La esperanza de un repunte global impulsa al Dow Jones y el oro, pero derriba al dólar

Tom Lauricella
The Wall Street Journal / IAR Noticias
07/10/09

Una sorpresiva alza en las tasas de interés de Australia restauró la confianza de que la economía global se encamina a una recuperación e impulsó repuntes en las bolsas de todo el mundo así como en el precio de materias primas como el oro, que batió una nueva marca.

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La decisión del banco central australiano, en todo caso, también pone de manifiesto la disparidad entre las economías ligadas a la exportación de materias primas, que en general gozan de buena salud, y las condiciones todavía débiles que imperan en Estados Unidos, Europa y Japón.

La tendencia se vio reflejada en la brusca caída del dólar, que a su vez propulsó los precios de los commodities. En momentos en que las tasas de interés de EE.UU. están casi en cero y sin visos de cambio en un futuro cercano, lo que apunta a una expansión anémica, el dólar y las inversiones estadounidenses pierden atractivo a medida que el crecimiento cobra impulso en otras economías.

Los inversionistas, sin embargo, se han visto sorprendidos por la resistencia de los principales indicadores bursátiles estadounidenses, que registraron una segunda jornada consecutiva de grandes ganancias que revirtieron los declives de la semana pasada.

El Promedio Industrial Dow Jones cerró la sesión de martes con un alza de 131,50 puntos, un 1,4%, a 9.731,25 puntos. En los últimos dos días, el Dow acumula un avance de 243,58 unidades tras perder 177,52 puntosla semana pasada. Los repuntes fueron incluso más pronunciados en Europa. El FTSE 100, de la Bolsa de Londres, ganó 2,3% y el DAX, de la Bolsa de Francfort, aumentó 2,7%.

Las turbulencias del martes en los mercados de acciones, monedas y materias primas han sido características en las últimas semanas, un período en el que los inversionistas han pasado del optimismo ante la recuperación de la economía mundial al temor de que se produzca una recaída.

La chispa que encendió el alza de los mercados provino del otro lado del globo, después que el Banco de la Reserva de Australia aumentara su tasa de referencia un cuarto de punto para dejarla en 3,25%. Se trata del primer ajuste de la política monetaria de una economía importante desde que el colapso del sistema financiero a finales del año pasado diera paso a una baja de tasas a nivel global.

A diferencia de lo ocurrido en EE.UU. y la mayor parte de Europa, Australia nunca cayó en recesión gracias a un sector bancario saludable y una alta demanda por sus materias primas, en especial desde China. Por lo tanto, se esperaba que fuera uno de los los primeros países en empezar a subir las tasas, pero el aumento tuvo lugar antes de lo previsto.

Más allá de las particularidades del caso australiano, el alza de tasas fue interpretada como un voto de confianza por la recuperación global. "La gente ve el aumento de la tasa australiana como una manera de decirle al mundo que estamos saliendo de esta", manifestó Ted Oberhaus, director de corretaje de Lord Abbett & Co.

Un efecto secundario del aumento de tasas en Australia fue la caída del dólar, que cedió 0,82% contra el yen japonés y 0,45% contra el euro, a medida que los corredores de divisas reaccionaban a la posibilidad de una diferencia mayor entre las bajas tasas estadounidenses y las de las economías más robustas. "Va a haber una división real entre los bancos centrales que sienten que sus economías y mercados de activos son lo suficientemente fuertes para absorber un aumento de tasas y los que no", dijo Steven Englander, estratega de divisas de Barclays Capital. Se estima que otras economías ligadas a los commodities que pronto podrían subir sus tasas son Canadá y Noruega.

A largo plazo, el declive del dólar suele ser negativo para los mercados estadounidenses al disminuir su atractivo para los inversionistas extranjeros y generar presiones inflacionarias. Por el momento, no obstante, el declive de la divisa ha tenido un efecto positivo en las acciones estadounidenses. Ello se debe, en parte, a que infla las ganancias internacionales de las multinacionales estadounidenses.

El descenso del dólar es parte del mismo fenómeno que está impulsado las bolsas. A medida que los inversionistas recuperan la confianza en la recuperación global, retiran dinero de inversiones consideradas ultraseguras, como los bonos del Tesoro estadounidense en busca de activos más rentables.

La caída del dólar también ayudó a impulsar la cotización del oro. El metal dorado negociado en el Comex para entrega en octubre subió US$21,90 por onza troy, un incremento de 2,2%, a un récord de US$1.038,60. Los precios del petróleo subieron US$0,47 en Nueva York para cerrar en US$70,88 el barril.

Estos factores se combinaron para impulsar el mercado bursátil. La semana pasada llegó a parecer que las acciones se estaban quedando sin fuerzas después de que el Dow trepara más de 50% respecto a su mínimo. Pero los corredores dicen que los inversionistas ven las caídas del mercado como una oportunidad de compra. "A medida que el mercado sigue subiendo, la gente no quiere perderse el alza", dice Todd Sandoz, codirector de renta variable para las Américas de Credit Suisse. "Es un mercado bastante resistente".

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