“Ya no soy el monstruo que era entonces”
Cristopher Holmbäck
Rebelión
Traducción de Ástor Díaz
31/7/08
Fue una decisión espontánea. Un intento de fuga apremiante. Cuando Jeff Englehart se alistó en el Ejército de los EE UU en el verano de 2001, hasta sus amigos más cercanos se quedaron atónitos. Al fin y al cabo, Jeff siempre fue un punk, la autoridad era su enemigo. Pero Jeff sentía que tenía pocas oportunidades en su pequeña ciudad, donde sólo conseguía trabajos precarios. Quería conocer mundo, quería ayudas para la Universidad. Nada nuevo: muchos se alistan para huir del aburrimiento, de la pobreza y de la falta de objetivos. Pero el antiautoritarismo de Jeff podría hacerle un soldado muy diferente, un rebelde dentro de las filas.
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Jeff fue uno de los primeros miembros de la organización Veteranos de la Guerra de Iraq. Se fundó en 2004 y hoy reúne a unos 1.200 miembros. Esta primavera organizaron una convocatoria llamada Winter Soldier (“Soldado de Invierno”), en la que decenas de soldados pormenorizaron cómo habían presenciado o participado en matanzas y abusos contra la población civil. Al igual que en el blog de Jeff, describieron una guerra sin un objetivo claro donde los soldados viven con el miedo constante de ser atacados por un enemigo que raramente llegan a ver. En cambio, las represalias a menudo golpeaban a la población civil. El ex marine Jon Turner comenzó su testimonio arrancando las medallas de su guerrera y arrojándolas al suelo, señalando el giro que experimentó desde que, dos semanas antes de ser destinado en Iraq, se tatuara en árabe “que te jodan” en su mano preferida para golpear.
“El 18 de abril de 2006 conseguí mi primer muerto certificado”, dice Turner. “El hombre era inocente. No sé su nombre, le llamo el Gordo. Él estaba regresando a su casa y yo le disparé enfrente de su padre y amigos. La primera ráfaga no le mató a pesar de acertarle en el cuello ; comenzó a chillar y me miró directamente a los ojos. Entonces miré al compañero que estaba apostado conmigo y le dije ‘no puedo dejar esto así’. Volví a disparar y acabé con él. Su familia se lo llevó, tuvieron que retirar su cuerpo entre siete personas. Nuestro comandante nos felicitó personalmente por nuestros primeros muertos en combate. Éste es el mismo individuo que declaró que el soldado que matara a su primer hombre con arma blanca recibiría un pase por cuatro días libres”.
Ésta fue una de las varias veces en las que Turner se vio implicado en el asesinato de civiles. Su grupo de combate a veces iba acompañado de un periodista ‘empotrado’, pero siempre que se daba esta circunstancia “nuestras acciones cambiaban drásticamente”, dice Turner. “Entonces nos mostrábamos correctos y escrupulosos, realizando nuestras tareas de acuerdo al manual”.
Muchos veteranos dicen tener problemas de culpa. Durante los actos del Winter Soldier, muchos pidieron perdón al pueblo iraquí. “Sólo quiero decir que siento el odio y la destrucción que he ocasionado a gente inocente”, dijo Turner. “En un momento dado todo iba bien, pero la realidad me ha mostrado que hasta que la gente no sepa qué está pasando en esta guerra, todo irá mal y seguirán muriendo personas. Me arrepiento de las cosas que hice. Ya no soy el monstruo que era entonces”.
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