La conducta humana en mundos virtuales arrastra una conocida lacra del mundo real
Scitech
Traducción al español porElectrónica Fácil
23/10/08
Muchas personas en países como Estados Unidos gastan cada vez más tiempo deambulando, bajo la forma de avatares, por mundos virtuales. Estos avatares, o representaciones gráficas imaginarias de ellos, cambian de apariencia según los deseos de los usuarios, de modo que las mejores cualidades físicas están al alcance de todos. Pero, por desgracia, su conducta en esta vida alternativa parece adolecer de los mismos prejuicios que en la vida real, según se ha comprobado en un estudio de la Universidad del Noroeste.
(NC&T) Los investigadores descubrieron que los avatares en estos elaborados mundos fantásticos responden a señales sociales para ayudarse unos a otros como en el mundo real, y que eso, por desgracia, también incluye la existencia de prejuicios raciales.
Los autores del estudio son Paul W. Eastwick y Wendi L. Gardner.
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En los dos experimentos clásicos de la psicología social utilizados para el estudio, un avatar intentó influenciar a otro para satisfacer una solicitud.
Uno de esos experimentos, conocido como el de la puerta cerrada en las narices (DITF por sus siglas en inglés) funciona de la forma siguiente: El experimentador (en este caso un avatar) primero hace una solicitud excesivamente grande que está condenada a ser rechazada, seguida por una solicitud más moderada.
Como los investigadores esperaban, los avatares de los jugadores, de forma similar a las personas que participaron en el mismo experimento en el mundo real, fueron más propensos a satisfacer la solicitud moderada cuando ésta estuvo precedida por la solicitud grande, que cuando se presentó sólo la solicitud moderada. Éstos exhibieron la tendencia psicológica de corresponder a la "concesión" del solicitante al rebajar sustancialmente su petición, con la aceptación de su petición moderada.
En uno de los descubrimientos más notables, el efecto de la técnica DIFT se redujo significativamente cuando al avatar solicitante tenía un color oscuro. Los avatares blancos manejados por los experimentadores en el experimento DITF obtuvieron un incremento de cerca del 20 por ciento en el cumplimiento de la solicitud moderada. En cambio, el incremento conseguido por los avatares de color oscuro fue sólo del 8 por ciento.
El descubrimiento concuerda con estudios en el mundo real que muestran que bastantes personas se sienten menos confortables con las minorías y son menos propensas a ayudarlas.
Incluso en esos mundos extraterrenales del ciberespacio, los usuarios, quienes desconocían que estaban participando en un estudio psicológico, sucumbieron ante los efectos del todo terrenales de la influencia social.
"Uno podría pensar que cuando se está vagando por esa tierra fantástica, operando fuera de las leyes normales de tiempo, espacio y gravedad, y conociendo a todo tipo de personajes extraños, la persona podría comportarse de manera diferente", explica Eastwick. "Pero las personas exhibieron el mismo tipo de comportamiento, y el mismo tipo de prejuicio racial, que muestran en el mundo real el resto del tiempo".
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