacifistas de la organización Código Rosa, que avanzaban al grito de “Hoy manifestamos pacíficamente. No estamos fuera haciendo compras”.

Detrás de una réplica verde de una estatua de la libertad, marchaba un grupo de ambientalistas bajo el lema “Estamos aquí para demostrar que tenemos un plan para el futuro”, al tiempo que llevaban pancartas pidiendo un “comercio justo” y “una energía y alimentos sustentables”.

Momentos después apareció un oso polar, especie amenazada por el calentamiento global (en realidad se trataba de un disfraz con dos personas adentro), y un grupo de cinco mujeres pidiendo “que se mantengan vivas las abejas”, bajo la mirada de sorpresa de un grupo de jóvenes que se habían acercado a la explanada del Congreso para ofrecer teléfonos celulares durante la convención.

El desfile lo cerró un grupo de personas que llevaba máscaras de George W. Bush, Dick Cheney, Condoleezza Rice y Donald Rumsfeld, todos vestidos de prisioneros y condenados por "guerra ilegal y crímenes de guerra".

El predicador trató de recuperar la atención. “Nosotros somos los pacifistas”, gritó, sin conseguir otra respuesta que una señal de victoria de una manifestante.

Tras pasar por delante de miembros de la secta china Falun Gong, el colorido desfile de unas 200 personas y casi otras tantas causas se dirigió por las calles de Denver hasta la zona de la convención, acercándose al perímetro de seguridad que prohíbe el acceso a los que no tienen pase.

Si pudieran entrar al Pepsi Center, los manifestantes habrían recibido un preservativo gratuito, distribuido amablemente a todos los delegados y los que trabajan en la convención con el argumento de que “puede salvar vidas”.

Eso sí, ningún predicador pudo llegar hasta allí para poner el grito en el cielo.

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