Israel-Líbano: Guerra de declaraciones

Mel Frykberg
IPS
13/08/09

Las provocaciones entre Israel y el libanés Partido de Dios (Hezbolá) despertaron temores de una nueva guerra entre el Estado judío y Líbano.

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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, advirtió el lunes al gobierno libanés que todo ataque contra un objetivo israelí, aunque sea perpetrado por grupos guerrilleros autónomos, será su responsabilidad.

Trípoli “no puede simplemente decir ‘fue Hezbolá’ y esconderse detrás de él”, sostuvo Netanyahu, según el periódico israelí Haaretz. “Hay un gobierno y es responsable”.

Guerrilleros libaneses tienen almacenados 40.000 cohetes cerca de la frontera con Israel y se entrenan en el lanzamiento de misiles que pueden llegar hasta Tel Aviv, informó el periódico Times de Londres el miércoles de la semana pasada.

Altos funcionarios y comandantes israelíes habrían asegurado al periódico británico que la frontera norte de Israel “puede explotar en cualquier momento”.

Hezbolá, un grupo político libanés que es además una milicia apoyada por Siria e Irán, está mucho más fuerte política y militarmente que en la guerra de 2006, según fuerzas de seguridad israelíes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el propio Partido de Dios.

Los comentarios de Netanyahu fueron propiciados por declaraciones de Hashem Safi a-Din, alto dirigente de Hezbolá, quien aseguró el domingo que un enfrentamiento bélico con Israel hará que la guerra de 2006 parezca un juego de niños.

A Hezbolá no le interesa otra guerra con Israel, señaló A-Din, pero aclaró que la organización permanece en alerta por si el Estado judío ataca.

La provocación siguió a las declaraciones del ministro de Defensa israelí Ehud Barak, quien dijo el miércoles pasado que Israel “no estaba dispuesto a aceptar que en el gobierno y el parlamento de un país vecino hubiera un grupo guerrillero con su propia política y 40.000 cohetes apuntando hacia su territorio”.

“Si le tocan un solo pelo a un representante o a un turista israelí, Hezbolá será responsable y tendrá que atenerse a las peores consecuencias”, advirtió, por su parte, el vicecanciller de Israel, Daniel Ayalon.

La inteligencia israelí sostiene desde hace un tiempo que Hezbolá, de inspiración islámica chiita, tiene células de combate inactivas en varios países, listas para perpetrar un ataque contra turistas o autoridades israelíes, en represalia por el atentado con bomba ocurrido en Damasco el año pasado, en el que murió el comandante Imad Mughniyeh.

Se sospecha que el servicio secreto israelí Mossad estuvo detrás del asesinato, pero Israel niega toda vinculación con el hecho.

Fuerzas de seguridad egipcias detuvieron la semana pasada a un grupo de personas sospechosas de planificar el asesinato del embajador israelí en Egipto. Además, autoridades de Azerbayán frustraron en 2008 un atentado contra la embajada del Estado judío en su territorio.

Hezbolá está tramando atentados en distintos países, no sólo en Egipto, aseguró el vicecanciller Ayalon a un radio local.

La tensión en el norte de Israel aumenta desde mediados de julio, cuando se registró una explosión en un depósito donde se presume que los guerrilleros tienen cohetes y misiles.

La situación se agravó cuando civiles libaneses desarmados cruzaron la frontera flameando banderas de Líbano en dirección a las Granjas de Shebaa, un pequeño territorio en disputa en las Alturas del Golán, ocupadas por Israel y que en 2000 la ONU determinó eran propiedad de Siria.

La representante de Israel ante el foro mundial, Gabriela Shalev, envió una misiva de protesta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Además, funcionarios israelíes se quejaron porque miembros de Hezbolá habrían demorado la llegada de la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (Unifil) al sitio del incidente a fin de esconder las pruebas.

La resolución 1701 del Consejo de Seguridad del foro mundial, que terminó con la guerra de 2006, obliga a Beirut a desarmar a Hezbolá.

Pero toda medida contra Hezbolá puede derivar en un gran conflicto interno, además de ser difícil de implementar tanto política como militarmente.

Antes, Hezbolá era considerada una organización guerrillera fuera del control de Beirut, pero ahora integra el gobierno elegido democráticamente.

El Partido de Dios ganó prestigió tras resistir al ataque militar de Israel en 2006.

También se le atribuye haber obligado a Israel en 2000 a retirarse de la “zona de seguridad” que Israel creó al sur del libanés río Litani con el argumento de protegerse de Hezbolá y de otros grupos guerrilleros.

Combatientes de Hezbolá se enfrentaron el año pasado en las calles de Beirut con las fuerzas regulares libanesas tras la decisión del gobierno de clausurar sus comunicaciones. Pero el gobierno se vio obligado a dar marcha atrás y restablecerlas.

La ONU reconoció que hay contrabando de armas desde Siria. Israel, por su parte, viola el espacio aéreo libanés y mantuvo una red de espionaje en Líbano durante años.

Sin embargo, es poco probable que Israel ataque Líbano, según Samir Awad, del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Birzeit, localidad vecina de esta ciudad palestina.

“Es una retórica para consumo interno, en especial para la derecha creciente. Israel sabe que Hezbolá tiene más fuerza y que le puede asestar un duro golpe y no está dispuesto a arriesgarse”, indicó Awad.

“Además, de volver a la mesa de negociaciones con los palestinos, el gobierno israelí pretende llevar una posición de fuerza y distraer a la comunidad internacional de ciertos asuntos delicados como la expansión de los asentamientos y la solución de dos estados” para terminar con el conflicto, sostuvo.

“Hay muchos bocones”, reconoció el profesor Moshe Maoz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“Pero tampoco es improbable una guerra entre Israel y Hezbolá. Dependerá de las acciones de su principal benefactor, Irán, que, a su vez, depende de lo que ocurra con Estados Unidos, que aspira a disminuir su influencia regional”.

“Además, si Washington logra un acuerdo con Siria, otro de los aliados de Hezbolá, sobre las Granjas de Shebaa y las Alturas del Golán, es posible que tenga consecuencias en las acciones” del Partido de Dios, añadió.

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