Los inversores tendrán que adorar al dólar durante un poco más de tiempo
IAR Noticias
09/06/09
Puede que los inversores veneren el dinero, pero su amor por el dólar es más bien voluble. Está claro que durante décadas ha sido la moneda de reserva preferida gracias al tamaño y competitividad de la economía norteamericana.
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Sin embargo, hace un par de años, se puso en duda su dominio cuando las supermodelos se negaron a levantarse de la cama por otra cosa que no fueran euros. Después llegó la crisis crediticia y los inversores huyeron de nuevo hacia los dólares. Ahora, una vez más, el dólar está sufriendo de nuevo el rechazo.
A corto plazo, parece que la moneda norteamericana se está vendiendo como un activo seguro. De hecho, Barclays Capital demuestra este punto analizando la prima de riesgo que los inversores han demandado para mantener activos en dólares desde principios de 1999.
Si se analiza el dólar frente al euro, esta prima, o exceso de rentabilidad, se define como el diferencial del tipo de interés entre Estados Unidos y la zona euro, siempre que los inversores no diferencien entre dólares y euros. Los resultados muestran que en tiempos de crisis se necesita una prima más baja para tener dólares mientras que en periodos de más calma, por ejemplo en torno a 2006, los inversores demandan un exceso de rentabilidad de hasta 100 puntos básicos.
Esto sugiere un dólar más débil cuando amaine la crisis económica. De hecho, a medida que ha ido aumentando el optimismo desde que los mercados financieros se hundieran en marzo, lo mismo ha ocurrido con la caída del dólar ponderado en un 11 por ciento. Por supuesto, las cosas podrían ir a peor de nuevo. Eso respaldaría al dólar, aunque su cotización podría resultar agitada dependiendo de las acciones de la Fed, sobre todo en relación a la impresión del billete verde.
Sin embargo, a más largo plazo, será una combinación de la política fiscal y monetaria norteamericana lo que determine el destino del dólar. Normalmente, un dólar fuerte ha coincidido con unas finanzas gubernamentales relativamente más sólidas frente a las economías de la eurozona o una política monetaria relativamente más ajustada, o ambas cosas. Pero, ahí está el problema.
Estados Unidos tendrá tipos bajos y una terrible posición fiscal durante años. Pero lo mismo ocurrirá en todas partes. Los inversores tendrán que seguir adorando al dólar durante un poco más de tiempo.
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