Académicos israelíes protestan por el veto impuesto por el ejército israelí a los estudiantes palestinos

Donald MacIntyre
The Independent
Traducido para Rebelión por LB
31/07/08

Las universidades israelíes se están preparando para un serio enfrentamiento con los militares del país tras denunciar que los extremadamente restrictivos criterios impuestos para la admisión de estudiantes palestinos socavan su libertad académica.

Los decanos de las seis universidades más prestigiosas del país han enviado una carta al ministro de Defensa Ehud Barak protestando contra el límite establecido para aceptar en Israel a un tope anual de 70 estudiantes palestinos y contra la norma vigente que les exige justificar ante los militares la excelencia académica de los candidatos palestinos como requisito para su admisión.

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Un prominente profesor de la Universidad Hebrea ha advertido de que el reglamento —que incluye la prohibición a los estudiantes palestinos de cursar estudios "que podrían utilizarse contra el Estado de Israel"— prestará oxígeno a la campaña iniciada en Gran Bretaña y en otros lugares a favor del boicot contra las instituciones académicas israelíes. "Desde su creación, el Estado de Israel ha mantenido cuidadosamente una tradición de libertad académica... Esperamos que el ejército mantenga esta tradición y limite su actuación a cuestiones propias del ámbito de su autoridad, es decir, exclusivamente a evaluaciones de seguridad", decía la carta, firmada por los rectores y decanos de las universidades de Tel Aviv, Hebrea, Ben-Gurion y Haifa, junto con el Instituto Weizmann y el Technion. Al mismo tiempo, cinco destacados profesores han solicitado unirse a una petición del Tribunal Supremo contra las restricciones. En una declaración jurada denunciando la idea de una cuota fija discriminatoria para los estudiantes palestinos, uno de ellos, el profesor Tzvi Mazeh, de la Universidad de Tel Aviv, declaró: "El pueblo judío sufrió durante muchos años restricciones a la libertad académica impuestas a los judíos europeos bajo la forma del infame ‘numerus clausus’".

El origen de la petición se halla en un caso del Tribunal Supremo presentado hace casi dos años por la organización israelí pro derechos humanos Gisha en nombre de Sawsan Salameh, una estudiante cisjordana que había obtenido plaza para realizar un doctorado en química en la Universidad Hebrea de Jerusalén, pero a la que los militares impidieron entrar en la ciudad en aplicación de la prohibición indiscriminada imperante en la época que impedía acceso a los estudiantes palestinos a las universidades israelíes.

Como resultado del caso —reportado en su momento por The Independent— a la señora Salameh se le permitió continuar con su doctorado y la Corte Suprema pidió el Ministerio de Defensa que derogara la prohibición. El Ministerio de Defensa sustituyó las restricciones, y el tribunal pidió entonces que se modificaran. En lugar de ello, dijo ayer Gisha, el Ministerio "en realidad las hizo aún más severas".

Desde entonces se ha negado la entrada al menos a otros dos estudiantes de Cisjordania. Gisha dijo que no sabía de ninguno al que le hubiera sido autorizada.

Además de recitar los habituales argumentos de seguridad para justificar el rechazo, los militares israelíes dicen que a los estudiantes palestinos sólo se les permite acceder a plazas en cursos de PhD y MA si "no hay ninguna alternativa práctica para el área de estudio solicitada que no sea Israel" y si realizan su solicitud de admisión al menos con cinco meses de antelación. Los solicitantes de permisos de entrada tendrán que proporcionar a los militares un informe elaborado por la universidad en el cual ésta explique los motivos de su admisión.

El profesor Ehud De Shalit, jefe del Instituto de Matemáticas de la Universidad Hebrea, escribe en su declaración jurada que: "El Estado puede, naturalmente, impedir la entrada a una persona, palestina o de otra nacionalidad, que suponga una amenaza. Pero eso no da el Estado derecho a interferir en los criterios que la universidad aplica para aceptar a sus estudiantes. Tan pronto como la candidatura de un estudiante ha sido aceptada, éste debe ser tratado, en términos de consideraciones académicas, igual que cualquier otro estudiante, ya venga de China, Francia o de Cisjordania ".

El profesor Moshe Ron, del Departamento de Literatura de la universidad, afirmó que en caso de no modificarse los criterios [para la exclusión de estudiantes palestinos en las universidades israelíes], "se estarán prestando argumentos a aquellos que buscan imponer un boicot académico contra Israel".

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