Temen una explosión social en Europa por el impacto de la crisis económica

Clarín
08/06/09

Lo afirman altas autoridades del bloque. El detonador es ahora el aumento del desempleo.


La crisis económica podría tener consecuencias socialmente explosivas en Europa si el empleo sigue aumentando. Ésa es la opinión de Jean-Claude Juncker, uno de los altos funcionarios del continente que coordina desde hace años las políticas económicas del bloque.

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La misma idea fue expresada recientemente por el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, quien sostuvo que "hay un grave riesgo de crisis social". Durante una reciente entrevista con el diario español El País, Zoellick explicó: "Lo que empezó como una gran crisis financiera y se convirtió en una gran crisis económica, ahora está derivando en una gran crisis del desempleo. Si no tomamos medidas, hay riesgo de que llegue a ser una grave crisis humana y social, con implicaciones políticas muy importantes".

Ambos pronósticos se apoyan en el hecho de que Europa se encamina hacia niveles de desempleo inéditos desde el final de la Segunda Guerra Mundial y a que la salida a la crisis global se ve incierta. Algunos, como Juncker y Zoellick, empiezan a dar la señal de alarma. A finales de 2010 la Unión Europea podría sumar 26,5 millones de desempleados, que no contribuirán a los sistemas fiscales y que deberán recibir compensaciones por desempleo.

Si esas previsiones catastróficas se cumplen, hay 8,5 millones de europeos que todavía trabajan y que perderán su empleo, acabando con la creación de puestos de trabajo que se produjo entre 2006 y 2008 y que sumó 6 millones de personas al mercado laboral, un tercio en España, que es el país que ahora más desempleo produce. Además, por el efecto retardado que tiene la crisis sobre el empleo, según la Comisión Europea, el paro debería crecer más a fin de año.

Los malos pronósticos se conocen cuando los 27 Estados miembros del bloque elegirán representantes para la Eurocámara entre el 4 y 7 de junio, en unos comicios que serán una suerte de elecciones internas o referendos para todos sus gobiernos. Así, por ejemplo, los sondeos favorecen al oficialismo en Francia e Italia, pero lo perjudican en España y en Gran Bretaña, que atraviesa una de las peores crisis políticas en décadas por un escándalo de corrupción legislativa.

Tras empezar por el sector de la construcción inmobiliaria, el paro europeo irrumpe ya con fuerza en los sectores industrial y de servicios. El comisario europeo de Asuntos Económicos, el español Joaquín Almunia, veía a principios de mayo señales positivas de Estados Unidos y de China, pero los "brotes verdes" en Europa no serían más que una ralentización de la caída. Juncker, primer ministro luxemburgués y jefe del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía de la zona euro, considera que Europa está en el corazón de la crisis económica y financiera y vamos "hacia una crisis social de potencial explosivo".

El diálogo entre sindicatos y empresarios, apoyado por el Gobierno, evita por ahora huelgas en España, pero Francia ha sufrido tres desde principios de año y se ha puesto de moda secuestrar a los patrones de grandes empresas para forzarles a negociar y que se comprometan a no despedir. La crisis también está haciendo que suban las expectativas de la extrema derecha en algunos países, como Holanda, Austria, Bélgica y el Reino Unido, con su discurso simplista y que, en muchos casos, culpa a los inmigrantes del desempleo de los nativos.

Los casi dos millones de polacos que emigraron al Reino Unido y que han perdido en muchos casos su empleo, empiezan a volver a su país, que tampoco está especialmente boyante, pero donde todavía tienen redes familiares de apoyo.

Para evitar los peores escenarios, el líder de los socialistas europeos, el danés Poul Nyrup Rasmussen, pedía a principios de mes en Bruselas un plan de reactivación económica del continente similar al estadounidense y cargaba las tintas contra el centro-derecha actualmente mayoritario en Europa: "Con 26,5 millones de parados bajo el brazo, los conservadores que presiden Europa difícilmente podrán pretender que han hecho ya suficiente", decía Rasmussen. La Unión Europea, según los datos difundidos el viernes, sufrió una contracción económica del 2,5% en el primer trimestre del año. Juncker estima que la UE debe concentrarse en políticas que hagan aumentar el empleo de forma sostenible, como la formación a lo largo de toda la vida laboral y semanas laborales más cortas. Al tiempo, pide a los empresarios que hagan todo lo posible para evitar despidos masivos y que cumplan un papel de "responsabilidad social" porque "millones de europeos se ven empujados por la crisis hacia la desesperanza".

Esa desesperanza se ve a las claras en las colas mañaneras ante las oficinas de empleo y en la apertura, en lugares que no los habían visto desde hace decenios, de comedores sociales para alimentar ya no sólo a indigentes sino también a clases populares que no llegan a fin de mes.

Juncker sostiene que "muchos políticos subestiman el fenómeno". Teme que dispare los déficits públicos, ya afectados por la caída de los ingresos fiscales, los multimillonarios planes de reactivación y los rescates bancarios.

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